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El Alcoholismo


Enviado por   •  25 de Abril de 2015  •  6.327 Palabras (26 Páginas)  •  193 Visitas

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14. ALCOHOL Y SALUD PUBLICA

Miguel A. Martínez-González

Asistimos a una peligrosa aceptación del consumo de alcohol en cantidades excesivas como un hábito muy tolerado socialmente, mientras que se mantiene un gran rechazo social frente a otro tipo de drogas clasificadas como “ilegales”. Este hecho ha contribuido a que se dé un aumento de los niveles de consumo en los sectores más jóvenes de la población. Los jóvenes, quizá por motivos de limitaciones económicas, han adoptado nuevos patrones de consumo (bebidas de menor calidad y coste consumidas en grandes cantidades en un corto periodo de tiempo, generalmente el fin de semana).

Un imperativo de salud pública es hacer que se tomen medidas efectivas para intentar reducir el consumo de alcohol al mínimo nivel posible (según el lema de la OMS “respecto al alcohol, cuanto menos, mejor”).

Hasta un 10% de todas las muertes comprendidas entre los 16 y los 74 años y un 20% de todos los ingresos hospitalarios agudos pueden relacionarse con el alcohol. También se estima que el consumo de alcohol se halla implicado en uno de cada tres accidentes (tráfico, domésticos, laborales). Los estilos de vida desfavorables suelen estar asociados y se observa un mayor consumo de tabaco u otras drogas entre las personas que abusan del alcohol.

14.1. DEFINICIÓN DE ALCOHOLISMO

La OMS en 1976 acuñó el término de síndrome de dependencia alcohólica que corresponde a “un estado psíquico y habitualmente también físico resultado del consumo de alcohol, caracterizado por una conducta y otras respuestas que siempre incluyen compulsión para ingerir alcohol de manera continuada o periódica, con objeto de experimentar efectos psíquicos o para evitar las molestias producidas por su ausencia”.

Los criterios DSM-IV son los mejor definidos para el diagnóstico de dependencia alcohólica, estableciendo que esta dependencia existe cuando repetidamente se presentan dificultades relacionadas con el alcohol en al menos 3 de 7 áreas de funcionamiento. Estas incluyen cualquier combinación de

• tolerancia

• síndrome de abstinencia

• consumir cantidades de alcohol superiores o por más largo tiempo que lo que se pretendía

• incapacidad para controlar su uso • el tema del alcohol ocupa mucho tiempo

• abandonar actividades importantes por culpa del alcohol

• continuar el consumo a pesar de que existan ya consecuencias físicas o psíquicas manifiestas.

No todas las personas que beben tienen necesariamente que depender de la bebida. La dependencia es el estado extremo de un continuo espectro de problemas relacionados con el consumo de alcohol. Por ello se define el abuso de alcohol como la repetición de problemas asociados al alcohol en una de las siguientes cuatro áreas vitales:

• Incapacidad para cumplir las obligaciones principales.

• Consumo en situaciones peligrosas como la conducción de vehículos.

• Problemas legales.

• Consumo a pesar de dificultades sociales o interpersonales asociadas (1).

Puede observarse que los dos conceptos hasta ahora expuestos descansan en la existencia de un conjunto de dificultades asociadas al consumo de alcohol y no tanto en la cantidad o frecuencia con la que se realiza el consumo. Con ello se deja entrever que establecer un umbral de ingesta como criterio para el diagnóstico de estos problemas es algo arbitrario, que carece de mucho valor, si se tiene en cuenta que sus efectos varían enormemente dependiendo de las características personales de cada individuo (sexo, edad, peso, etc.), así como del tipo de bebida ingerida.

14.2. BEBIDAS ALCOHÓLICAS Y FARMACOLOGÍA DEL ETANOL

Se calculan los gramos de alcohol puro de una bebida del siguiente modo:

Se multiplica la cantidad de bebida ingerida por el porcentaje de su volumen que corresponde a alcohol puro (su graduación). Por ejemplo, en un vino de 12 grados, el 12% de su volumen corresponde a etanol puro. Si se han ingerido 125 cc de vino de esta graduación, la ingesta de alcohol puro será de 15 cc (125x0,12).

Se multiplica después el volumen ingerido de alcohol puro por su densidad (0,79) para obtener la ingesta en g de alcohol. En el ejemplo anterior, se habrían ingerido 11,85 g de alcohol (15x0,79).

El contenido más habitual de una bebida, ya sea cerveza, vino o licores, suele ser de unos 10-12 g de alcohol puro, ya que cada vaso de cerveza suele contener unos 250 cc (5 grados), cada vaso de vino suele ser de 125 cc (10 grados); y los destilados (40 grados), ya sea solas o en combinados suelen contener unos 30-40 cc.

Tomar una o dos copas eleva la alcoholemia a niveles entre 20 y 30 mg/dl. La muerte puede ocurrir a niveles de 300-400 mg/dl de alcoholemia (1). A efectos legales se define intoxicación alcohólica como una alcoholemia de 80 a 100 mg/dL, si bien se ha comprobado que los cambios de comportamiento psicomotores y cognitivos aparecen ya con concentraciones tan bajas como 20-30 mg/dL. Por este motivo, se bajó en nuestro país a 50 mg/dL el límite de la alcoholemia para los conductores. Existe un claro consenso en considerar que consumos de 100 g/día son perjudiciales para la salud e incluso ya a partir de la ingesta diaria y continuada de 40 g/día pueden aparecer alteraciones patológicas importantes. Epidemiológicamente, se clasifica como “consumo moderado“ la ingesta de <20 g/día en la mujer y <30 g/día en el varón.

La mayor parte de la absorción del alcohol se realiza en el intestino delgado. Aumenta la absorción con el vaciamiento gástrico rápido, la ausencia de proteínas, grasas o carbohidratos, la dilución de un bajo porcentaje de etanol (se da la máxima absorción para concentraciones de 20% por volumen) y la carbonatación (p.ej. champán). Su excreción se lleva a cabo por los pulmones, orina y sudor, pero la mayor parte se metaboliza a acetaldehido en el hígado. Niveles bajos de acetaldehido causan estimulación y refuerzo del comportamiento. Pero cantidades elevadas acumuladas en hígado, cerebro u otros órganos pueden causar lesiones de dichos órganos.

Cada g de etanol proporciona 7,1 Kcal, carentes de valor nutritivo al no aportar proteínas, grasas, hidratos de carbono ni micronutrientes. Al contrario, el uso de alcohol interfiere en la correcta absorción de determinadas sustancias en el intestino o su acumulacíon en el hígado. En los alcohólicos suelen estar bajos los niveles de folato, ácido nicotínico, tiamina (B1), piridoxina (B6), potasio, magnesio, calcio, zinc y fosfato. También existe en ellos cierta tendencia a presentar intolerancia hidrocarbonada (cetoacidosis alcohólica) (1).

Tras una o dos semanas de consumo, el hígado

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