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Fijacion Y Regresion De La Libido


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2013  •  2.535 Palabras (11 Páginas)  •  577 Visitas

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Desarrollo, fijación y regresión de la libido en el segundo modelo pulsional

Federico Martín Falk

Escuela de Formación de Ayudantes

Psicoanálisis Freud

Cátedra 1

Profesor titular: Osvaldo Delgado

24 de octubre de 2009

Para trabajar el concepto de regresión en la obra de Freud es preciso adentrarse en el concepto de libido dado por el autor. Este es un término que atraviesa todo el recorrido freudiano y que va modificándose junto al desarrollo de los modelos pulsionales.

El presente informe se propone, por lo tanto, ubicar el recorrido del desarrollo libidinal que Freud plantea junto con su segundo modelo pulsional para, a partir de esto, destacar y describir las características de la regresión en este período.

En el texto Tres ensayos de la teoría sexual, en una sección agregada en 1915, Freud va a definir la libido como una “fuerza susceptible de variaciones cuantitativas, que podría medir procesos y transposiciones en el ámbito de la excitación sexual” . En este punto esta intentando separar esta energía, de otra que se encuentra en la base de los procesos anímicos. Tanto en este texto como en Introducción del narcisismo, Freud realiza por primera vez la diferenciación entre una libido yoica o narcisista y una libido objetal.

Freud señala que solo se puede acceder al estudio de aquella por medio del análisis, cuando se transpone en libido de objeto, es decir, cuando da un empleo psíquico en la investidura de los objetos sexuales. La libido “se concentra en objetos, se fija a ellos o los abandona. Pasa de uno a otros y guía el quehacer sexual del individuo, el cual lleva a la satisfacción, o sea, a la extinción parcial y temporaria de la libido” . Vale aclarar que, tal como lo señala Strachey en una nota al pie, los objetos de los que se habla aquí están referidos a las representaciones psíquicas de los mismos, y no a los objetos del mundo exterior. La libido se adhiere a los objetos por una particular característica de la misma: su “viscosidad”

La separación de la libido en una narcisista y una objetal sigue la línea de la división de las pulsiones sexuales y las pulsiones yoicas. En este punto Freud discute con Jung, quien en su teoría buscaba hacer coincidir el interés psíquico con la libido. Freud emprende aquí un camino en el que se esforzara fuertemente por separar estos conceptos.

Para comenzar a estudiar el desarrollo libidinal debemos situar una doble vertiente en el desarrollo de la obra Freudiana en el camino del desarrollo del yo que, si bien son solidarias, pueden separarse teóricamente. Una de ellas es el desarrollo de las fases libidinales y otra es el camino de la libido en búsqueda de la elección de un objeto total. Esto va a dar una conceptualización compleja de la regresión que puede implicar tanto regresiones a las fases libidinales como a las distintas fases de evolución del yo y a las elecciones de objeto precedentes.

Por una parte Freud señala que la sexualidad infantil carece de organización. Todas sus pulsiones parciales tienen igual derecho y se satisfacen por separado. Esto le permite dar un salto clave en su obra al diferenciar la sexualidad, de la reproducción y la genitalidad. La función libidinal no emerge, por lo tanto, como algo acabado sino que recorre una serie de fases sucesivas. La fase de organización más temprana, más primitiva, es aquella en que la boca desempeña un papel principal, en la práctica sexual del chupeteo. Luego, Freud ubica la etapa sádico-anal en la cual las aspiraciones de meta pasiva se anudan a la zona erógena del orificio anal -fundamental en este período- y despiertan fuertemente la pulsión de ver y de saber. En este momento freud señala que luego de esta fase se produce un viraje del desarrollo de las pulsiones parciales bajo el primado de los genitales y con esto “el sometimiento de la sexualidad a la función de la reproducción.”. Solo tardíamente, en 1923, introducirá completamente entre estas dos últimas fases la fase fálica, en el que solo un genital -el masculino – ejerce su influencia. En este camino se van construyendo los distintos objetos pulsionales, como el objeto oral y el objeto anal.

El camino de la elección de objeto en Freud - pero esta vez hablando del objeto como objeto total - va acompañado en todo momento del desarrollo del yo del sujeto. En un primer momento el individuo no cuenta con un yo. Este tiene que ser desarrollado. Como vimos hay un destino temprano de la libido que Freud llama autoerotismo, donde las pulsiones parciales se satisfacen de manera anárquica y parcial, autoeróticamente, son pulsiones iniciales. Y en este punto Freud señala algo fundamental que es que algo tienen que agregarse, al autoerotismo, para que se constituya el narcisismo. Debe advenir un “nuevo acto psíquico.”

A partir de este nuevo acto psíquico es que va a fundarse un yo y un cuerpo. Vemos así que ni el cuerpo ni el yo son datos a priori, sino que deben advenir y que incluso podrían no constituirse o constituirse de modo fallado.

En este sentido la libido se coloca en el cuerpo propio: es el estado del narcisismo. Este narcisismo al que llamamos primario es el que funda el yo. Es un término que Freud toma de los autores P.Nacke y Havelock Ellis. Pero a diferencia de ellos Freud no lo va considerar como una perversión, (lo que lo define como darle el trato al cuerpo propio que se le daría a un objeto sexual) sino como el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación. El narcisismo es un paso ineludible en el camino para la elección de objeto. En palabras de O. Delgado: “Lo único que permite pensar el movimiento que va de la dimensión autoerótica respecto a los objetos parciales para pasar a la elección del objeto de amor, es el concepto de narcisismo; permite pensar cómo se constituye un yo, que es aquel que puede amar, ya que la pulsión no ama el objeto.”

Posteriormente el desarrollo del yo debe llevar a un distanciamiento respecto del narcisismo, que engendrará una intensa aspiración a recobrarlo. Freud explica este proceso de la siguiente forma: “Este distanciamiento acontece por un desplazamiento de la libido a un ideal del yo impuesto desde afuera.” Este ideal es un sustituto del narcisismo perdido en el que el propio sujeto era su propio ideal. Y sigue: “simultáneamente el yo ha emitido las investiduras libidinosas de objeto. El yo se empobrece en favor de estas investiduras así como del ideal del yo y vuelve a enriquecerse por las satisfacciones del objeto y por el cumplimiento del ideal” De esta forma se consuma la elección hacia los primeros objetos de amor que serán,

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