Escucha activa como factor determinante en la atención comprensiva en el aprendizaje

Introducción

La comunicación es esencial para el entendimiento entre individuos, esta se determina como la acción que se emplea de manera consciente para lograr un adecuado intercambio de información y lograr la transmisión de un mensaje, esta también abre paso a la participación que tiene un individuo receptor de analizar, interpretar y responder este mensaje. Se emplean los planos de escucha propuestos por Aaron Copland, los cuales intentan explicar como la escucha activa y atencional de las notas musicales, mejoran el potencial de aprendizaje entre individuos, aplicando este aprendizaje en la comunicación verbal entre individuos.

Desarrollo

La comunicación mediante sonidos y expresiones sonoras cumplen la función de la transmisión de un mensaje, esto se realiza mediante la atención e interpretación de los mensajes. Aaron Copland propone que la escucha asertiva de la música clásica y su interpretación en el contexto sociocultural, permiten un mejor acercamiento al aprendizaje en los estudiantes y profesionales. Esto se realiza mediante un plano sensorial, expresivo y musical, por lo que se determina que el plano sensorial es el menos efectivo para lograr una buena comunicación. Copler nos acerca a la música clásica de una manera consciente y participativa con el fin de tener la capacidad de aplicar estos factores en el contexto estudiantil y profesionales. “Cuanto más se conozca el tema de la música, más grande será el goce de escucharla” (Copland, 1939. pp.11). Por lo tanto, este expone que  el primer requisito para escuchar la música es prestar atención y ser un oyente activo.

La comunicación verbal, por tanto, es aquella que utiliza las palabras para intentar comunicar o hacer entender una idea, esta no puede emplearse de manera aislada, sino mas bien conjunta con distintos factores que la permiten ser efectiva. Estos factores son: la atención, la empatía, el análisis y la respuesta coherente, y se emplean tanto en ámbito laboral como académico. En primer lugar, debe de haber un compromiso atencional con el individuo transmisor para lograr la captación de un mensaje, la atención se considera como la capacidad de seleccionar y concentrarse en aquellos estímulos que se consideren relevantes, para permitir un proceso cognitivo que le permita al personaje orientarse hacia su significado y procesarlo para generar una respuesta consecuente. “Es mostrar atención plena manifestando un interés genuino, procurando reconocer todos los detalles que nuestro interlocutor expresa, no solo a través de sus palabras sino de sus gestos, miradas, tono de voz y desde su cosmovisión o mundo interior.” (Anda, 2015. pp.1)

Por otro lado, la empatía que se debe emplear a la hora de recibir un análisis consta en entender que el otro individuo se encuentra en un contexto y una posición diferente a la del receptor, por lo tanto, el mensaje puede interpretarse de una manera alterada por las condiciones socioculturales en la que el autor se encuentra envuelto. Por ello es importante establecer un limite objetivo entre el mensaje y la emocionalidad que lo determina. Esto se encuentra estrechamente relacionado con el análisis que se realiza de determinado mensaje, pues hace falta abarcar todos los factores que forman una recepción efectiva, esto se realiza mediante el empleo de un examen exhaustivo del marco moldeador del mensaje y de las intenciones con las que fue comunicado, se determina como uno de los aspectos mas importantes a revisar al momento de interpretar una idea y poder emitir un juicio. Finalmente encontramos la respuesta coherente como consecuencia de los factores recogidos anteriormente, pues esta tiene como base la emisión de una opinión, postura o idea referente a lo que se nos ha expuesto, y poder así demostrarle al emisor que hemos comprendido su idea y que tenemos la capacidad de emitir un juicio respecto a lo que se nos ha planteado. De esta manera se puede aprehender el conocimiento, mediante la crítica de una idea cuestionable, que absorbemos dentro de nuestra racionalidad y nos otorga la capacidad de refutarla o aprobarla.

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