El Flautista De Hamelin
Enviado por Yohandre79 • 20 de Octubre de 2013 • 483 Palabras (2 Páginas) • 394 Visitas
El flautista de Hamelín
Autor: Hermanos Grimm
Hace mucho tiempo, en un pueblecito llamado Hamelín, sucedió algo muy extraño. Un
día, todas las calles fueron invadidas por miles de ratones que merodeaban por todas
partes, arrasando con todo el grano que había en los graneros y con toda la comida de
sus habitantes.
Nadie acertaba a comprender el motivo de la invasión y, por más que intentavan
ahuyentar a los ratones, parecía que que lo único que conseguían era que acudiesen más
y más ratones.
Ante la gravedad de la situación, los prohombres de la ciudad, que veían peligrar sus
riquezas por la voracidad de los ratones, convocaron al Consejo y dijeron:
- “Daremos cien monedas de oro a quien nos libre de los ratones”.
Pronto se presentó joven flautista a quien nadie había visto antes y les dijo:
- “La recompensa será mía. Esta noche no quedará ni un sólo ratón en Hamelín”.
El joven cogió su flauta y empezó a pasear por las calles de Hamelín haciendo sonar una
hermosa melodía que parecía encantar a los ratones. Poco a poco, todos los ratones
empezaron a salir de sus escondrijos y a seguirle mientras el flautista continuaba
tocando, incansable, su flauta. Caminando, caminando, el flautista se alejó de la ciudad
hasta llegar a un río, donde todos los ratones subieron a una balsa que se perdió en la
distancia.
Los hamelineses, al ver las calles de Hamelín libres de ratones, respiraron aliviados.
¡Por fin estaban tranquilos y podían volver a sus negocios! Estaban tan contentos que
organizaron una fiesta olvidando que había sido el joven flautista quien les había
conseguido alejar los ratones. A la mañana siguiente, el joven volvió a Hamelín para
recibir la recompensa que habían prometido para quien les librara de los ratones.
Pero los prohombres, que eran muy codiciosos y solamente pensaban en sus propios
bienes, no quisieron cumplir con su promesa:
- “¡Vete de nuestro pueblo! ¿Crees que te debemos pagar algo cuando lo único que has
hecho ha sido tocar la flauta? ¡Nosotros no te debemos nada!”
El joven flautista se enojó mucho a causa de la avarícia y la ingratitud de aquellas
personas y prometió que se vengaría. Entonces, cogió la flauta con la que había
hechizado a los ratones y empezó a tocar una melodia muy dulce. Pero esta vez no
fueron los ratones los que siguieron insistentemente al flautista sino todos y cada uno de
los niños del pueblo. Cogidos de la mano, sonriendo y sin hacer caso de los ruegos de
sus padres, siguieron al joven hasta las montañas, donde el flautista les encerró en una
cueva desconocida.
Hamelín se convirtió en un pueblo triste, sin las risas
...