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Evolución reciente de la economía internacional y sus perspectivas


Enviado por   •  7 de Octubre de 2012  •  Trabajo  •  1.929 Palabras (8 Páginas)  •  482 Visitas

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El sector externo constituye un elemento central en la evolución de la economía colombiana, no solo a nivel macroeconómico, sino a nivel macroeconómico como objetivo de gran potencial para las ventas de las empresas nacionales. En el primero, basta recordar cómo nuestra situación de país periférico ha hecho que la dinámica de la economía nacional haya estado determinada por la evolución del sector externo, desde nuestra articulación al sistema económico internacional. En el segundo, la evolución reciente del comercio exterior colombiano señala perspectivas alentadoras.

En efecto, las exportaciones colombianas en los últimos años se han caracterizado por una acelerada diversificación de productos, que parece romper definitivamente la condición de país monoexportador, así como por una multiplicación, menos acentuada pero igualmente definida, de los mercados a los cuales exportamos. Las ventas al exterior pueden constituirse en una atractiva alternativa frente a los mercados domésticos, los cuales tienden a ser bastante inestables en el mediano plazo, saturándose rápidamente en muchos casos.

Sin embargo, el adecuado aprovechamiento del potencial que representan los mercados extranjeros depende, al menos, de tres elementos: primero, un conocimiento suficiente por parte del sector empresarial de la evolución de la economía mundial y su significado para el comercio exterior colombiano; segundo, el análisis de las posibilidades y los obstáculos que ofrece la formulación de la política exterior colombiana y su marco institucional; tercero, una acción decidida por parte del sector privado para asumir un papel central dentro de la formulación y ejecución de la política comercial colombiana, tanto a nivel doméstico como en el exterior, en apoyo de una decisión estatal de mejorar y maximizar la inserción internacional de Colombia.

Evolución reciente de la economía internacional y sus perspectivas

Durante cuarenta años las economías occidentales han confiado en el crecimiento de los Estados Unidos como motor del engranaje económico mundial. Ninguna de las economías capitalistas más prósperas ha sido capaz de crecer sin una expansión de sus exportaciones, siendo el mercado norteamericano el principal factor estimulante.

La recuperación de la recesión de 1981-1982 aparece como la última manifestación de ésta situación. Bajo los lineamientos económicos del presidente Reagan, la economía norteamericana ha jugado nuevamente el papel de "locomotora" de la economía mundial desde 1983, con un desempeño envidiable en algunos frentes: seis años de crecimiento continuo en la producción, disminución sostenida en el desempleo y el mantenimiento de altos niveles de vida para los norteamericanos.

Sin embargo, ello se ha dado con un inmenso costo en términos de desequilibrios macroeconómicos: un descomunal déficit fiscal, un déficit comercial que apenas parece ser controlable, y una creciente dependencia de los capitales extranjeros, tanto de préstamo como de riesgo, que hacen de los Estados Unidos el mayor deudor del mundo.

Es evidente que, en esas condiciones, la situación de liderazgo actual de la economía norteamericana no es sostenible. La era de la "Reaganomics" y sus secuelas, ha de terminar con la era Reagan. El próximo presidente de los Estados Unidos tendrá que adoptar políticas drásticas tendientes a reducir los desequilibrios fiscal y comercial. Los dos candidatos presidenciales, George Bush y Michael Dukakis, parecen estar sesgados —aunque con diferente intensidad— hacia políticas proteccionistas. Sea que éstas se terminen adoptando o no, lo cierto es que desde ya la sola caída del dólar ha empezado a reducir los niveles de importaciones de los Estados Unidos, y esta tendencia tendrá que acentuarse si es que el nuevo presidente quiere solucionar los desequilibrios macroeconómicos.

Pero la reducción del déficit comercial de los Estados Unidos no vendría sola. Ello significaría la reducción de una demanda por productos extranjeros de más de US$ 150.000 millones, que significan en términos de empleo algo así como 4 millones de trabajadores del resto del mundo. Evidentemente, está reducción de las importaciones afectaría principalmente a Alemania y Japón, quienes deberán enfrentarse a un largo período de descenso de sus exportaciones. Para luchar contra la recesión éstos países deberán reestructurar sus economías hacia un crecimiento estimulado desde adentro, y Japón parece ser el llamado a adaptarse mejor a las nuevas condiciones.

Dentro del relativamente magro crecimiento presentado por las. economías industrializadas en el último año (2.7%), el Japón presentó el desempeño más sobresaliente (3.5%), por encima de los Estados Unidos (2.7%) y Alemania (1.5%). El bajo crecimiento de la economía alemana, así como las perspectivas planteadas anteriormente para la economía norteamericana, parecen ubicar actualmente, como líder de la evolución económica mundial al Japón. Sin embargo, la gran interdependencia existente entre estas tres economías, no sólo a nivel comercial sino financiero, hace que no se pueda pensar sólo en el Japón como la nueva fuerza motriz de la economía mundial.

La posibilidad de evitar una próxima recesión a nivel mundial depende de una cuidadosa articulación de políticas monetarias y fiscales entre las tres mayores economías del mundo: Estados Unidos, Alemania y Japón. Las tres podrían representar conjuntamente el papel que desempeñaron los Estados Unidos durante cuarenta años. Si ellas se pusieran de acuerdo acerca de un conjunto de políticas económicas, el resto del mundo no tendría otra alternativa que seguirlas. Esto significaría una economía mucho más integrada, con flujos crecientes de comercio hacia un sistema transnacional en el largo plazo y una suerte de liderazgo múltiple sin una hegemonía directriz singular.

Sin embargo, esto presupone el deseo de subordinar los objetivos nacionales al bienestar mundial, y la soberanía económica es uno de los elementos más inflexibles en el panorama internacional.

De cualquier manera los pasos hacia esa coordinación ideal de las tres economías más grandes del mundo en el mediano plazo, dependerán de manera decisiva de las intenciones y la habilidad del próximo presidente de los Estados Unidos. Así que habrá que esperar pacientemente.

Por el momento, los pronósticos para este año señalan una nueva disminución en la tasa de crecimiento de las economías industrializadas, la cual se ubicaría alrededor del 2.5%.

Ante este panorama incierto, algunos no se han

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