Historia De Los Carro
Enviado por jhonaquis • 5 de Mayo de 2013 • 2.405 Palabras (10 Páginas) • 258 Visitas
El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.
Discurso en Angostura- 15 de febrero de 1819.
La magna gesta por la libertad, unión de naciones y su grandeza infinita, han hecho a Simón Bolívar merecedor del recuerdo, respeto y admiración perdurable. En su corta, pero fructífera vida emancipadora, nuestro “Padre Libertador” concretó grandes y efectivas actividades, demostrando fehacientemente amplia capacidad de trabajo y compromiso consigo mismo, condiciones que le llevaron a materializar su segundo juramento en Monte Sacro, lanzado a los cuatro vientos en la antigua Roma el 15 de agosto de 1805. A Bolívar, lo estudiamos y conocemos como táctico, estratega, líder militar, visionario, comunicador social, analista político, legislador, magistrado, abogado, conservacionista, diplomático, humanista y por antonomasia, Libertador, pero poco sabemos y analizamos sus cualidades como buen administrador de los recursos públicos. Perdida la Primera República, nacida el 5 de julio de 1811, los acontecimientos lo hacen trasladar hacia Curazao el 27 de agosto de 1812, partiendo luego a Cartagena de Indias, donde el 15 de diciembre, emite su famoso Manifiesto de Cartagena ante los magistrados, donde entre otras consideraciones dirá:
“La disipación de las rentas públicas en objetos frívolos, y perjudiciales, y particularmente en sueldos de infinidad de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y federales, dio un golpe mortal a la República, porque le obligó a recurrir al peligroso expediente de establecer el papel moneda sin otra garantía, que la fuerza y las rentas imaginarias de la Confederación.
Concluida la exitosa Campaña Admirable, iniciada en su avanzada hacia Venezuela desde Cúcuta el 14 de mayo de 1813, llega triunfante a Caracas el 6 de agosto de 1813. Recibe el honroso título de Libertador el 14 de octubre de ese año. Ya como máximo líder de la libertad, dicta medidas para controlar los escasos gastos públicos y preservando la renta del tabaco como principal fuente de ingreso del Estado.
El 2 de enero de 1814, ante la Asamblea Popular reunida en la Iglesia de San Francisco, en Caracas, El Libertador inculcaba a los ciudadanos: … “la hacienda nacional no es de quien os gobierna. Todos los depositarios de vuestros intereses deben demostraros el uso que han hecho de ellos”. En la continuación de largas hostilidades que formaron parte de su afanosa búsqueda para lograr la ansiada e inexistente libertad, al volver a Venezuela procedente de Haití, le corresponderá cumplir su compromiso y su palabra con el presidente Petión, el 02 de junio de 1816, al emitir en Carúpano un decreto de “Libertad de los esclavos”, donde considera que estas personas privadas de libertad, no recibían un merecido trato como seres humanos, ya que para los mercaderes y propietarios de haciendas, los esclavos solo representaban un precio como bien económico. Liberada la importante región de Guayana en agosto de 1817, el 3 de septiembre decreta la confiscación de bienes realistas, dando autorización a la exportación de ganado, previo pago de 8 pesos por cabeza.
En otras acciones para el control de bienes, El Libertador emite severas medidas para evitar que el contrabando de ganado quebrantara o disminuyera la renta pública, dando estímulo a los denunciantes al compensarlos con un pago parcial sobre lo recuperado. En su conocido mensaje al Congreso de Angostura reunido el 15 de febrero de 1819, nuestro Libertador señala:
“Es el deber de todo ciudadano vigilar sobre la legítima inversión de las rentas públicas en beneficio de la sociedad”.
Continuando proezas que concretarían la liberación de la Nueva Granada, Bolívar se moviliza hacia la grandeza, al atravesar el Páramo de Pisba el 5 de julio de 1819, acción de heroicidad y estrategia inesperada, que le permite triunfar de forma contundente y sucesiva en Gameza, Pantano de Vargas y finalmente en Boyacá el 7 de agosto, para concretar la libertad neogranadina. En 1819, dicta medidas orientadas para obtener recursos financieros y a su vez, asignar recursos con gran sentido social, para autorizar la fundación de un colegio para niños huérfanos, hijos de mártires de la patria. Ante tal convicción, dijo:
“La educación e instrucción pública son el principio más seguro de la felicidad general y la más sólida base de la libertad de los pueblos”.
El 16 de enero de 1820, en San Juan de Payara, entrega al general de brigada Antonio José de Sucre, 80.000 pesos con el objeto de que el futuro Mariscal, se trasladara hacia la isla de San Thomas para adquirir 4.232 fusiles con sus respectivas bayonetas, papel periódico, pólvora, sables y telas, material necesario para la logística del ejército. Sembrando para la historia nuevos pensamientos de aplicación infinita, el 17 de agosto de 1820 dijo en Ocaña: “La mejor política es la honradez”.
Hacia el epílogo de la estratégica Campaña de Carabobo, El Libertador se encuentra en Guanare, rumbo a San Carlos, para culminar la concentración previa a la batalla decisiva de Carabobo. Desde Guanare, escribe a Fernando Peñalver, el 24 de mayo: “Para el gobierno, nada será más útil ni más satisfactorio, que corregir los abusos de la administración”.
Al llegar a Caracas el 29 de junio, el triunfador de Carabobo, sin pérdida de tiempo, designa una comisión de personas honorables y probas que velarían para evitar los fraudes, malversación de fondos y ejercerían control sobre medidas económicas tendentes a mejorar la grave situación económica de la Provincia a causa de la larga lucha emancipadora. En el grupo de medidas destacaron: prohibir la circulación de la moneda de cobre española, confiscar bienes a colaboradores de los realistas, igualmente se dictaron leyes sobre monedas, papel sellado, pesas y medidas.
Durante la Campaña del Sur, concretada la liberación de Quito el 24 de mayo de 1822 con la triunfante Batalla de Pichincha, “Cima de la libertad”, obra magistral del general Sucre; el Libertador llega a la ciudad de Quito el 16 de junio, donde procede a dictar decretos en beneficio para mejorar la situación financiera. Desde Pativilca-Perú, el 15 de enero de 1823 escribe al general porteño Bartolomé Salom:
“La impunidad de los delitos, hace que estos se cometan con más frecuencia; al fin llega el caso, en que el castigo no basta para reprimirlos”. En Lima, el 30 de octubre de 1823, manifiesta: “…no hay esperanza de justicia, donde no se encuentra ni equidad ni talento para manejar los grandes negocios del que depende la vida del estado”. El 9 de diciembre de 1824, logrado el triunfo en Ayacucho, “Cumbre de la Gloria
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