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Ejercicios Ajaña Yoga


Enviado por   •  17 de Mayo de 2015  •  5.010 Palabras (21 Páginas)  •  186 Visitas

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EJERCICIO nº 1.

La Luz de los mundos,

esa es mi luz.

El Ser que construye y destruye los universos,

ese es mi ser.

Ese Ser y esa Luz cuidan de mí,

porque no hay “mí”.

Mi conciencia no es conciencia del mundo,

es Conciencia no-dual.

Nadie ha venido a este universo,

desde fuera de él.

La Conciencia que es el centro de mi mente,

es un Vacío sin forma.

El Vacío del centro de mi conciencia,

no cabe en la noción de “conciencia”.

El Ser y la Luz de mi conciencia

es un centro oscuro.

La fuente de mi conciencia

es una ausencia.

Lo que para mi mente es una ausencia,

no es la negra nada.

El Centro Oscuro del seno de mi luz,

es Luz cegadora.

Mi ser no es la mente que acusa esa luz tenebrosa,

mi ser es esa tiniebla.

Esa Presencia Absoluta, que es una ausencia,

ese es mi ser.

EJERCICIO nº 2.

En el centro de mi conciencia,

hay una presencia sin forma.

Esa oscuridad es mi ser.

Desde esa realidad vacía,

el cosmos es porque yo soy.

Esa es la fuente de los mundos.

Mi cuerpo y mente son el mundo,

no más míos que las estrellas.

Mi núcleo es sin tiempo ni espacio,

de él fluyen anchuras sin fin.

Un lugar de quietud y paz.

Quienes se acercan a ese abismo,

desaparecen para siempre.

Quien muere, conoce su ser.

EJERCICIO nº 3.

La abertura oscura en mi centro,

genera certeza desde el vacío.

Ese es mi ser.

Se le ha dado muchos nombres

a lo largo de los tiempos.

Ninguno le alcanza.

Mientras me aferre a la idea

de que sólo lo que tiene forma,

nombre e individualidad existe,

lo Supremo parecerá no existir.

Cuando comprenda el vacío

de todo nombre, forma e individualidad,

reconoceré lo Supremo,

como Ser y Conciencia absoluta.

Lo Supremo no es el fondo de ningún ser,

ni es el estado de otra cosa,

porque frente a Él no hay nada.

No deja rastro,

no hay nada por lo cual conocerle,

nada da pistas de lo que es “nada”.

No se le puede buscar,

no hay como encontrarle.

Su ser nos encuentra a nosotros.

Abandona toda búsqueda de señales,

abandona nombres, formas,

y criterios de realidad

y lo verás directamente.

Verlo es serlo.

Serlo es despertar de la ilusión

de ser fuera de Él.

Se le conoce

cuando se conoce,

sea lo que sea lo conocido.

EJERCICIO nº 4.

Desde el ojo del testigo,

el centro oscuro del alma,

los mundos son incausados.

Son sólo Ser y Conciencia.

Todo es luz y sólo luz.

No hay, fuera de la luz,

más que imágenes de luz.

¡Bellos juegos de colores!

No te impliques en las cosas,

deja llegar lo que venga,

deja ir lo que se vaya.

Nada es sino la luz.

Hay dos formas de actuar:

persiguiendo puros sueños,

que es actuar desde fuera,

o desde el centro del Ser.

Actuar desde el origen,

desde la fuente de todo,

es actuar desde dentro,

desde el seno del amor.

Donde todo es no-dos,

no hay actuar desde fuera.

Esa es la acción de la luz.

Desde la luz a la luz.

EJERCICIO nº 5.

Tus deseos y temores

construyen lo que es tu mundo.

Te aprisionas en tu obra,

y peleas por tu cárcel.

Lo que la mente construye,

la mente puede cambiar,

si actúas desde la luz,

que en tu intimidad reside.

Piensa siempre quién actúa,

si actúas tú, depredas,

aunque quieras evitarlo.

Si en ti actúa Eso,

un abismo silencioso,

¡nueva vida para todo!

EJERCICIO nº 6.

Los deseos y temores,

son el centro de mi mismo,

y son mi dura prisión.

Lo que haga desde ahí,

sólo agrava los problemas;

deforma en provecho propio.

Para salir de esa cárcel,

no basta la rectitud,

ni la buena voluntad;

sólo el conocer basta.

Sólo la indagación cuenta,

la que no parte del ego;

la que se hace sin palabras,

ni interpreta o representa;

la que busca la verdad,

y está dispuesta a morir

para poderla encontrar.

La que se atreve a entrar,

en la región del silencio,

que no puede concebir,

y en lo que es impredecible,

lo único que es real.

Camina por ese mar,

y desde ahí, actúa.

EJERCICIO nº 7.

Cualquier cosa que esperes, no es “lo real”.

Lo que esperas se apoya en la memoria,

y la memoria en lo que deseas y temes.

Sólo lo inimaginable e impredecible es “real”.

Ese es el terreno que hay que andar.

Todo lo que ansían tus expectativas, no es “lo que es”.

“Lo que es” no cabe en tus pobres expectativas.

Das por real lo que te dictan sus deseos y temores.

Todas las expectativas defraudan, ofrecen nada,

sólo nuestra pobre idea de lo real.

Silencia tus expectativas, no las persigas.

Espera sólo lo que surge del vacío más absoluto,

lo inconcebible, lo que no imaginan tus proyectos.

“Lo que es” desborda los propósitos humanos.

Desplaza tu atención,

de tu persona y expectativas,

a tu centro, una presencia absoluta y vacía.

En ese centro gustarás la sólida expectativa:

Nada que esperar.

Nada que venir.

Sólo despertar

a la presencia en ti,

idéntica a ti.

Despierta a tu ser

inconcebible.

EJERCICIO nº 8.

Ninguna experiencia concreta,

por extraordinaria que sea.

Eso es la liberación.

...

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