FEDERICO FELLINI

FEDERICO FELLINI

• El jeque blanco

Esta película no solo confirma, una vez más, las habilidades de dirección de Federico Fellini después de Luces de variedades, dirigida en colaboración con Lattuada, sino es el ejemplo de una obra que, para ser juzgada en sus valores efectivos, necesita una lectura atenta y, quizás, una segunda lectura más. De hecho, si uno la mira con superficialidad, no se dará cuenta de la peculiaridad de la obra. Fellini parece utilizar a personas comunes en ambientes comunes a través de una acción que podríamos definir casi banal. Pero esas personas, esos ambientes, esas acciones adquieren significados precisos que remiten, aunque de manera indirecta, a una opinión y una crítica. Una opinión y una crítica que, de todas formas, ya existían al comienzo de Luces de variedades. Sin embargo, mientras en esa película Liliana, al final de la historia, vive todavía en el mundo de los cómics (en este sentido son significativas las publicaciones que le pide al amante) y no ha resuelto nada de sí, en El jeque blanco, Wanda, la misma provincial que ha leído fotonovelas, consigue evadir de la "amorosa mentira" en que estaba metida sentimentalmente. Su aventura se convierte en una experiencia positiva porque la hace volver a la realidad.

• La strada

Película de corte neorrealista, que muestra la miseria y la desesperanza de la Italia de posguerra. Narra la historia de dominación y entrega entre dos personajes que no serán capaces de sobreponerse a su destino de perdedores. Ella, con una interpretación gloriosa por parte de Giuletta Masina mímica y entrañable, dispuesta a seguir a su poseedor hasta el infierno, anhelante de su amor. Él, interpretado por un magistral Anthony Quinn, un hombre embrutecido, que en aras de la supervivencia no sabrá hacer concesiones a los sentimientos… hasta el final, cuando el dolor le golpea con toda su crudeza. La strada es una de esas películas que dejan una impronta profunda. Sin lugar a dudas, una obra maestra de Federico Fellini.

• Il Bidone, 1955 [La gran estafa]

La segunda película de la trilogía de Federico Fellini de la soledad, IL Bidone es un retrato conmovedor y desgarrador de la redención de un hombre que envejece de una vida de crimen y el engaño. Temática similar a la película posterior de la trilogía, La Strada, de Fellini retrata el conflicto interno de Augusto a través de personajes distintos: el idealista Carlo que aspira a ganarse la vida honradamente como artista, y el hedonista Roberto, que busca oportunidades de ser incluidos en todos los esquema engañoso. Al igual que en La Dolce Vita, de Fellini utiliza las imágenes recurrentes de elevación para simbolizar el alma dividida entre la conciencia personal y el materialismo decadente: Carlo llama a su devota esposa, Iris (Giulietta Masina), que agita de nuevo a él desde su apartamento en la planta superior, Augusto, Carlo, e Iris subir las escaleras para asistir a una fiesta de Nochevieja organizada por un criminal de carrera que ha amasado su fortuna en el arte de la estafa, un Augusto heridos intentos de escalar la ladera de una colina. Inevitablemente, es el amor de Augusto a su hija que, paradójicamente, condena y lo redime. IL Bidone es un examen inquietante de una existencia equivocada, un testimonio profundamente conmovedor de la bondad innata del alma humana.

• Le Notti di Cabiria, 1957 [Las noches de Cabiria]

Las noches de Cabiria es una película conmovedora, divertida y conmovedora acerca de la esperanza y la supervivencia. Como la primera película de la trilogía de la soledad, Federico Fellini pares de la historia de una prostituta entrañable que busca el amor y la felicidad hasta su sustancia fundamental. El resultado es una crítica

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