El problema de la educación

La educación desempeña un papel fundamental al ser articuladora de los procesos de comunicación y progreso en el mundo, por lo tanto no se puede ignorar la importancia que tiene en el país siendo ésta un derecho fundamental de todo ciudadano además de ser una obligación del estado, si bien, es imposible negar que éste es un aporte extraordinario que se le brinda a la humanidad, ¡lástima que no sea pertinente la calidad sino la cobertura!

Las estructuras curriculares de la mayoría de las instituciones educativas poseen dos grandes falencias que se logran percibir en los problemas actuales de la sociedad como lo es la formación direccionada a generar un ser íntegro a nivel ético y crítico, y la falta de enseñanza de oficios técnicos para favorecer la demanda laboral.

A la mayoría de los estudiantes no se les han dado una formación con base en valores, esto lleva a que los estudiantes o egresados, violen los derechos de los demás para hacer valer sus posiciones o necesidades, provocando a su vez el vandalismo y la delincuencia.

Por otra parte, la educación es subordinada a las necesidades del mundo laboral y la economía, se percibe al ciudadano en primer lugar como trabajador y la educación pierde la gran importancia que naturalmente tiene, sin olvidar el insaciable deseo por imitar a nuestros vecinos, trayendo estructuras europeas con el fin de implementarlas en nuestras costumbres que claramente son inversamente proporcionales.

Gran parte de los estudiantes o egresados no son capaces de analizar la información emitida por otras personas o por los medios de comunicación, produciendo un empobrecimiento del debate político, lo que traduce en un aumento y permisión de la corrupción, de los delitos menores y las grandes problemáticas del país.

Los avances tecnológicos llegaron al mundo para facilitar nuestro aprendizaje y han fortalecido los estándares educativos pero con el exagerado uso de éstas, inclinan a nuestros niños para depender de dichas tecnologías, creando la falta de creatividad para cumplir determinados objetivos, ¿Qué harán cuando éstos maravillosos avances, les falten?

Por otra parte tenemos que una de las causas de la deserción en la educación no es tanto la falta de capacidad en los estudiantes para escalonar en su formación, ni el conflicto armado que pueden presenciar, entre otros grandes factores, sino la falta de convicción por parte de los docentes en cuanto a generar una educación retroactiva,  una parte alarmante de docentes no desean educar, simplemente se ven forzados a dictar una clase por faltarle un trabajo mejor; y por si fuera poco, se ven obligados a dictar un plan de área que los limita a seguir unos estándares de “calidad” y “razonamiento”, lo que se ve reflejado hasta en la forma de explicar un texto, en el poco interés por expandir y darle apertura al núcleo intelectual del ser humano; no se preocupa por dejar éstos actos a la libre percepción del estudiante, que a largo plazo pierde interés en el aprendizaje y deja de explorar, se deja acabar ante una lucha entre la mediocridad y el conocimiento, y ya no es cuanta capacidad, aptitud o ganas tenga una persona para aprender y hacer ciertas cosas, pues si su esfuerzo no es valorado, si es subordinado su interés, el aprendiz cerrará sus alas y al final, encuadrará sus ojos limitándose a ver el mundo como la mayoría de robots que habitan el planeta y gran parte de los encargados de llenar ese vacío, de dar creatividad, un toque de libertad y espontaneidad a tan marcadas líneas, en lugar de mostrar ser idóneo para ocupar su cargo mejorando la estrategia pedagógica, andan por el mundo interesados en la cantidad de diplomas que puedan colgar en sus paredes y la cantidad de dinero que ello puede representar, sin darse cuenta del efecto tan trascendental que ha ocasionado y sigue ocasionando tantas perdidas en el mundo.

En Colombia la carrera del docente oficial, se rige por la Ley 715 del 2001, pero gracias a que la gran mayoría de profesores pertenece al estatuto antiguo, el decreto de 1979, se impide la evaluación y obligan a las entidades a llenar las vacantes de profesores oficiales con concursos de méritos, lo que implica que cualquier profesional que haya fracasado en el ejercicio de su carrera y sin necesidad de ser pedagogo, pueda entrar a un aula de clase y transmitir el conocimiento sin efectividad.

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