Historia De Chocolates Helena

No hay duda que si una persona tiene la combinación de carisma, simpatía, elegancia y ternura ella es la empresaria Elena Soler de Panizo que conquistó al Perú con la elaboración de sus chocotejas, una combinación perfecta de las tejas iqueñas con el chocolate. Hace casi 35 años esta emprendedora iqueña, inspirada por la afición hacia la repostería fina, decide empezar a preparar chocolates para venderlos entre sus amigos y familiares, cuando se da cuenta del éxito no dudó en poner su propia fábrica. Al poco tiempo y al ver que las ventas cada día iban creciendo decidió viajar a la capital y empezar su negocio, siempre con el apoyo de su esposo y sus siete hijos. De esta manera años más tarde logra abrir siete tiendas en Lima y una segunda en Ica. Ahora Estados Unidos también disfruta de las delicias de este producto considerado como chocolatería fina. Business Empresarial tuvo el honor de compartir con ella sus secretos y anhelos.

Todo empezó cuando Elena Soler iba a celebrar el cumpleaños de uno de sus hijos, en lugar de comprar los bocaditos, prefirió hacerlos ella misma, siendo la sensación los chocolates. En ese momento una persona cercana a ella le propuso que preparara el producto, pero en este caso para venderlo entre los amigos y familiares.

Al venderlos se dio cuenta que podía combinar las tradicionales tejas que se venden en Ica, su ciudad natal, con el chocolate y decidió hacerlo para venderlo entre las personas más cercanas a ella.

“Inicialmente nunca me detuve a pensar que podría llegar a formar una empresa, pero sí tener una linda tienda en la que diera rienda suelta a todas mis creaciones, tanto con diversas elaboraciones, manufacturadas con finos ingredientes y presentadas para su venta con un fino toque de distinción”, nos cuenta.

Para iniciar ella recibió de su esposo, su mano derecha, la suma de US$ 2,000 que le regaló el día de su cumpleaños (7 de febrero) y con ese dinero compró los primeros ingredientes como el chocolate y la manteca de cacao que eran los insumos más caros en ese entonces.

Sin haber estudiado repostería logró abrir su primera y única fábrica en Ica y una tienda desde la cual se pueden ver cómo se preparan los tan agradables productos que ella vende.

Ya consolidada en su ciudad natal y siendo muy querida porque no sólo se trataba del crecimiento de ella y su familia, sino que el nombre de Ica ya se hacía presente en las diferentes regiones del país, pues los turistas que llegaban al lugar no podían dejar de probar los chocolates Helena.

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