El Príncipe
Enviado por Ale_Aguilar • 5 de Mayo de 2014 • 1.471 Palabras (6 Páginas) • 145 Visitas
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene como finalidad hacer un análisis de la obra “El príncipe” escrita por Nicolás Maquiavelo, en el cual se presentarán diferentes posturas de la misma.
La presente obra Escrita durante 1513 y publicada por primera vez en 1532, cinco años después de la muerte de su autor. Dedicada a Lorenzo de Médici, donde el autor reflexiona a lo largo de veintiséis capítulos acerca de las cualidades necesarias para que un gobernante o “príncipe” asegure su poder.
Se inicia con una pequeña reseña en la cual se da una visión a grandes rasgos y se hace una crítica a la obra. Una de ellas es el autor y “El Príncipe”, en el que se describe el impacto de la vida de Maquiavelo en la obra, es decir, la influencia que tuvo para escribir la misma.
Otra de éstas es la naturaleza del texto, su género literario y la forma en que está escrita. Siguiendo a esto, se encuentra el análisis del contenido, en el que detalladamente se describe de qué forma avanza la temática a lo largo de la obra.
Posteriormente se narra el contexto histórico que gira en torno a la obra.
Más adelante se da un análisis literario en el cual se destaca la importancia de dicha obra y el impacto social que representa.
TIPOS DE PRINCIPADOS
En los primeros capítulos clasifica los tipos de principados, según su opinión, las características y exigencias de cada uno, que determinan las medidas a tomar por el nuevo gobernante para garantizar su poderío. Éstos principados son los hereditarios (que son los más fáciles de conservar) y los nuevos, (que si no son del todo nuevos, se llaman mixtos).
Estos dos últimos se caracterizan por la forma de adquirirse y que puede ser; por medio de las armas propias y talento personal (que son los más seguros), y la otra, por medio de armas y fortunas de otros (que son inseguros), por medio de crímenes y los últimos que son por medio del favor de los conciudadanos, que es llamado principado civil y que es impuesto ya sea por el pueblo o por los nobles, según la ocasión que se presente a unos o a otros.
Concluye que un príncipe debe vivir en la nueva provincia para asegurar la posesión al identificar desórdenes a tiempo, integrar colonias y desaparecer por completo a la dinastía derrotada, para evitar levantamientos, además, de cuidarse de extranjeros poderosos que puedan intentar una sublevación.
TIPOS DE GOBIERNO
Respecto a los tipos de gobiernos, considera dos; los asistidos por siervos, donde el príncipe tiene mayor autoridad y le serán fieles si no, los oprime, y el asistido por nobles, siempre fáciles de sobornar por su descontento; el consejo al gobernante es recordar que no puede cambiar a todos sus súbditos, pero sí puede cambiar o crear nuevos nobles.
Para gobernar plenamente a una ciudad o principado que antes de la conquista se regía por sus propias leyes, contempla tres reglas; primero, destruirlo; después, radicar en él; finalmente, regirlo por sus propias leyes, obligarlo a pagar tributo e integrar un gobierno con pocas personas de entre sus mismos ciudadanos. El gobernante que menos confía en la suerte conserva mejor su conquista.
Imponer nuevas leyes es difícil y peligroso, por lo que debe hacerse con habilidad. Es fácil convencer al pueblo de algo, pero difícil mantenerlo en la convicción. El príncipe nuevo debe deshacerse de enemigos, conquistar amigos, hacerse amar o temer de los súbditos, hacerse respetar y obedecer por sus ejércitos, disolver milicias infieles, reemplazar antiguas leyes y conservar la amistad de los poderosos. Para conservar el poder, los actos criminales deben ejecutarse de una sola vez para evitar intranquilidad y desconfianza de los súbditos.
Las fuerzas de todos los principados se miden con base en que, si un príncipe posee un Estado tal que pueda, en caso necesario, sostenerse por sí mismo, ya sea por abundancia de hombres o de dinero, pueden levantar un ejército respetable y presentar batalla a quien quiera que se atreva a atacarlos; o si tiene, en tal caso, que recurrir a la ayuda de otros, y esto último puede ser fatal para el principado. Se considera que tienen siempre necesidad de otros a los que no pueden presentar batalla al enemigo en campo abierto, sino que se ven obligados a refugiarse dentro de sus muros para defenderlos.
También existen los principados eclesiásticos, respecto a los cuales todas las dificultades
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