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El Flamenco


Enviado por   •  12 de Enero de 2015  •  3.671 Palabras (15 Páginas)  •  147 Visitas

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El Flamenco

Flamenco, acervo de cantes y bailes españoles de muy antigua procedencia y variopinta estirpe étnica —árabe, judía, gitana y del África negra—, que se consolida, en el transcurso de los últimos 150 años, como forma artística individual y diferenciada.

Orígenes

Sus raíces son inciertas; aunque las primeras manifestaciones conocidas surgen a finales del siglo XVIII, se supone que ya existía mucho antes. El arte flamenco nació en Andalucía en el seno de una comunidad marginal, intercultural y hostigada, en la que convivían judíos, árabes, cristianos y gitanos, y a la que se sumaron, durante el siglo XVI, los ritmos de la población negra, que hacía escala en el puerto de Cádiz, antes de partir hacia las plantaciones americanas. Tradicionalmente aparece asociado al pueblo gitano o romaní por haber sido éste su principal difusor e intérprete, así como el que mejor supo fundir en un solo crisol musical brotes de raíces tan diferentes como las melodías árabes, los cantos judíos de la sinagoga, remotos fragmentos de la liturgia bizantina y aportaciones de la cultura musical andaluza. Del carácter marginal y acosado de sus etnias de origen procede el elemento de extremo dolor que generalmente proclama, y de la riqueza y variedad de ritmos y culturas musicales emana tanto la trascendencia de sus cantes y bailes como la contagiosa y explosiva forma en que expresa sus alegrías.

Los verdaderos artífices del cante y bailes flamencos iniciaron el desarrollo de su arte en su versión moderna en las últimas décadas del siglo XVIII, periodo en el que coinciden en su normalización con otras artes de procedencia popular, como, por ejemplo, las corridas de toros. Durante ese siglo, el pueblo andaluz tenía un comportamiento privado muy particular; a través de sus reuniones en mesones y tabernas, donde el baile, el cante y la guitarra eran el principal motivo, se fue forjando un género musical, literario y coreográfico que hoy responde universalmente al nombre de flamenco. Esta célula embrionaria tuvo sus asentamientos en los barrios más pobres y artesanos, coincidiendo con el nacimiento y exaltación del `majismo', es decir, el gusto por lo plebeyo, con una personalidad y unos comportamientos propios. En esa época ya existen obras que recogen formas andaluzas de baile y cante, tales como tiranas, seguidillas, fandangos, cachirulo, playeras, chandé, zapateado, zorongo y olé.

Con motivo de la guerra de la Independencia española (1808-1814) y los acontecimientos políticos siguientes, surgieron numerosas canciones, coplas y bailes como aportación artística que se manifestó en los teatros y en numerosas manifestaciones populares. Todo este material tuvo una influencia positiva en la formación del flamenco. En 1856 ya existían academias que acostumbraban a contratar, para animar ciertos bailes, sobre todo los llamados jaleos, a cantaores profesionales. Así se fueron configurando unos espectáculos de baile en salones a medio camino entre la academia y el café cantante. La denominación de flamenco a este tipo de espectáculo, como género específico, apareció en abril de 1866, al anunciar el Salón de Oriente un gran concierto “de bailes del país con cantos y bailes flamencos” en lugar de la habitual “de bailes del país y cantes andaluces”. La música y la danza flamenca se introdujeron en las clases sociales altas a principios del siglo XIX como un entretenimiento de café.

El baile, el cante y el toque

En un principio todo giraba en torno al baile. En el naciente espectáculo romántico, la voz ocupó de un modo paulatino el sitio de honor, haciendo del flamenco una historia cantada y narrada en primera persona. Era frecuente entonces que el propio cantaor o la cantaora se acompañara con la música de la guitarra. El toque de ésta también creció y, en su madurez, el guitarrista reclamó un lugar proporcionado a sus logros individuales. Baile, cante y guitarra se juntaron de nuevo, con cada elemento más pulido y perfeccionado, hasta hacer del arte flamenco patrimonio de la humanidad y parte esencial de la cultura universal.

El cante es el corazón del flamenco y, como el baile, tiene tres formas: grande o jondo, cantos intensos y profundos en tono trágico e imbuidos por el duende (encanto misterioso), es la transformación del músico por la profundidad de la emoción; intermedio, moderadamente serio, a veces cargado de reminiscencias orientales; y pequeño, cantos ligeros, llenos de exuberancia, al amor y la naturaleza. Hay muchos géneros individuales, como las alegres bulerías; las más serias soleares y su descendiente, más festivo, las alegrías; los fandangos grandes, adaptación seria de género no-romaní más ligero; las malagueñas, rama de los fandangos; y los cantes grandes, como las seguidillas gitanas y las saetas.

Tanto el texto como la melodía de estos cantos, al igual que la danza flamenca, se improvisan sobre unas estructuras tradicionales de acordes y un ritmo característico. El zapateado, juego de pasos de planta y tacón, caracteriza la danza de los hombres. La forma tradicional de danza en las mujeres se basa más en la gracia del cuerpo y en los movimientos de las manos. Se cree que, especialmente, el baile grande retiene elementos de danzas indias, donde tienen su origen los gitanos. Las castañuelas, que se encuentran en la danza andaluza, no son tradicionales en el flamenco. El cante y el baile pueden estar acompañados por el jaleo, toque rítmico de dedos, palmas y gritos. En el siglo XIX, el acompañamiento de guitarra se hizo común en muchos géneros y, por eso, aparecieron los solos de guitarra. Entre las grandes figuras de la danza flamenca destacan Vicente Escudero y Carmen Amaya.

La geografía del flamenco

La geografía española puede recorrerse como una geografía flamenca, definiendo sus características y peculiaridades, así como los cantes y bailes nacidos en cada enclave o aquellos más populares.

Cádiz

El cante jondo procede de Cádiz y de los puertos de la costa gaditana —Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María, San Fernando, Chiclana de la Frontera, Puerto Real—, lugares en los que se conserva el más rico yacimiento de los antiguos romances de los que nace `lo jondo'. Fragmentos de estos romances o corridos constituyen la expresión básica del cante por tonás. La toná, que viene de tonada, se interpreta siempre sin acompañamiento alguno. De la treintena que se conoce en la historia, tan sólo se conservan tres: la chica, la grande y la del Cristo. De las tonás derivan los martinetes —o cantos de fragua—, la carcelera, la debla y las saetas flamencas.

También proceden de Cádiz los primeros grandes nombres históricos que recoge el cante flamenco:

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