El Juego Viviente

“EL JUEGO VIVIENTE”

Profesora Alberta Adoralia Camero Peláez

Alumna Fabiola Herrera Biviano.

El juego viviente, es por definición, un sistema en proceso de realización y no un objeto terminado, por lo cual la conceptualización el mismo debe ser coherente con el proceso y no pretender detenerlo con la clasificación letal de las categorías absolutas. El juguete actual aparenta eficacia, rapidez y comodidad pero simultáneamente nos entrega la ilusión de un mundo que siempre debería funcionar con estos atributos, como simulacro de comodidad.

En el terreno lúdico se comprometen una serie de relaciones en las que se incluye la naturaleza del juego sacro, el ritual, el juguete y el objeto sacralizado, el niño se va mas allá de la realidad, aplicando los conocimientos adquiridos a su edad, como lo es la religión, la escuela, la familia, los medios de comunicación, para mezclarlo en su terreno lúdico.

El objeto sacralizado opera como vehículo en los designios divinos y el ser humano. Para el niño un juguete sagrado, como cualquier objeto que tal vez para nosotros no tiene significado para el es algo sagrado.

El juguete guarda connotaciones muy precisas con respecto a un tema solo puede jugarse dentro del mismo. A esta categoría pertenecen los soldados y sus armas, el astronauta y su nave espacial y otros tantos el tema del espacio se enfoca en el equipo necesario para llegar a un destino y conquistar el lugar.

No solo el niño se adentra en el terreno lúdico, también el artesano que entra en contacto con el material que trabaja puede implicarse en una actividad lúdica, ya que se entrega a su inspiración y siente por momentos, el gran placer de la actividad lúdica

E L J U E G O V I V I E N T E

El juego viviente, es por definición, un sistema en proceso de realización y no un objeto terminado, por lo cual la conceptualización el mismo debe ser coherente con el proceso y no pretender detenerlo con la clasificación letal de las categorías absolutas.

El juguete actual aparenta eficacia, rapidez y comodidad pero simultáneamente nos entrega la ilusión de un mundo que siempre debería funcionar con estos atributos, como simulacro de comodidad.

En el terreno lúdico se comprometen una serie de relaciones en las que se incluye la naturaleza del juego sacro, el ritual, el juguete y el objeto sacralizado, el niño se va mas allá de la realidad, aplicando los conocimientos adquiridos a su edad, como lo es la religión, la escuela, la familia, los medios de comunicación, para mezclarlo en su terreno lúdico.

El objeto sacralizado opera como vehículo en los designios divinos y el ser humano. Para el niño un juguete sagrado, como cualquier objeto que tal vez para nosotros no tiene significado para el es algo sagrado.

El juguete guarda connotaciones muy precisas con respecto a un tema solo puede jugarse dentro del mismo. A esta

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