HISTORIA DEL TE

El té, planta originaria de China, forma parte de su cultura desde los inicios de la era cristiana, mientras que en Occidente no se conoció hasta el siglo XVII. A diferencia de Japón, donde se desarrolló una exquisita y sofisticada ceremonia del té, en China los amantes del té prefieren la espontaneidad y la informalidad derivadas del taoísmo.

Varios versos de la obra más antigua de la literatura China, El Libro de las canciones, compilado hacia el siglo VII a.C., ya se refieren al té. Durante siglos, el té se consideró una bebida medicinal y se usó, sobre todo, para combatir el envenenamiento.

En la época de la dinastía Tang (618 – 907), el monje Lu Yu recopiló los conocimiento de sus antepasados en el Cha Jing o El Libro clásico del té, y entonces se popularizó en China el consumo de esta planta. Puesto que en aquellos años China era un hervidero de viajeros y comerciantes, el cultivo del té no tardó en extenderse por los países vecinos, como Japón o Corea. En la propia China su consumo no dejó de aumentar y llegó a impregnar todos los aspectos de la cultura.

El arte del té, o cha shu, engloba todos los aspectos relacionados con él, desde su plantación, crecimiento y procesamiento de las hojas, hasta su degustación, atendiendo a los sabores y aromas y a todos los accesorios necesarios para disfrutar con esta bebida. En el círculo de los letrados se realizaron cerámicas, poemas, canciones o jardines para ser apreciados en torno al té.

La Compañía Holandesa de las Indias Orientales llevó el té por primera vez a Europa a principios del siglo XVII. Más tarde, los ingleses popularizaron el consumo del té por todo el mundo. De hecho, en el siglo siguiente el té se convirtió en el pretexto para la rebelión de las colonias británicas de América del Norte y así nacieron los Estados Unidos de América.

El te crece en el sur de China, especialmente en la cuenca del río Yang-tse Kiang. La planta del té es un arbusto que se desarrolla bien en los climas templados. Tiene una vida media de 100 años y cada 25 años se poda para que crezca con más vigor. Sus brotes tiernos, después de recogidos y tostados, están listos para preparar la infusión. La recolección del té se realiza de forma continuada a lo largo de todo el año, pero su calidad varia con las estacione.

En China se consume el té a todas horas. Muchos chinos van de la mañana a la noche con sus frascos de té en la mano. En las oficinas cada chino tiene el suyo, al que va añadiendo agua hervida cada cierto tiempo, puesto que las mismas hojas se utilizan varias veces. El té se consume abundantemente con las comidas, para recibir a un amigo o para agasajara un invitado. También para favorecer la concentración acompañar la meditación.

Dicen que el té caliente refresca en verano y calienta en invierno. Sus mayores entusiastas aseguran que tiene unos 400 elementos

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