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Ensayo Valores


Enviado por   •  19 de Febrero de 2014  •  8.517 Palabras (35 Páginas)  •  368 Visitas

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En el seno de toda comunidad hay siempre un conjunto de ideas acerca de lo que se considera bueno, de las normas y códigos de conducta que se juzgan correctos, de las finalidades que se perciben valiosas para la vida social e individual y de las pautas para juzgar y distinguir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, los valores de los anti valores. Esto es lo que constituye la eticidad de la comunidad que mediante la socialización y la enculturación, se va imponiendo a las generaciones jóvenes. En efecto, gracias a esos procesos, los niños y niñas van apropiándose de aquello que la comunidad suele considerar como benéfico y van internalizando los contenidos de la eticidad prevaleciente. La familia y la escuela contribuyen, como parte de sus funciones, en dichos procesos; pero también influyen otras instancias como la Iglesia, los medios de comunicación y las organizaciones sociales. No obstante, dichos procesos no bastan para forjar una personalidad sociomoral autónoma y no es raro que dificulten esta finalidad.

La formación de personalidades sociomorales autónomas resulta deseable no sólo porque éstas son las que se requieren para fincar una auténtica democracia, sino también porque son indispensables para construir una vida digna. Esto último es hoy en día más urgente cuando persisten fenómenos como la corrupción, la barbarie y el debilitamiento de las instituciones que salvaguardan derechos, al tiempo que se torna habitual la muerte y el sufrimiento de miles de personas por hambrunas, guerras, terrorismo, delincuencia, tortura o simplemente por sus condiciones de vida.

Un sujeto logra una personalidad sociomoral autónoma cuando cuenta con los recursos cognitivos, afectivos, conativos y prácticos que lo forman capaz de: resolver situaciones en las que diversos valores y/o pautas de valor entran en conflicto; poner en cuestión la educación en valores que le ha sido social y culturalmente impuesta; realizar acciones y proyectos que contribuyan a elevar la calidad de esa educacion; reflexionar, ponderar, tomar decisiones con base en principios y actuar en consecuencia, así como mantenerse en constante proceso de autoconocimiento, autocrítica, autorregulación y autoproducción de sí como agente sociomoral. Desde esta perspectiva, la formación valoral y la formación sociomoral son dos caras de un mismo proceso que demanda ir más allá de la socialización y la enculturación. Aunque no es raro encontrar en el discurso oficial educativo la finalidad de brindar una formación, moral, ética, cívica, o todo ello junto; puede afirmarse que con frecuencia no se sabe qué es lo que se está logrando o dejando de lograr, qué pasa con los programas que se han puesto en marcha y qué tanto los maestros se han convertido en facilitadores de la formación cívica y ética, superando la tentación de instruir sobre valores o adoctrinar. Las investigaciones al respecto, que siempre son escasas, muestran que los resultados no son suficientemente satisfactorios.

Las preguntas siguientes se vuelven apremiantes: ¿qué es lo que pasa en las escuelas en relación con la formación valoral de los educandos y qué resultados tienen las medidas que se han instrumentado al respecto? ¿Qué podemos hacer para corregir lo que obstaculiza esta formación y/o para potenciar aquello que la favorece? Estas interrogantes nos remiten inmediatamente a otras ¿Hay investigación educativa suficiente para saber lo que pasa en la escuela? ¿Los maestros están formados para, a su vez, contribuir a la formación sociomoral de los educandos? ¿Se han operado los cambios necesarios en la gestión y la organización escolar para favorecer la formación valoral?

Es indiscutible que en estos tres aspectos –la investigación, la formación de docentes y la transformación de la escuela– se han generado esfuerzos en los últimos años, pero éstos son muy escasos frente a la magnitud de los problemas que enfrentamos. El estado del conocimiento realizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa da cuenta de que en México hay investigadores que trabajan el campo de la formación valoral, la formación sociomoral y la educación para los derechos humanos, pero basta ver la proporción del número de investigadores dedicados plenamente a este ámbito (número que apenas rebasa el medio centenar) comparado con el número de escuelas o con la población total del país, para percatarse de que los esfuerzos en la investigación son insuficientes.

Entre lo poco que se sabe al respecto destaca que la formación de los docentes en estos aspectos es precaria y que las escuelas se han transformado muy poco para facilitar la formación socio moral. En qué aspectos hay que insistir, qué hay que cambiar y por qué; cómo hacerlo, hacia dónde apuntar…, son interrogantes a las que no se ha dado una respuesta satisfactoria; esto se dificulta aún más porque las diferencias regionales y locales tornan infructuosas las medidas generales que no consideran las particularidades de los diferentes contextos.

Por lo anterior es importante analizar acerca de la importancia que se le da a la formación de valores en los alumnos de 5 y 6 año de la escuela primaria federal. “Benito Juárez” en Nuevo Guerrero, indagar sobre el sustento teórico de los diferentes programas puestos en marcha en las escuelas, sobre el papel que ha jugado el proyecto escolar, los recursos empleados, los ejercicios que se promueven y la preparación de los profesores para enfrentar la tarea de facilitar la formación de la personalidad moral en los alumnos.

La formación en valores de los niños que cursan la educación primaria siempre ha estado presente en los idearios educativos oficiales, la legislación educativa ha consignado históricamente este ideal: Lo mismo ocurre con los planes y programas de estudio, y los libros de textos ofrecen diversos espacios y temas propicios para cumplir este objetivo. Desde el último tercio del siglo XIX, la historia de la educación registra uno de los principales propósitos de la escuela: formar a los ciudadanos requeridos por la república liberal y formar el sentido de identidad y pertenencia nacional. Esta aspiración, al menos en el discurso, se aprecia en los documentos e intenciones oficiales, siempre con un énfasis en lo cívico-patriótico. Si bien el enfoque puede ser cuestionado a la luz de las teorías actuales, debemos reconocer que -a veces de manera ingenua o candorosa- existen evidencias escolares del trabajo realizado por los maestros con fines de formación axiológica. Sólo por citar algunos de los muchos ejemplos que aún están vigentes, enunciamos: los Calendarios Cívicos, los Almanaques con la fotografía de los Presidentes, La

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