Empresas Y Comunicación

Al igual que en cualquier empresa que vive un régimen totalitario se utilizan la comunicación como meros instrumentos de propaganda para el régimen en el poder. Y termina por convertirse en una arma de este régimen, puesto que una vez controlado única y exclusivamente por él, perdiendo su ideología y sus valores, y actuando sólo en favor de los poderosos.

Sin embargo, no sólo los regímenes totalitarios tienen este poder para silenciar la información cuando una empresa de comunicación se convierte en uno medio privado y depende de otras empresas a permanecer en el mercado, su actividad primordial se acaba por olvidada.

Se pierde la confianza en la información recibida, ya que la empresa que ninguna empresa de comunicación del mundo puede no informar cosas malas acerca de quién paga sus facturas.

Hoy en día la información es una fuente de poder, un poder que sigue controlado y muchas veces ni siquiera sabemos quien lo controla . Es la ilusión de elección que ciega cada día a más personas, pensamos que elegimos entre un periódico y otro, entre un programa de televisión y otro, pero cuando nos damos cuenta de cerca todos pertenecen a la misma empresa de comunicación.

Una ley para reglamentar la compra y venta de los medios y ayudar a reducir el monopolio y la concentración de los medios de comunicación ayudaría, pero todavía no es una solución concreta a la carencia de información, no mientras haya empresas dispuestas a controlar todo lo que se informa, y no mientras que las empresas comunicación aún necesiten de la financiación de otras empresas para continuar con su trabajo.

En tales circunstancias, no basta, con dar cuenta de la inmensa nube de actualidad contaminada que cubre el horizonte. Es preciso convertir cada proyecto comunicativo en instrumento de lucha que actúe contra ese núcleo duro de lo social, recordando que cualquier instrumento revolucionario, una organización, un partido, es un medio de comunicación capaz no sólo de contar sino también de producir hechos diferentes.

Existen ya, es cierto, pequeños medios de emisión de actualidad que no están en manos de las oligarquías. En el caso de internet, por ejemplo, si bien es una innovación tecnológica puesta sobre todo al servicio de las grandes corporaciones, de momento sus contenidos no han podido ser controlados al cien por cien. De este modo es posible si quiera contrastar la versión de los grandes emisores, y comprobar hasta qué punto muchas de las informaciones que emiten no son directamente verdaderas.

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