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Género Policial Contemporaneo (y análisis de algunos cuentos)


Enviado por   •  7 de Mayo de 2018  •  Ensayo  •  9.307 Palabras (38 Páginas)  •  198 Visitas

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Trabajo Práctico de Literatura: el policial contemporáneo

Los orígenes del género policial se dieron a mediados del siglo XIX cuando Edgar Allan Poe publicó Los crímenes en la calle Morgue (The Murders in the Rue Morgue). Este género fue evolucionando, creando así diferentes alternativas de este como el género negro. Estos “subgéneros” se dan en la literatura contemporánea, perduran en la historia del género mismo.

En breves palabras, el policial negro se caracteriza por ser una fuerte crítica a la sociedad desde sus diferentes ámbitos (político, social, económico, etc). Efectivamente, el subgénero comenzó en 1929 cuando cayó la bolsa de Wall Street y la economía mundial de desmoronó. Autores como Raymond Chandler, Dashiell Hammett y Carroll John Daly desarrollaron relatos que dieron origen al policial negro, basándose en esta crisis o en otras situaciones que consideraban relevantes.

¿Qué diferenciaba al policial “blanco” del policial negro? Pues el último comenzó a integrar temas como la violencia donde la moral se podía discutir dado a que no se presenta un detective bueno contra un enemigo malvado sino que esos adjetivos comenzaban a mezclarse. Además, el mismo detective comienza a adquirir otras características pues este puede llegar desde un ámbito ilegal o también puede tratarse de un hombre que ya conocía la situación en la criminalística. Aquí se nota como el género comienza a evolucionar adecuándose a las circunstancias de la época.

Evidente fue que, a medida que pasaba el tiempo, las novelas y cuentos del género policial se difundieron por todo el mundo no sólo creando traducciones de estas obras sino integrando a nuevos autores de diferentes países proponiendo así miradas sobre todas las sociedades. Argentina fue uno de estos.

Puede verse en varios relatos argentinos el poderoso efecto del “policial negro”, donde se presentan situaciones de gran injusticia, de milicos y de violencia, todas más o menos relacionadas. Los autores del país se encargaron de criticar todas estas circunstancias según su época.

En primer lugar, el tema de la ilegalidad. Se hallan muy presentes situaciones de prostitución y asesinatos por venganza o por deuda en los relatos leídos. Contamos con detectives profesionales, no profesionales, legales e ilegales. Sabemos que en el policial clásico los detectives trabajaban para el Estado o esté llegaba a ellos como último recurso. En los relatos argentinos vemos que no siempre los narradores coinciden con el Estado y que incluso resuelven crímenes sin tener un mínimo conocimiento del ámbito profesional de la criminalística (no son así exactamente todos los relatos, es una generalización, varios cuentos argentinos tratan con profesionales).

Por otro lado, conocemos la gran dictadura militar de 1976 que marcó la historia argentina. Incluso antes de esta, ya se venían dando varios golpes de Estado creando así épocas democráticas que luego pasaban a la dictadura. Gran asunto para tratar en los relatos. Evidentemente, la política y los gobiernos fueron el objetivo de muchos autores a medida que desarrollaron su narración.

Por último, el tema de la injusticia. Si algo puede verse en los cinco cuentos presentados es la injusticia donde, por ejemplo, la situación verdadera no importa sino que aquello que ocurre lo decide un superior o conocer un criminal y no exponerlo ante la justicia. En fin, existen millones de ejemplos que pueden ser aplicados pero lo que cabe destacar es la aparición de este fenómeno, la injusticia, que marca la narrativa policial de Argentina.

La muerte y la brújula:

Resumen:

La historia comienza con el narrador contando el final del cuento. Nos cuenta que el protagonista no pudo impedir el último crimen pero que sí lo previó, y luego revela el nombre del asesino, Red Scharlach, quien no sería mencionado hasta el final. Luego nos cuenta los tres crímenes: El primero consiste en el asesinato de un doctor judío en el dormitorio de un hotel donde el narrador nos relata la discusión entre el detective Erik Lönnrot (el protagonista) y el comisario Franz Treviranus, el último dice que un ladrón intentó robar joyas y es descubierto por este doctor que luego es asesinado por el ladrón. Lönnrot cree que esta hipótesis no es interesante y que depende mucho del azar, y ahí es cuando descubren que en una máquina de escribir esta escrito “la primera letra del nombre ha sido articulada”. El segundo ocurrió en una pinturería en donde apareció muerto Daniel Simón Azevedo. No muchos detalles se dieron sobre su muerte pero había otra frase que era “la segunda letra del nombre ha sido articulada.” Y el tercero en una taberna en donde 2 hombres enmascarados se llevaron a una persona llamada Gryphius y escribieron “la última letra ha sido articulada”. Lönnrot luego recibe un sobre con un mapa y una carta por parte de Treviranus que decía que no iba a haber un cuarto crimen debido a que los lugares de los asesinatos forman un triángulo equilátero, pero este detective descifra que de hecho se va a cometer un cuarto crimen y que en realidad la forma era la de un rombo. Cuando llega a la quinta de Triste-Le-Roy, lugar donde se cometería el cuarto crimen, es capturado por Scharlach quien le revela que todo fue una trampa para atraerlo y de esa manera vengar a su hermano arrestado por el mismo Lönnrot; luego lo ejecuta en el lugar.

Análisis:

Este cuento escrito por Borges, es el cuento más parecido a un policial clásico (de los que se encuentran en la antología de policiales modernos), ya que su estructura es prácticamente idéntica. Presenta características como un crimen claro en donde se convoca a un detective para que lo resuelva.

El detective de este cuento, Lönnrot, es el típico detective genio que aparece en todos los cuentos clásicos, el no cree en el azar ya que lo considera aburrido; que a partir de análisis lógicos y deducción, logra llegar a cierta resolución del crimen. Treviranus, por otro lado, es una persona mucho más directa; al hipotetizar supone lo más directo y probable.

Se puede ver un gran contraste entre los dos personajes, Treviranus el directo y racional, y Lönnrot, quien es mas creativo y creyente.

También se encuentran ciertas diferencias con el clásico, como la primera o segunda persona en los relatos. El narrador no es un ayudante del detective, como suele pasar en el policial clásico; en este cuento el narrador es un narrador omnipresente que se “enfoca” sólo en el detective y sus pensamientos. Otro aspecto, es que el criminal no es atrapado por el policía. Normalmente el detective se adelanta al criminal, lo atrapan y lo encarcelan, en este cuento el criminal se adelanta el detective

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