El Crack Del Pueblo
Enviado por juaneleiglesias • 6 de Octubre de 2013 • 1.296 Palabras (6 Páginas) • 241 Visitas
¡ vistes las noticias Papá??? , se murió Chamaco, silencio profundo al otro lado de la línea. Claro no era para menos, la noticia caló hondo, tan hondo que provocó silencio, que provocó pena, incredulidad, los ídolos no se mueren, nunca. Y chamaco menos.
Era un insolente ese tal chamaco. Soberbio con el balón en los pies pero terrible golpeándolo. En sus inicios jugó en varios equipos de la zona norte y recaló por allá por el año 59 con escasos 16 años, en un humilde club de la calle Muñoz Gamero, el esmeralda. Le tocó parcharlo. Con adultos. No con jóvenes como él. Venía recomendado, decían que era bueno, muy bueno, muy bandido. Tenían razón, en el primer tiempo lo sacaron los mismos que lo trajeron de parche, le estaban pegando mucho. Le pegaba a la pelota con las dos piernas, era delantero (terminó de mediocampista), y corría y tiraba centros por las dos puntas, era 11 y era 7 y era bueno, muy bueno
Tiempo después, supieron que el pequeño estaba dando sus primeros pasos en colo colo. No había televisión , sólo radio, se imaginaban que el pequeño que dio dolores de cabeza y que ridiculizó a medio mundo ahora triunfaba. No estaban muy seguros pero tenía que ser él. Uno pequeño y bueno para la pelota, a ese chico, el Chamaco. Ese era.
Si amigos, ese era el Chamaco, el chamaco de barrio, que aprendió a patadas a hacerle el quite a los rivales, que no vio Internet si no que jugó como él lo sentía, como a el se le ocurría, quizás reflejándose en su máximo ídolo, en uno que llamaban Cua Cua y se apellidaba Hormazábal, tremendo reflejo. Ese era el Chamaco. Lo podia ver a veces, en la cancha o cuando entrenaban. A la mala, como en el barrio.
Dueño de una fineza única, los videos muestran a un pequeño volante de colo colo, que no hacía aspaviento para dar un pase de 35 o 40 metros. Sin mover los brazos , sin inclinarse, lanzaba pases tremendos que dejaban al arquero y el arco como únicos rivales de sus delanteros. Sus tiros libres eran letales, 80 % de efectividad según la revista Don Balón en un reportaje echo el año 1996. El Gran Julio Martínez decía con frecuencia “ si lo tira Chamaco es gol”. Dicho y hecho, tremendo, no hay colocolino ni hincha del futbol que no haya gozado con sus jugadas, que no haya aplaudido sus goles, que no se haya ilusionado con sus pases mágicos. No hay colocoloino ni a alguien que le guste el fútbol que no haya visto tres o cuatro veces los pases de Chamaco. Esa tijera frente a Independiente para despejar como defensa, y luego correr a buscar la pelota para habilitar a sus delanteros. Ese gol contra Botafogo, el pase a Veliz para que luego matara Caszely, ese Chamaco insolente, sin respeto por los arqueros, ese Chamaco terrible, capitán de la selección en los tiempos de Reinoso y Elías, autor del gol más triste de la historia ante rusia, pero de muchos que arrancaron millones de aplausos.
Se va uno de los grandes. Perteneció al fútbol de clase, ese sin Internet, ni videos para aprender, si no que ese que se sentía, donde había que inventar, donde había que ser artista, tal como lo fue Chamaco. Amigo de sus compañeros, amigo de la pelota, tanto que le susurraba con su empeine donde tenía que ir. Ella vanidosa le obedecía. Fue el rey indiscutido del golpe con efecto, de hacer estériles las estiradas de los arqueros, de no permitir que nadie interrumpiera la trayectoria de la pelota en su loco camino al arco, era el chamaco, el chamaco del pueblo.
Viste las noticias papá??? Y hubo silencio, un silencio emocionado, un silencio que le recordó que el fue uno de los que
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