Guiones para teatro de títeres: La gallina de los huevos de oro
Enviado por byrbarce • 14 de Enero de 2015 • Informe • 1.194 Palabras (5 Páginas) • 725 Visitas
Guiones para teatro de títeres: La gallina de los huevos de oro
Esta historia está inspirada en una conocida fábula de Esopo, que tal y como indica el refranero, nos enseña que la avaricia rompe el saco. Está recomendada a partir de los cinco años.
La gallina de los huevos de oro
Autor: José Luis García
(Estamos en una vivienda muy pobre).
(Entra Hombre y deambula sin sentido de un lado para otro de la estancia).
HOMBRE.-
Tengo tanta hambre que no puedo ni estarme quieto… ¡Para! ¡Para de una vez!
(Sigue deambulando).
Ni yo mismo me hago caso… ¡Para de una vez, te digo!
(Deambula).
Sólo tengo agua para comer, agua para desayunar, agua para cenar… Sólo falta que estalle una tormenta y comience a hacer frío para que mi mala suerte sea completa…
(Se escucha un primer trueno y continuación otro y otro. Ha estallado una formidable tormenta).
(El Hombre tiembla y tiembla).
HOMBRE.-
Tengo fri… fri… fri… Mucho frío…
(Tocan a la puerta: toc, toc, toc).
HOMBRE.-
¿Quién toca a la puerta?, si por aquí no pasa nunca nadie.
(Se acerca hasta la puerta y la abre).
(Entra un Viejo de barba blanca, aunque también puede ser morada y no pasa nada. Lleva consigo un pequeño saco).
VIEJO.-
Buenas tardes. Pasaba por aquí y me ha sorprendido la tormenta. ¿Puedo descansar un rato y sentarme junto al fuego?
HOMBRE.-
Entra, entra; aunque en realidad ya estás dentro… Pero no esperes ni fuego ni una silla en la que sentarte, soy tan pobre, que cuando quiero comer bebo agua y cuando quiero descasar me siento en el suelo.
VIEJO.-
Sentémonos en el suelo. Cuando ya eres viejo, lo mismo da suelo que silla.
(Ambos se sientan en el suelo).
VIEJO.-
No debes pasarlo muy bien aquí.
HOMBRE.-
No me he muerto de hambre de puro milagro. Hace dos días que no como nada de nada.
VIEJO.-
¿Eso es todo el problema?
HOMBRE.-
Hombre, cuando lleve cuatro días sin comer será peor, ya lo sé.
(El Viejo abre su saco y saca varias provisiones, como pueden ser pan, queso, jamón… Sea lo que sea, en todo caso, el tamaño de las cosas que saca del saco debe ser mayor que el tamaño de este).
HOMBRE.-
¿Cómo pueden caber tantas cosas en un saco tan pequeño?
VIEJO.-
Comamos, que el pan está recién hecho…
(Ambos se dedican con gran afición a la comida, sobre todo el Hombre. Durante el rato en el que comen, pueden oírse algunas exclamaciones: “eno, eno”, “jo, que rico”, “recién hecho, je, je” y otras de la invención de los actores que intervienen).
(Pasado un tiempo prudencial, acaban de comer).
HOMBRE.-
Hacía años que no comía tan bien.
VIEJO.-
Ahora debo continuar mi camino. Voy lejos, muy lejos. Pero te dejaré un pequeño regalo.
(El Viejo saca una gallina de su saco y la coloca en el suelo).
HOMBRE.-
¡Una gallina…! ¿Pero cómo pueden caber tantas cosas en tu saco?… ¿Es para mí, para mí…?
VIEJO.-
Es toda tuya. Lo único que tienes que hacer es tratarla bien y resistir la tentación de comértela, porque pone huevos todos los días, incluso domingos y festivos. Ya verás que esta gallina te dará muchas alegrías.
(Suena un trueno).
VIEJO.-
Tengo que irme. Me llaman.
HOMBRE.-
Una gallina, una gallina que pone huevos…
VIEJO.-
Adiós, que me marcho…
(Y sin decir ni media palabra más, el Viejo abre la puerta y sale por ella).
(Se escucha un trueno).
VIEJO.-
(En off).
¡Ya voy, ya voy!, ¡siempre con prisas!…
(La gallina corretea por el lugar).
HOMBRE.-
Una gallina, una gallina…
GALLINITA.-
¡Anda con el pavo!, si no sabe decir otra cosa…
(La gallina se esconde detrás de algún elemento de la escenografía).
HOMBRE.-
Una gallina, una gallina… ¿Y dónde está la gallina?
(De donde se escondiera la gallina sale rodando un huevo dorado, que llega hasta donde está el Hombre).
HOMBRE.-
La gallina ha puesto un huevo… ¡Y qué grande!
(Se agacha y lo toca).
HOMBRE.-
Parece de o…
(El hombre trata de levantar el huevo, pero no lo consigue).
HOMBRE.-
Parece de or…
(El hombre consigue levantar el huevo con esfuerzo).
HOMBRE.-
¡Es un huevo
...