"El Profesorado Ante La Evaluación Educativa Y La Promoción De Los Alumnos".

El cambio hacia una nueva cultura evaluadora está en manos de los profesores, donde el alumno es más importante que el rendimiento que tenga el mismo. Aunque la evaluación debe ser formativa hoy en día al igual que antes sigue siendo sumativa. Es el profesor la persona indicada para hacer el cambio de cultura evaluadora, en el día a día de las aulas. Las familias exigen resultados que se vean manifestados en las buenas calificaciones de sus hijos. Las sociedades y la educación exigen un mejor desempeño por parte de los docentes, que está sumergida en la impotencia o inseguridad. La evaluación formativa busca proporcionar información y conocimiento, tanto a los profesores como a los alumnos para que puedan mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje, así como los resultados de su actividad respectiva. Antes de darle importancia a los resultados se busca darle importancia a los procesos que los generan. Previo a medir resultados se busca saber cuáles han sido los resultados o si hay resultados insatisfactorios buscar las razones del porqué de estos resultados y buscar soluciones para mejorarlos. Los docentes mejoran su desempeño a través de su práctica docente, aprenden de sus tropiezos y buscando no repetir actuaciones negativas que han ido viendo en el transcurso de la misma.

En cuanto a complejidad de la práctica evaluadora no es raro encontrarnos con maestros que manifiestan dificultad a la hora de evaluar o planificar sus clases. Frente a los diferentes tipos de evaluación el papel del docente es de motivador, orientador, facilitador, etc. El profesor es quien enseña y el alumno es quien aprende. La finalidad de la educación es el desarrollo de las personas y su integración a la sociedad.

La planificación de la práctica evaluadora expresa que se debe enunciar con hechos significativos que evaluar no es someter a los alumnos cada cierto tiempo a examen para otorgar una nota, si no basarse en una actitud de observación.

Respectivamente a la evaluación al servicio del progreso de los alumnos enuncia que no hay que olvidar que la persona es una realidad ampliamente compleja y que reunir datos significativos para evaluar no siempre es una tarea fácil.

El profesor como formador, entrenador antes que juez, actúa como crítico reflexivo y no solo como calificador por lo que también debe ocuparse por la enseñanza y práctica de la autoevaluación.

Se habla mucho de la incorrecta utilidad que se le da a la evaluación, siempre ha sido más fácil citar los errores pero esto no nos debe impedir conocer los avances obtenidos, ni tampoco se debe generalizar injustamente. Se debe e tomar conciencia sobre que se debe corregir.

La evaluación es compleja y pueden haber factores relacionados con aspectos del docente y del alumno ya sea en aspectos de carácter técnico, ético o psicológico. Esto puede causar un condicionamiento en cuanto a objetivos y eficacia perdiendo una

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