El sistema educativo ha ido experimentando cambios relevantes a lo largo de la historia.

El sistema educativo ha ido experimentando cambios relevantes a lo largo de la historia. Actualmente nos encontramos con un escenario que no es liso, hay fragmentos y sobre los mismos debemos educar y garantizar nuevos aprendizajes en un marco regido por la política.

Nos encontramos con un una diversidad basta y heterogénea dentro de la escuela, interpelándonos y desafiándonos en la necesidad de garantizar saberes de calidad e inclusivos, que abarquen a toda la población escolar y, concebidos estos, como actos políticos y plenamente democráticos.

     Podría decirse entonces que, educar es el acto político que abre camino al conocimiento. Es allí donde el maestro se asume como orientador o tutor, cuya función es la de mediar y facilitar procesos de aprendizaje, con un diseño de actividades que permitan aprehender de la propia experiencia y que conduzca a la unidad del escuchar, leer o escribir con la posibilidad de la reflexión y el cambio. Es una actitud pedagógica permanente que rescate al ser humano en medio de los dramas, las crisis e incertidumbres de un momento histórico relanzando la confianza en sí misma, en las potencialidades transformadoras de los múltiples saberes de un pueblo para poder enfrentar una sociedad y los desafíos que en ella se presentan.

“El significado critico de enseñar debe tomarse como el significado critico de aprender, porque el enseñar no puede existir sin el aprender. Enseñar desde la reconstrucción de los caminos desde la curiosidad teniendo en este acto el educador un momento rico en el aprender desde su acto mismo de enseñar” (Paulo Freire).

La tarea del educador  no  consiste  en atender únicamente a los contenidos como labor exclusiva, es más que la emisión-recepción de información. Es en la construcción colectiva, se gesta el acceso a la cultura y se educa.  

El educador no puede atreverse a enseñar sin tener la competencia necesaria para hacerlo, por tanto hay una responsabilidad ética, política y profesional  que imponen al educador en la necesidad de prepararse y capacitarse antes de iniciarse en su actividad docente. No agotándose, sino siendo una capacitación permanente basada en un análisis crítico de su propia práctica. Este aprender, conocer por parte del docente implica necesariamente tener que estudiar. Entendiéndose este estudiar desde el lugar de un quehacer crítico y recreador.

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