Humanismo, participación y ciudadanía cívica. Elementos para una democracia de calidad
Enviado por JanioJimenez • 12 de Marzo de 2015 • Ensayo • 1.160 Palabras (5 Páginas) • 436 Visitas
Humanismo, participación y ciudadanía cívica. Elementos para una democracia de calidad.
Por: Janio Jimenez
El ciudadano se desenvuelve habitualmente en un espacio territorial, que estaba constituido por la población de distritos comunales que incluía a la ciudad y estado, a partir de la revolución industrial se establecen deberes y derechos donde el ciudadano podía demandar protección y justicia hechos que demuestras una estructura política y relaciones jurídicas , otra idea que se vincula con la ciudadanía es la noción de lo público donde se evidencia débiles antecedentes en el discurso de los filósofos griegos, por ejemplo Platón dice que hay que privilegiar el interés común sobre los intereses particulares, relacionando con el texto anteriormente estudiado democracia y dictadura donde dice el dominio de pocos , el poder de la multitud no fue reconocido como democracia. Aristóteles, fundamenta la necesidad de predominio de la aristocrática. El poder sea ejercido por uno solo, por pocos o por muchos, el bien propio de quien gobierna.
La ciudadanía democrática, además de conllevar derechos, es también una forma de identificación; un tipo de vínculo cívico que nos permite estar asociados en función del reconocimiento de principios democrático liberales y humanistas. Pero la dimensión cívica de la ciudadanía puede darse de muchas maneras. De hecho, no toda ciudadanía será igual a la forja de ciudadanía cívica, comprometida con lo público, y de participación cívica. Para que la ciudadanía se convierta en ciudadanía cívica es preciso que actúe como un interlocutor válido; esto es, que busque la transformación de mecanismos y dinámicas de expresión de la arena pública “traspasando el localismo y particularismo clásico de las asociaciones y expandiendo valores universalizables mediante redes de interconexión de carácter participativo. Y, para ello, resulta crucial que la ciudadanía se defina por su vinculación con el pensamiento retórico.
“solo un Estado democrático puede crear una sociedad civil igualmente democrática; solo una sociedad civil democrática puede sustentar a un Estado democrático” Esta concepción de la sociedad civil supone aceptar lo inadecuado que es seguir hablando de una realidad dual en nuestra vida pública, ya se ubique esta entre el Estado y el mercado o entre el Estado y la comunidad. La tradición cívica apela a una teoría de la democracia que debe reconocer su carácter tridimensional; es decir, una teoría en la que emerjan, cooperativa y conflictivamente, el Estado, el mercado y la sociedad civil.
Por todo ello, entendemos por sociedad civil democrática aquel espacio no estrictamente político (en su sentido institucional), ni de mercado de participación, plural y diferenciado, donde se puede desarrollar el tejido cívico de una sociedad a través de la puesta en escena de organizaciones, colectivos, entidades, grupos informales, redes, movimientos, ciudadanos.
Este concepto de sociedad civil es el que caracteriza a la tradición cívica, de ahí que si queremos ahondar en su dimensión democrática sea necesario tomar, como referencia, dicha tradición de discurso y no las otras dos. Una concepción que permita capacitar a la sociedad civil para desarrollar una forma de participación activa como elemento central para una democracia de calidad.
Esta nueva relación entre el gobierno y la sociedad puede plasmar-se en formas institucionalizadas de participación. Sin embargo, hay que distinguir entre las formas de participación individualizada como la que ocurre al emitir el voto en unas elecciones, referéndum o plebiscito, y las formas colectivas de participación cuando se trata de ciudadanos organizados.
La participación ciudadana y su institucionalización formal están vinculada a modelos específico de
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