El Conde Y La Sirvienta
Enviado por Hirasan • 26 de Noviembre de 2013 • 1.765 Palabras (8 Páginas) • 357 Visitas
El Conde y la sirvienta
Corría el año de 1835, una joven sirvienta de nombre Marian de tan solo 17 años, deambulaba cada día y cada noche por las calles de Londres trabajando y trabajando como si no hubiera mañana para poder ganar unas libras y comprar las caras medicinas que necesitaba su enfermo padre, aquella podre chica perdió a su madre cuando nació y siempre se había apoyado en su padre.
Cuando era pequeña, trabajaba en un taller de costura y su padre trabajaba en las minas por todo esto podían vivir considerablemente bien, pero para su desgracia las cosas se torcieron y tuvo que empezar a trabajar más para mater a su padre y a ella misma.
No había muchos trabajos donde ganara un buen sueldo, asi que se le ocurrió trabajar como sirvienta durante la mitad del día y toda la noche en diferentes mansiones de las familias más prestigiosa de Londres: Los Brelinston , Los Lormench, Los Biancheston entre muchas de las familias más ricas de condes, duques y marqueses.
Un día vagando por la noche, somnolienta, se dirigía a ir a otra de aquellas casa y escucho música de fondo, caminó para averiguar de dónde provenía y pudo ver que esa música orquestal que parecía como si la estuvieran tocando ángeles, provenía de una de las casas donde tenía que trabajar aquella noche, la palabra "casa" se quedaba corta para aquella mansión lujosa de enormes dimensiones, unas 232 habitaciones, un inmenso jardín de rosas con el típico laberinto que cuando entrabas era difícil salir, entre muchas más cosas que Marian desconocía.
Se dispuso a cruzar la calle, cuando de repente aparece un carruaje que está a punto de abalanzarse sobre ella, se imaginó como si su vida se apagara en un instante, pero en la última décima de segundo los caballos se paran bruscamente y ella acaba tirada en el suelo, inconscientemente ve una sombra acercarse a ella y hablarla.
¡Lo siento!,¿ estas bien? – insistía angustiado – ¡Perdonad el despiste de mi cochero, le ruego que me perdonéis!
No pasa nada estoy bien – dijo Marian un poco confundida –
Por favor venid, le invito a que descanse en mi casa -- Añadió "la sombra"--
No es necesario estoy bien...[...] […] – cae inconsciente en el pecho de "la sobra"–
Al cabo de unas horas, la joven abre los ojos, una fragancia de elegancia y prestigio se siente en el ambiente, se incorpora y se da cuenta de que esa habitación tan elegante no podía ser la suya, ni siquiera ese camisón de altísima seda que llevaba puesto. Por un momento había olvidado lo que anteriormente había ocurrido. La dolía la cabeza, pero eso no impidió que se levantara ¿Quien era esa sombra que me hablaba y me cogió? -- se preguntaba a sí misma una y otra vez--.
De repente se oye el sonido de la puerta, y un hombre de gran estilo y audacia entra en el aposento, pero solo era un mayordomo que venía con alguna intención.
Disculpe señorita, por ordenes de mi señor debo cuidarla y arreglarla para la fiesta – dijo el mayordomo –
Disculpe pero ¿Porque..?
No, no, no hay tiempo de preguntas señorita el tiempo es ORO – interrumpe él –
El mayordomo la empuja con las manos apoyadas en la espalda y dirigiéndola al vestidor con un montón de sirvientas esperándola –
Esto no puede acabar bien – Añadió ella –
Eso dígamelo cuando la pongan el corsé señorita – La replico mientras se reía--
Marian se miró en el espejo, nunca se había visto tan hermosa que en toda su vida, con ese elegante vestido de raso y puntillas que daban un toque de alta gama y además con el hermoso moño que le había hecho el mayordomo ya casi ni se reconocía.
La joven se fue al gran salón donde se encontraba la gente más adinerada y prestigiosa de todo Londres, era una fiesta; pero, ¿a que se debía? -- Se preguntó-- . No se sentía muy cómoda en aquel salón, asique se dispuso a salir de allí y dirigirse al patio, todavía se sentía algo confusa en todo esto.
De repente se oye a alguien, un joven apuesto, sacado de algún cuento de hadas, ojos como las verdes praderas cubiertas por el roció de la mañana, una cabellera que se asemejaba al propio reflejo de la noche.
Disculpe señorita ¿Ya se encuentra mejor?-- Preguntó con delicadeza el joven--
Si .....pero, ¿Quién es usted?-- Preguntó Marian confundida
¿No me reconoce?¡por culpa de mi cochero descuidado casi le cuesta la vida!
Por favor pido humildemente que de disculpe por lo ocurrido -- El se disculpa muy arrepentido--
El joven se apoya en la barandilla y mira atónitamente la luna llena, sus ojos de llenaban de tristeza y de preocupación, como si un vacio le estuviera comiendo por dentro.
¿Le preocupa algo?-- Pregunta Marian con curiosidad --
Quizás si o quizás no, no estoy seguro si debería comerme la cabeza tanto por eso -- Le contesto algo confuso el joven--
Si usted desea me lo pude contar y así se sentirá mejor -- Dijo Marian de forma simpática--
Veras, hoy cumplo 18 años ya me he convertido en un adulto y como conde debo tomar ciertas responsabilidades,
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