Ensayo sobre puesta en escena

Con el paso del tiempo, una amplia variedad de personas ha estudiado e investigado acerca de lo que es el performance, y lo que este implica en diferentes aspectos, énfasis, y situaciones de la vida misma. De esta manera, se hace evidente como algunos le dan un campo definido a este término, y en contraste, la forma en la que otros lo muestran como una rama de la cual nacen un sin fin de posibilidades, haciendo al performance un área abierta, pero con ciertas delimitaciones. El segundo es el caso de Richard Schechner en su obra Performance Studies (2013), en la cual muestra no solo su perspectiva, sino también la de otros pensadores, llevando al lector a crear pensamientos genuinos acerca de este campo de estudio.

Se entiende, desde una perspectiva analizada a través de la teoría de Schechner, que como performance puede llegar a estudiarse cualquier acción, vista ya sea desde la ritualidad, la cotidianidad, y otras posibilidades, en el caso del presente ensayo las artes escénicas. En las acciones se encuentran diferentes categorías que forman parte de lo que puede ser un evento escénico, que además interactúan, se relacionan y son interdependientes entre sí, fusionándose en lo que se puede llamar el gran espectro de comportamientos humanos. En dicha categorización aparecen lo que son el ejecutante (quien entrega su acción) y el participante (quien recibe la acción). Estos se ven inmersos en contextos específicos que definen su comportamiento ante lo que sucede en la puesta en escena, lo cual lleva a la pregunta que se desarrollará en el presente ensayo: ¿Hasta qué punto el participante puede transformar el desarrollo de un evento escénico? 

Esta cuestión surge al revisar cuales son los roles que componen un evento escénico y que funciones cumple cada uno haciéndolos partes esenciales del mismo. Considerando que es el participante quien recibe el resultado de la puesta en escena, se entiende entonces que la misma, en un primer momento, está en manos del trabajo de fuentes, productores, ejecutantes y la relación entre estos. En esta primera etapa se pensaría que el participante es meramente a quien se muestra la acción, punto de vista desde el cual el evento escénico tendría un gran vacío ya que se estaría considerando el participante, no como integridad en la construcción del trabajo, sino como un simple observante, como un extraño más.

Para refutar ese punto de vista y entender al participante como un complemento y una necesidad en una puesta en escena, se tiene en cuenta la siguiente afirmación de Schechner (2013, pág. 30): “un performance (evento escénico) toma lugar como acción, interacción y relación” desde la cual se puede deducir que el evento escénico no son simplemente las acciones ofrecidas por el ejecutante (creadas en relación con fuentes y productores), sino la manera en la que estas interactúan con el participante influenciándolo, transformando algo en él y llevándolo finalmente a sensaciones e interpretaciones acerca de lo sucedido.

Para complementar la idea anterior, cabe remitirse a lo que ofrece Eugenio Barba en su obra On directing and dramaturgy: Burning the house (2009), en la cual se puede interpretar el evento escénico como un organismo vivo, aquello que no solo necesita de la existencia de cada una de sus piezas para cobrar vida, sino también de sus niveles de organización y la relación entre estos. Por ello, se necesita trabajar no solo en el evento como una totalidad, si no en cada una de las partes que lo componen, incluyendo al espectador (participante) (Barba, 2010).

Parte de entender este rol como pieza indispensable para el evento escénico, está en identificar y profundizar en aquellos elementos que causan la existencia de distintos tipos de participante, lo cual puede ser parte de los matices que se llegan a generar en un mismo evento al exponerlo a más de un individuo. De lo anterior aparece un elemento clave que crea diversidad de una persona a otra: el contexto. Cada individuo que compone un evento escénico está envuelto en un contexto especifico, el cual está compuesto por el lugar en el que este se encuentra, la cultura y costumbres del mismo, las situaciones que ha experimentado a lo largo de su vida, entre otros, y, por lo tanto, la forma en la que cada quien se desarrolla dentro de una puesta en escena es distinta. Este contexto en el que se ubica cada persona abre lo que es el perspectivismo, por ejemplo: una persona con padres no entiende el concepto de familia de la misma manera en la que lo hace alguien huérfano. De esta forma, si en un evento escénico se plantea una situación relacionada con un tema específico, cada participante lo absorbería de acuerdo a la forma en la que entiende el mismo.

Desde lo anterior, se aclara que existen diferentes tipos de personas, no solo en los participantes, sino también dentro de cada rol en la puesta en escena, y que por lo tanto esta es experimentada de manera única por cada persona que forma parte de sí, a pesar de estar compuesta por acciones y comportamientos reestablecidos (repeticiones de acciones ya existentes) según afirma Schechner (2013). Esto lleva a preguntarse cuál de los roles es responsable de dar sentido al evento escénico, y una vez más, qué posibilidades tiene el participante de tener esta responsabilidad, de ser quien es transformado por el evento en la misma medida en la que lo transforma.

Para dar respuesta a estas preguntas, se tiene en cuenta la categorización que hace Barba (2010) dando tres niveles de organización que se relacionan entre sí para componer el evento escénico. En primera instancia el autor expone el nivel de dramaturgia orgánica o dinámica, en el que se componen y entrelazan dinámicas, ritmos y acciones del ejecutante para estimular sensorialmente la atención del participante. En este nivel se tienen en cuenta diferentes elementos para la puesta en escena (acciones físicas y vocales del ejecutante, vestuario, objetos, sonido, espacio e iluminación) para despertar en el participante atención y estímulos sobre lo que se quiere comunicar. Desde la dramaturgia orgánica se podría entonces considerar que el evento está aún en manos de productores, fuentes y ejecutantes, al tener con su trabajo la responsabilidad de crear una primera relación con una parte del participante: los sentidos.

...