Escuela Y Comunidad
Enviado por Woner83 • 14 de Noviembre de 2011 • 2.615 Palabras (11 Páginas) • 4.002 Visitas
TEMA 1: LA RECUPERACIÓN DE LA HISTORIA DE LA ESCUELA Y LA COMUNIDAD.
Historia relacionada con la escuela o la comunidad (personajes, lazos y/o procesos sociales en los barrios, pueblos, colonias, las familias, entre otros).
Dentro de la lectura “Mi pueblo durante la revolución: un ejercicio de memoria popular” nos muestran diferentes aspectos en los que su enfoque se inclina por el hecho de que no se debe mirar solamente como una actividad académica que ocupa a ciertas personas específicamente hablando, sino ya más enfocados a una práctica social en las que participan las grandes masas; en ella se nos explica que es necesario tener presente los acontecimientos que han hecho a un pueblo tal como es. Yo en mi papel como docente, pienso que es muy importante tener en cuenta estos aspectos, ya que al conocer la historia de mi pueblo en donde desarrollo mis clases, puedo desarrollar mejores actividades, mucho más contextualizadas, en donde tenemos que conocer el pasado para comprender el presente. esto se enfoca mucho con el propósito de que se debe contribuir a recuperar la memoria de diversas historias
Lo que primeramente se pretendió con el curso de “mi pueblo durante la revolución” fue el hecho de alimentar la curiosidad y la nostalgia inclusive recabar algunas minucias para los historiadores.
Dentro de las memorias de los pueblos existe, sobre todo en comunidades rurales, la costumbre de alimentar esa curiosidad de forma de pláticas por parte de padres a hijos, de abuelos a nietos, de los mayores, y así sucesivamente, como se va alimentando la historia de un pueblo.
Hoy, en México, existen también testimonios escritos en muchos pueblos: rara vez falta un cronista o historiador local que asienta en humildes cuadernos escolares los hechos viejos y los nuevos recuerdos.
En la lectura de “los talleres de historia barriales: una experiencia transgresora desde el ámbito estatal (1985 – 1991)” El proyecto de los talleres de historia oral colectiva nació en el interior de una institución pública en la que existía, la posibilidad ya sea de interpretar el conjunto de las políticas públicas o incluso de implementar proyectos con una cuota importante de autonomía. La formación de un historiador, en ese momento, estaba reducida al análisis de documentación como el objetivo de extraer los hechos históricos, que en su mayoría eran políticos, militares, diplomáticos y religiosos. Fue en 1973, que se pudo acceder, con el retorno de la democracia, a todas las publicaciones antiguas y nuevas prohibidas durante los gobiernos autoritarios.
Desde el comienzo la tarea fue intentar recomponer el tejido social de los barrios de la ciudad, de conocer los conflictos del vecindario, y a través de la reconstrucción colectiva del pasado y así recuperar la identidad del barrio. En este marco la actividad asociada a la memoria colectiva surgió porque en el pasado próximo se había intentado, a partir de los gobiernos militares, destruir el conjunto de redes sociales que ahora se intentan recuperar.
De la historia a las historias conformadoras de lazos sociales.
Cuanto más sean oficiales los relatos de recuperación histórica, mayor será la distorsión provocada por el trabajo defensivo. Dado que nuestro metier es escuchar historias, no nos preocupa la objetividad de las mismas, no importa ya en qué medida se condensa en ellas la realidad material, y los deseos inocentes, lo esencial estará allí…dentro de cada uno de nosotros y el compromiso social que tengamos.
Se dice que el anciano ha quedado al margen del sistema aunque todavía se le reconoce, sin embargo, como productor de algo: los viejos son incansables productores de recuerdos, solo que esas imágenes sepia no pueden competir en el mercado. La historia viva debería poder engendrar vida y la vida integra pasado, presente y futuro. Si los talleres planteados de historia lograran rescatando a la memoria como función psíquica colectiva, esa historia de un tiempo pasado estaría realmente viva, al grado de propiciar modificaciones en el presente y con capacidad para proyectarse en el futuro.
La historia es transgresora en tanto cuestiona la memoria y el olvido “oficiales” contribuyendo a la recuperación de la potencia política de los grupos sociales marginados.
Historia de Cedral San Luis Potosí
El territorio del municipio, en remotas épocas, fue recorrido por tribus de indios salvajes de varias parcialidades de los chichimecas, entre ellos existían los guachichiles, guamares, cascanes, guaxabanas, copuces, etc.
En tales condiciones, la historia comienza para Cedral en 1726 cuando el cronista franciscano fray José de Arlegui refiere que era una simple “hacienda de Vaquería”. Posteriormente se registró una gran transformación debido a que los minerales en bruto que producía Catorce los trasladaban a Cedral para llevar a cabo su beneficio en 15 haciendas.
Ya para entonces y desde 1795, tenía Cedral el nombre de “Santa María de la Asunción del Cedral”, impuesto por los frailes franciscanos que atendían en lo religioso a la comarca.
Esta situación de Cedral se conservó hasta los años inmediatos a la terminación del siglo XVIII, en que la decadencia de las minas del Real de Catorce arrastró también la decadencia y ruina de Cedral, pues al suspenderse los trabajos de las minas de Catorce, Cedral ya no tuvo minerales en bruto que beneficiar.
Para colmo de males, pocos años después se desató la Guerra de Independencia, con los consabidos desordenes. Los insurgentes comandados por Iriarte y el coronel Canal, atacaron a la población cometiendo terribles atrocidades. Poco después el 13 de enero de 1811, los cedralenses que habían quedado en el pueblo, pues casi toda la población había huido verdaderamente aterrorizada, pudo ver la entrada al pueblo de un grupo de prisioneros españoles que habían caído en poder de los insurgentes.
Como vemos, no hubo graves sucesos en Cedral durante los años de 1810 y 1811, pero después nada sucedió allí hasta la consumación de la Independencia en 1821.
Poco después el Congreso Constituyente, ordenó la creación de los Partidos del Estado, uno de ellos fue el de Catorce; mediante Decreto se ordenó que a dicho Partido se le asignaran las municipalidades de Matehuala y Cedral, teniendo como Cabecera al mismo Catorce. Esta es la primera ocasión en la Legislación potosina en que se menciona a Cedral con categoría de Municipio. Esto ocurrió en el año de 1826.
Después de 1826, no volvemos a encontrar hechos sucedidos en Cedral y que registrara la historia.
Después la República Mexicana padeció la intervención francesa conociéndose que
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