El Valor De La Educación Cientifica

EL VALOR DE LA EDUCACIÓN CIENTÍFICA

Vivimos en una sociedad exigente y competitiva, en la que se exaltan los valores individuales en detrimento de los sociales y colectivos. Además, las familias y los “grupos sociales” tienden a relacionarse en función de su estatus social y cultural y olvidan, evitan o marginan a aquellos otros que no comparten sus normas o sus reglas de distinción. Runciman (1996) afirma que “Es evidentemente una cuestión filosófica: cuando hablamos de un grupo social o de una nación-Estado, de una economía o de un sistema político, ¿qué queremos decir exactamente? En la práctica, la respuesta carece de importancia muchas veces. […]. Pero la cuestión en sí misma no es de ningún modo fácil de resolver. Ha hecho trabajar a muchos filósofos, y no parece haber ningún acuerdo firme entre ellos en cuanto a lo que queremos decir exactamente […] Los individualistas sostiene que todo enunciado acerca de una colectividad debe ser en principio reductible a una serie de enunciados acerca de los individuos de que se compone la colectividad. Pero los holistas afirman que […] necesitamos acudir a un concepto que para su significado dependen precisamente del hecho de que nunca pueden ser reducidos a una lista de aseveraciones sobre individuos. La mayor parte de los disputantes […] probablemente coincidirán en que es un error hablar de las colectividades como si tuvieran cosas tales como ideas y propósitos, que sólo pueden predicarse apropiadamente de personales individuales. […] Es aquí donde es útil el punto de vista de Weber, quien insiste en que aquello de que hablamos cuando decimos que existe una colectividad es una “probabilidad de acción” apropiada de un modo especificado al sentido atribuido a la colectividad” Es difícil, por no decir imposible, que pueda existir un sistema educativo justo en una sociedad profundamente desigual. La influencia del contexto sociocultural en el funcionamiento de las escuelas y en los resultados de los alumnos está ampliamente comprobada. Las desigualdades en Latinoamérica son lacerantes; de acuerdo a Masini (1999) “Nuestro tiempo sufre una de las grandes crisis de la humanidad […] Los valores que daban relativa seguridad a esta sociedad y hombres son ya equívocos; no coinciden con las necesidades de nuestros días”. Al margen de la discusión sobre los valores dominantes en una sociedad, la cultura de los pueblos indígenas en determinadas sociedades latinoamericanas es expresión de esta afirmación. La presencia de la cultura y de los valores del oriente en la civilización occidental es otro ejemplo. La movilidad de los ciudadanos de unos países a otros en búsqueda de mejores condiciones de vida, el fenómeno creciente de la inmigración, está obligando a una reflexión más profunda sobre las relaciones entre las culturas y sobre los valores que unas y otras admiten. Masini (1999) afirma que “la tierra entera ha sido occidentalizada […], y, por lo mismo ha hecho suyos valores que no tienen que seguir siendo considerados como exclusivos de sus supuestos creadores. Los currículos y los textos educativos hablan con frecuencia de una educación multicultural o incluso intercultural, en la que la historia, las creencias, las normas y los valores de las culturas minoritarias sean tenidos en cuenta y sean objeto de estudio por parte de todos los alumnos. El objetivo principal es el reconocimiento del pluralismo cultural y religioso existente y la erradicación de cualquier forma de racismo o de xenofobia en las escuelas y en los alumnos. Cadena (2004) afirma que “la religión es una ideología más. Las ideologías son un conjunto de ideas que tienen los pueblos y los hombres sobre cómo es el mundo, cómo es y cómo debe ser el hombre. La diferencia entonces entre religión e ideología es que la primera surge […] por la creencia de los hombres en una revelación divina, mientras que la ideología se va formando por los pensamientos que van teniendo los pueblos a lo largo de la historia”. Sin embargo, junto a estos planteamientos loables existen otros mensajes sociales que entran en contradicción con ellos: las culturas diferentes son un problema porque pueden poner en cuestión los valores de la mayoría de la población, porque complican la acción educativa y porque, se afirma en ocasiones, distorsionan gravemente el progreso escolar de los alumnos autóctonos. Los otros, las minorías, los inmigrantes, pueden crear problemas laborales o sociales, y hay que regular y controlar a los que llegan y quieren quedarse. La educación multicultural, en la mayoría de los países, no ha traspasado los límites de la subordinación de unas culturas minoritarias a aquella otra mayoritaria en torno a la cual se ha organizado la sociedad y el Estado. “Las estrategias que plantean en los foros internacionales respecto a un nuevo orden económico, político y cultural siguen descansando en las relaciones de dependencia […] El fallo está en haber considerado a los hombres y pueblos que han aportado trabajo y riquezas, como parte de la naturaleza, como parte de la flora y fauna con que se encontraron […] La iniciativa de los hombres del mundo occidental nada sería sin la participación activa de los hombres y pueblos que han permitido su éxito”. Masini (1999) . Más complicada aún es la situación en la que los valores de la minoría son los que marcan las reglas de la sociedad y a ellos deben subordinarse los valores y las costumbres de los que son mayoría en la sociedad, como es el caso de los pueblos indígenas en algunos países latinoamericanos. Para hablar un poco sobre valores diremos que “La axiología es la rama de la filosofía que estudia los valores. Es decir, cuál es la naturaleza de los valores, los tipos de valores que existen y finalmente los criterios para valorar. […] Por naturaleza del valor se ha entendido el cumplimiento de un deseo, un placer, un interés, una voluntad racional pura y, finalmente, como toda experiencia que contribuya a elevar la vida. […]. Respecto a los distintos tipos de valor que existen […] especialistas en el tema distinguen a aquellos que se consideran con fines intrínsecos, es decir, que se aprecian por sí mismos y que serán medios para llegar a estos fines. Los valores comúnmente reconocidos como intrínsecos son: el bien moral, lo verdadero, lo bello, y lo santo. Sobre los criterios para valorar hay que decir que éstos se conforman mediante una relación entre la psicología y la lógica”. Cadena (2004). No existe diálogo y comunicación entre diferentes subculturas en la búsqueda de valores compartidos o en la aceptación de los valores de los otros, sino más bien, en el mejor de los casos, unos valores dominantes. El análisis de los términos “valor” y “educar” remite a algo más fundamental: al significado de la vida humana en una sociedad determinada

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