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El Ciego Que Subió Las Siete Colinas


Enviado por   •  18 de Julio de 2013  •  1.019 Palabras (5 Páginas)  •  265 Visitas

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Erik Weihenmayer: El ciego que subió las siete colinas

El 30 de Abril de 1985, Richard Bass llegaba a la cumbre del Everest, convirtiéndose no sólo en la persona de mayor edad en haber llegado a la cima del Everest, a sus 55 años, sino también en la primera persona en escalar las siete cumbres, los siete picos más altos de los siete continentes. 17 años y medio más tarde, Erik Weihenmayer emulaba a Richard coronando las siete cumbres, después de alcanzar la cima del monte Kosciusko, en Australia. Tan solo con una sutil diferencia. Erik era ciego desde la edad de 13 años.

Erik Weihenmayer nació el 23 de septiembre de 1968 en Princeton, New Jersey. Cuando aún era solo un niño se le detectó retinosquisis congénita. La retinosquisis es una enfermedad que afecta con cierta frecuencia a la visión de las personas de avanzada edad, pero su versión congénita es mucho más rara y problemática. En el caso de Erik evolucionó como un glaucoma que a la edad de tan sólo 13 años le había dejado legalmente ciego.

A pesar de lo que figura en muchas notas de prensa, artículos y noticias respecto a Erik, el glaucoma no le dejó completamente ciego, pero sí alcanzó un nivel de ceguera suficiente como para que fuese declarado incapacitado, con la necesidad de llevar unas gruesas gafas con las que sólo podía alcanzar a leer con dificultad textos al alcance de su mano. De hecho, que el glaucoma le causó estragos, se hizo inseparable de su perro guía.

Desde pequeño, Ed, el padre de Erik, le propuso desafiar la flexible línea que marcaba los límites establecidos entre lo que las personas ciegas podían hacer y lo que no. Erik se negaba a limitarse a lo que cualquier persona ciega en sus mismas circunstancias hubiera hecho, y comenzó a practicar todo tipo de deportes en asociaciones para personas ciegas.

El baloncesto fue durante muchos años su deporte favorito, pero le resultaba muy molesto los golpes que se llevaba partido tras partido dada su incapacidad de anticipar las trayectorias del balón hasta que golpeaba su cara. El gran punto de inflexión llegó cuando en un programa para personas invidentes le llevaron a hacer prácticas de escalada. Según comentaba hace años en una entrevista a National Geographic, inmediatamente se quedó fascinado al enfrentarse a una gran barrera en la que con sus manos tenía que encontrar los agujeros para conseguir conectar las mejor trayectoria que pudiera llevarle a superarla. La gran destreza demostrada aquel primer día hizo que el resto de chicos se refirieran a él como “Monkey boy” (el chico mono).

Esta novedosa afición a la escalada, unida con la experiencia haciendo senderismo con ayuda de su padre, terminaron convirtiendo a Erik Weihenmayer en un persistente e inquieto montañero. Con los años y la experiencia, Erik se convirtió en un gran explorador manual de las rocas que escalaba, y los retos que se planteaba eran cada vez más ambiciosos. Su gran salto llegó en 1995, cuando junto a un grupo de amigos llegó a la cima del monte

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