El Niño Y Su Desarrollo
HUARANDUCHA9 de Noviembre de 2013
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Pasar por alto las expresiones culturales es interpretar erróneamente la naturaleza del desarrollo. Los principios del desarrollo infantil operan en una trama de significados ontológicos, personales y sociales. Aunque no todas las teorías del desarrollo tienen la misma aplicabilidad para todos, y aunque maestros y niños a menudo tienen distintos antecedentes, nuestro mensaje no es que se abandone el conocimiento formal ni apelar por la igualdad de antecedentes. Antes bien, el reto consiste en conocer la importancia de educar a los maestros para colocar el desarrollo en un contexto cultural.
Unas practicas que sean sensibles a las culturas requerirán cambios estructurales sobre cómo se les presentan a los maestros los sistemas de conocimiento de que disponen, como los comprenden y utilizan. Los conceptos del desarrollo infantil deben hacer mayor hincapié en los factores contextuales en el aprendizaje de los niños. Las historias personales deben ser conscientemente reexaminadas y enriquecidas por nuevas experiencias y nuevas maneras de considerar a los demás. La tarea de los maestros consiste en tratar de captar los paralelos entre ellos mismos y otros, sin dejar de apreciar las diferencias fundamentales de las percepciones del mundo que tienen cada grupo y cada persona.
Educar a todos los niños requiere de la voluntad y el compromiso de comprender y responder a las diferencias culturales. En la medida en que los maestros sepan y comprendan como se han organizado y explicado las pasadas experiencias del niño, serán más capaces de crear otras nuevas para ellos. Cuando los maestros planean experiencias que los conectan como sus discípulos por medio de la comprensión y el respeto, pueden “elaborar sentido” juntos.
El nicho de desarrollo en una conceptualización de la relación niño-cultura. Puede servir como un marco para la relación de hallazgos en la las antropología psicología y, así mismo, para examinar los mecanismos involucrados en la regulación cultural del desarrollo del niño. Los tres componentes del nicho de desarrollo son: 1) los escenarios físico y social en los que el niño vive; 2) las costumbres de cuidado y educación infantil, y 3) la psicología de los cuidadores. Estos tres subsistemas funcionan con distintas relaciones con otros aspectos de la cultura y ambiente general y, así, constituyen formas independientes de desequilibrio e innovación en la educación de diferentes grupos de niños. No obstante, los mecanismos homeostáticos tienden a conservar la armonía entre los tres subsistemas y el nivel de desarrollo del niño. Los escenarios, las costumbres y la psicología de los cuidadores participan en una función común al organizar las experiencias individuales de desarrollo. Las regularidades entra e intersubsistemas, las continuidades temáticas y las progresiones a través de los niños infantiles, proporcionan material del cual el niño abstrae las reglas sociales, afectivas y cognoscitivas de la cultura.
La investigación sobre desarrollo humano ha sido parte de dos metáforas centrales pero contrastantes. En psicología, el desarrollo humano ha sido visto como un proceso de conocimiento, paso de estadios propios de las capacidades específicas de la especie. En antropología, el desarrollo se ha visto primeramente como aprendizaje, como un proceso de moldear patrones de conducta y pensamientos más que potenciales generales. El concepto de nicho de desarrollo representa el intento de sintetizar estas dos metáforas opuestas, y ha sido inferido desde múltiples teorías recientes acerca de las relaciones entre crecimiento individual y su ambiente contextual. El nicho de desarrollo es del mismo modo una metáfora, donde el niño y la cultura son vistos como sistemas mutuamente interactivos. La utilidad de esta metáfora para la investigación subyace en su delineación de aspectos del medio del niño que ha sido en ocasiones desconocido
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