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HERRAMIENTAS PROFESIONALES


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2019  •  Trabajo  •  3.001 Palabras (13 Páginas)  •  116 Visitas

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Master Universitario en Necesidades Educativas Especiales[pic 1][pic 2]

Facultad de Psicología y Educación

Universidad de Deusto

        

HERRAMIENTAS PROFESIONALES

Goizargi Ruiz Ibinarriaga

Delfín  Montero Centeno

3 de Mayo del 2015

                Índice[pic 3]

  1. Introducción                                                                                3
  2. Resumen                                                                                4
  3.  Referencias                                                                                9                                                                        

                                                                                        

  1. Introducción

        En este trabajo abordaré los aspectos relativos a las herramientas profesionales que podemos emplear dentro del centro ordinario, haciendo especial hincapié en el movimiento de la voz del alumnado.

        Para ello, he dividido el trabajo en un único apartado donde planteo un breve resumen de las principales aportaciones proporcionadas por Teresa Susinos en el módulo “Herramientas profesionales”, además de las ideas que he podido recoger del material que nos proporcionó ella misma.

        Respecto a las motivaciones que me han llevado a realizar este resumen, considero que es un tema muy atrayente ya que, el día de mañana, cuando trabajemos en educación, debemos ser conscientes de cómo poder guiar y orientar una práctica educativa participativa. Es decir, considero que debemos estar preparados, académicamente hablando, para responder a las necesidades educativas de nuestros alumnos, y no se me ocurre mejor manera que conociendo diversas herramientas que nos ayudarán a profundizar en nuestras programaciones.

  1. Resumen

        A pesar de que los alumnos son los principales protagonistas de la educación, es poco frecuente que sus opiniones sean tenidas en cuenta cuando se analiza el funcionamiento de los procesos de enseñanza en las escuelas o cuando se diseñan políticas que afectan al sistema escolar. Por ello, Teresa Susinos, mediante el módulo “Herramientas profesionales” tiene como objetivo principal hacernos cambiar el chip y demostrarnos la necesidad de incluir a los alumnos entre quienes tienen la capacidad de intervenir en el análisis y en la reforma de la educación, ya que nadie mejor que los alumnos sabrán qué es lo que realmente necesitan.

        La expresión “voz del alumnado” es aún poco común entre nosotros, si bien es un término perfectamente desarrollado en los países anglosajones desde la década de los setenta. De hecho, en estos países la expresión “student voice” se utiliza con mucha frecuencia para hacer referencia a todas aquellas iniciativas que emprenden escuelas y que están dirigidas a aumentar el protagonismo del alumnado en la toma de decisiones sobre el diseño, la gestión y la evaluación de cualquier aspecto de la vida escolar, pero además, también se emplea para emprender acciones que repercuten fuera del centro escolar, como por ejemplo, otras organizaciones sociales como ONGs, consultorios y organismos oficiales.

        En nuestro país, este término se identifica como un movimiento reciente, contemporáneo, de finales de los años ochenta que se encuentra ligado a la Declaración de los Derechos de la Infancia y al reconocimiento de niños y niñas como ciudadanos-consumidores con derecho de participación en las instituciones educativas. Es la expresión la que tiene un origen próximo en el tiempo aunque la idea profunda de enseñar y practicar la participación con el alumnado hunde sus raíces en tradiciones pedagógicas comprometidas con la educación para la democracia.

        Por otra parte, es importante resaltar que, por mucho que la voz del alumnado, como movimiento o tendencia educativa, no forme aún parte del vocabulario habitual en nuestro contexto, no significa de ninguna forma que no existan numerosas iniciativas con fines similares. De hecho, hoy en día son numerosos los centros educativos donde se plantean programas y acciones de participación estudiantil, afianzando la inclusión educativa de todo el alumnado y las escuelas democráticas. Pero, en todo caso, la participación de los alumnos en la vida escolar no puede reducirse a los canales institucionales formalizados, ni a la participación a través de representantes porque este constituye solo uno de los múltiples espacios posibles para escuchar al alumnado y fomentar su presencia activa en la escuela.

        De todas formas, por mucho que quede mucho por hacer, ya estamos encaminados: compartir una expresión que identifique la preocupación por cómo, cuándo, dónde y con qué finalidades participan los alumnos en la gestión común de la vida escolar tiene un gran poder ya que permite dar visibilidad y convertir en un problema pedagógico lo que en numerosas ocasiones pasa inadvertido ante nuestros ojos. Es una herramienta que nos desvela una situación hasta el momento invisible para la mayoría y nos invita a reordenar nuestra forma de pensar y nuestras prácticas educativas para dar cabida a nuevas formas de administrar lo que pueden y deben decidir y gestionar los principales elementos de los centros escolares, los alumnos.

        Pero, a pesar de la popularización del término para hacer referencia a iniciativas variadas que las escuelas ejecutan con la intención de aumentar el protagonismo del alumnado en la toma de decisiones sobre el diseño, la gestión o la evaluación de cualquier aspecto de la vida escolar, no se ha acompañado de un consenso básico sobre su definición y los límites que abarca. Por ejemplo, ¿Hasta dónde pueden o deben decidir los alumnos? ¿Qué puede mejorar en la escuela con la participación de los estudiantes? ¿Hasta dónde llega el espacio que gestionan los alumnos? ¿Todo el alumnado puede participar?

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