Frente a la violencia escolar, bonitas palabras
Enviado por jahimmar • 1 de Marzo de 2013 • Ensayo • 1.091 Palabras (5 Páginas) • 456 Visitas
Frente a la violencia escolar, bonitas palabras
LA muerte de Jokin ha sido convertida en un referente mediático en materia de
POR IÑAKI PIÑUEL
Actualizado 21/09/2006 - 07:43:07
LA muerte de Jokin ha sido convertida en un referente mediático en materia de acoso escolar al incluir la dimensión jurídica. Condenar a varios menores por un delito contra la integridad moral, por trato inhumano o degradante previsto en el artículo 173 del CP abre un horizonte, hasta ahora desconocido, en el tratamiento de los supuestos de acoso escolar.
Sin embargo, son varios los errores interesados que se deslizan al hilo del caso de Hondarribia y que contaminan el fenómeno real de la violencia y el acoso escolar:
1. Entender el acoso escolar como una situación límite, en que la víctima se encuentra a un paso del precipicio, supone eludir el calvario que hasta uno de cada cuatro escolares señala sufrir en nuestras aulas. Burlarse de otro, insultar, menospreciar o ridiculizar son comportamientos socialmente inaceptables que, frente al principio de no intervención o no injerencia, deberían encontrar el rechazo de los adultos y la contundencia del sistema escolar.
2. Menospreciar la violencia psicológica y social que precede en todos los casos a la violencia física es desconocer la gravedad de las secuelas que el desprecio y la humillación producen en el niño. Entre los posibles daños asociados no sólo se encuentran el autodesprecio y el riesgo de suicidio, sino también la ansiedad, la disminución de la autoestima, los cuadros depresivos y el más temible cuadro de estrés postraumático que, cronificado, se puede arrastrar hasta la vida adulta y afectar al desarrollo social, laboral, intelectual y emocional de quien lo sufre.
3. Exigir la presencia de daños clínicos en la víctima como criterio para diagnosticar la existencia de un cuadro de acoso escolar es desconocer la naturaleza misma del problema. La herramienta de evaluación utilizada para identificar el acoso escolar ha de basarse en conductas objetivas de hostigamiento que se producen de manera frecuente o habitual con independencia del daño psicológico o de la personalidad previa del niño acosado.
4. Aún hoy, en las noticias sobre el llamado «caso Jokin», se afirma que «Jokin no tuvo la astucia ni la picardía» o «las familias no se entendieron», pudiendo leer entre líneas el sesgo que consiste el denominado error básico de atribución que pretende encontrar en la víctima la responsabilidad última del maltrato recibido y con ello la evidencia de que las conductas de hostigamiento tienen alguna justificación. El proceso se repite en las noticias en las que se afirma que «se trataba de un ajuste de cuentas». Ello permite mantener la «ilusión» de que «todos estamos a salvo», o que «eso a mí no me podría suceder» puesto que no he hecho nada.
No se trata de un ejemplo aislado, sino del proceso que sistemáticamente se repite en todos y cada uno de los casos de acoso escolar imputando al niño que es víctima del hostigamiento los rasgos y características que le hacen ser percibido como merecedor y responsable del maltrato que se le inflige. Su entorno escolar, incluidos los adultos, participan de este cómodo proceso de victimización que hace responsable al niño y a su familia de la situación de hostigamiento.
Es por ello que cuando el acoso escolar no se detiene
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