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Hernando De Acuña


Enviado por   •  7 de Agosto de 2011  •  Ensayo  •  428 Palabras (2 Páginas)  •  572 Visitas

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Hernando De Acuña

Soneto al Rey nuestro Señor

Ya se acerca, señor, o es ya llegada

la edad gloriosa en que promete el cielo

una grey y un pastor solo en el suelo,

por suerte a vuestros tiempos reservada.

Ya tan alto principio, en tal jornada,

os muestra el fin de vuestro santo celo

y anuncia al mundo, para más consuelo,

un monarca, un imperio y una espada.

Ya el orbe de la tierra siente en parte,

y espera en todo, vuestra monarquía,

conquistada por vos en justa guerra:

que a quien ha dado Cristo su estandarte

dará el segundo más dichoso día

en que, vencido el mar, venza la tierra.

HERNANDO DE ACUÑA.

(1518-1580)

Huir procuro el encarecimiento,

no quiero que en mis versos haya engaño,

sino que muestren mi dolor tamaño

cual le siente en efecto el sentimiento.

Que mostrándole tal cual yo le siento

será tan nuevo al mundo y tan extraño

que la memoria sola de mi daño

a muchos pondrá aviso y escarmiento.

Así, leyendo o siéndoles contadas

mis pasiones, podrán luego apartarse

de seguir el error de mis pisadas

y a más seguro puerto enderezarse,

do puedan con sus naves despalmadas

en la tormenta de este mar salvarse.

SONETO SOBRE LA RED DE AMOR

Dígame quien lo sabe: ¿cómo es hecha

la red de Amor, que tanta gente prende?

Y, ¿cómo, habiendo tanto que la tiende,

no está del tiempo ya rota o deshecha?

Y, ¿cómo es hecho el arco que amor flecha,

pues hierro ni valor se le defiende?

Y, ¿cómo o dónde halla, o quién le vende,

de plomo, plata y oro tanta flecha?

Y si dicen que es niño, ¿cómo viene

a vencer los gigantes? Y si es ciego,

¿cómo toma al tirar cierta la mira?

Y si, como se escribe, siempre tiene

en una mano el arco, en otra el fuego,

¿cómo tiende la red?, y ¿cómo tira?

En extrema pasión vivía contento

por vos, señora, y cuando más sentía,

sólo un mirarme o veros, deshacía

o, al menos, aliviaba mi tormento.

Hora quisistes que de fundamento

cayese en tierra la esperanza mía

con declararme lo que no entendía,

de torpe, hasta aquí mi entendimiento.

De esto nació un desdén por cuya mano

en término muy corto se ha deshecho

la fábrica que Amor hizo en mil años.

Yo miro, ya seguro desde el llano,

el risco en que me vi y el paso estrecho,

quedando ya seguro de mis daños.

¡Oh, celos, mal de cien mil males

...

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