El Saber De Los Maestros
Enviado por yaya25 • 27 de Septiembre de 2013 • 725 Palabras (3 Páginas) • 245 Visitas
EL SABER DE LOS MAESTROS
Algunos tipos de conocimientos proporcionan un fundamento más eficaz a la reflexión crítica que otros, basta con atender a los tipos de saberes que los enseñantes poseen. En primer lugar están los de sentido común de la práctica, constan simplemente de suposiciones u opiniones; ejemplo dejar de contestar a una pregunta de un alumno supone una pérdida de autoridad por parte del profesor. Está luego el saber popular de los enseñantes, el que dice por ejemplo que los alumnos están más intranquilos cuando hace viento, o que el viernes por la tarde es el momento más difícil en clase. Tenemos una gama se saberes contextuales: lo que sabemos de esta clase, de esta comunidad o de este alumno concreto nos da la referencia para valorar la posibilidad de realizar unas aspiraciones, o la relevancia de las tareas. En quinto lugar viene el cuerpo de conocimientos profesionales sobre las estrategias de la enseñanza y sobre el curriculum: sus posibilidades, sus formas, su sustancia y sus efectos. Y en sexto las ideas relacionadas con las teorías morales y sociales y los planteamientos filosóficos generales: sobre cómo pueden y deben interrelacionarse las personas, sobre el desarrollo y la reproducción de las clases sociales, sobre la aplicación del saber en la sociedad, o sobre la verdad y la justicia.
A los primeros hay que rescatarlos del dominio de los mostrenco para someterlos a análisis; a los segundos hay que infundirles realismo y concreción a fin de poder comprender sus implicaciones. Simplificando al máximo, el análisis crítico sólo es posible cuando lo teórico (el saber organizado) y lo práctico (la acción organizada) pueden tratarse bajo el prisma de una problemática unificada, abierta a la reconstrucción dialéctica a través de la reflexión y la revisión.
Ciertos hábitos mentales nos dificultan el tratar como problemáticos lo teórico y lo práctico. Es fácil pensar en la teoría como si fuese algo más que un cuerpo organizado de saberes, tan verdadero como completo. Y es fácil mirar lo práctico dándolo por sentado, obvio o inevitable. Para romper estos hábitos mentales, hay que restituir el elemento problemático en ambos. Es preciso despertar de nuevo la disposición moral de la phronesis, la disposición para actuar de manera correcta, prudente, ajustada a la circunstancias.
Convendría tener presente que los fenómenos de la vida social son diferentes de los de la física y química. Y si bien hay algunas tendencias generales y algunos hechos sociales bien probados, las situaciones reales de la práctica tienen no obstante sus idiosincrasias, las condiciones sociales suelen cambiar de modo inopinado, y los diferentes puntos de vista pueden hacer que una misma situación se juzgue muy diversamente.
Para que alguien nos convenza de que sabe, es preciso que veamos como sus ideas sobre viven a un examen crítico: que pueden ser justificadas,
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