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Informe Cultivo Del Maiz


Enviado por   •  20 de Agosto de 2012  •  2.678 Palabras (11 Páginas)  •  1.261 Visitas

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Fertilidad de Suelos y Nutrición de Cultivos

Salazar Porras Lourdes. lourdes_salap@hotmail.com

Alvarado Villalobos Edwin. edalvaradov@hotmail.com

Alvarado Muñoz Carlos. camuz28@gmail.com

Introducción

El maíz (Zea mays L.) es un cultivo con altas demandas nutricionales. Entre los elementos del suelo que utiliza en mayores cantidades cabe mencionar el nitrógeno (N), seguido del potasio (K) y el fósforo (P). Estos nutrimentos forman parte de numerosos fertilizantes químicos, ya sea en forma individual o combinados en fórmulas (Dunja, 2000).

Fertilización nitrogenada en maíz.

Desde el nacimiento hasta cerca de un mes antes de la aparición de las barbas o inflorescencias femeninas. Al final de ese período se completa cerca de 10% de las necesidades totales del elemento. La respuesta de la planta al fertilizante nitrogenado también depende del contenido de otros nutrimentos, particularmente del fósforo (Dunja, 2000).

Fertilización con fósforo y potasio.

El fósforo es absorbido, mayormente, en las primeras etapas del ciclo del maíz. Es por ello que se recomienda su aplicación total al momento de la siembra. Debe colocarse de manera que pueda ser interceptado con facilidad por las raíces, preferiblemente enterrado, a un lado y por debajo de la semilla. Por ser el maíz un cultivo de ciclo corto, se recomienda la utilización de fuentes de fósforo de alta solubilidad como los superfosfatos simple y triple, los fosfatos monoamónico y diamónico, entre otros. Existe una influencia positiva de las fuentes nitrogenadas amoniacales sobre la asimilación del fósforo. El fósforo tiende a ser inmovilizado por diversos componentes del suelo, mayormente en suelos ácidos o alcalinos. En suelos ácidos se puede reducir la inmovilización mediante aplicaciones de cal, que conllevan a la adición de calcio. Un efecto adicional del encalado es el de acelerar la mineralización de la materia orgánica, con aumento ulterior en la disponibilidad de nutrimentos. Las cales denominadas dolomíticas suministran, además del calcio, apreciables cantidades de magnesio al suelo (Dunja, 2000).

El potasio es absorbido intensamente durante la etapa juvenil de la planta de maíz. En la mayor parte de los suelos las pérdidas de potasio son relativamente pequeñas. A menos que se trate de suelos con texturas muy gruesas, se recomienda la aplicación de fertilizantes potásicos totalmente en la siembra, enterradas a un lado y por debajo de la semilla. Las fuentes comunes de fertilizantes potásicos incluyen el cloruro de potasio, el sulfato de potasio, el nitrato de potasio, y fórmulas compuestas (Dunja, 2000).

Fertilización con materia orgánica.

La materia orgánica del suelo es un verdadero reservorio natural y es la fuente más equilibrada de elementos nutritivos, los cuales retiene y/o libera lentamente, por lo que es especialmente importante en el caso de los microelementos. Además, mejora la estructura del suelo, aumenta la retención del agua y es fuente de energía para la vida del suelo (Dunja, 2000).

Caracterización de los diferentes suelos utilizados.

Según Henríquez et al. (s.f.) los suelos andisoles nutricionalmente, se pueden catalogar como de fertilidad moderada, y su potencial está definido por las características de las cenizas que los forman, asimismo presentan alta fijación de P que por lo general supera el 70% y llega fácilmente a valores de 95% constituye la principal limitante de estos. También el B y el S, por su condición de aniones, pueden ser fijados, por lo que los cultivos muestran respuesta a la aplicación de estos elementos.

Los suelos inceptisoles que se presentan en la zona de San Carlos son bajos en bases intercambiables; el pH varía entre acido y ligeramente acido, y algunos pueden presentar problemas de alta acidez intercambiable y saturación de AI por tanto, estos suelos son de fertilidad moderada a baja, y con frecuencia es necesario el uso de cal y P. Estos suelos se distribuyen en todo el país, y son más comunes en relieve ondulado a fuertemente ondulado (Molina, 1999).

Los suelos ultisoles desde el punto de vista nutricional se caracterizan por buenas condiciones de agregamiento lo que representa condiciones ideales para la lixiviación de nutrimentos, especialmente las bases (Ca, Mg, K) lo que conduce a acentuados problemas de acidez. Además, los materiales arcillosos de estos suelos al unirse unos con otras, restringen su superficie específica y ofrecen una muy pobre capacidad de intercambio de cationes efectiva, lo que determina su muy baja fertilidad. Al ser suelos ácidos, aparte de los problemas directos de toxicidad de Al y en menor grado de Mn, también presentan problemas de disponibilidad de P por fijación del mismo al Fe y al Al. Como no se presentan buenas condiciones para la acumulación de materia orgánica, y los nitratos se pierden muy fácilmente por lavado, la disponibilidad de N es siempre baja. Muchos de los microelementos son solubles en medios ácidos, lo que permite su pérdida por lavado; sin embargo, en suelos viejos y expuestos a mucho lavado, por lo que es común que se encuentren en niveles de insuficiencia (Henríquez et al. s.f.)

Objetivos

Evaluar el efecto de la fertilidad natural y la fertilización en tres suelos sobre la biomasa y el crecimiento del maíz

Materiales

Se requirió suelos de órdenes, andisol, inceptisol y ultisol, macetas con capacidad para dos kilogramos de suelo, fertilizantes a base de nitrógeno, fosforo, potasio y fertilizante foliar, semillas de maíz, invernadero y bolsas, balanza y espátulas.

Metodología y procedimiento

Se homogenizó el suelo (se eliminó terrones grandes a nivel que los suelos tengan una granulometría similar), posteriormente se calculó el área de la maceta y el volumen o la cantidad de suelo necesario para su llenado. Del punto anterior se tomó el dato correspondiente y según la dosis por hectárea indicada abajo, calcular la dosis de fuentes de los fertilizantes para cada maceta, posteriormente se llenaron dos macetas para cada tratamiento (dos repeticiones) por cada suelo. Se realizó 11 tratamientos en cada orden de suelo en un diseño completamente randomizado. Tratamientos: 1=0, 2=N, 3=P, 4=K, 5=NP, 6=NK, 7=PK, 8=NPK, 9= Suelo + MO, 10=Caldolomita, 11=Multimineral. Dosis de los fertilizantes (kg/ha): N:150, P2O5: 50, K2O:100, Foliar: 2 l/ha. Se utilizó nitrato de amonio, triple superfosfato y cloruro de calcio como fuentes de fertilizante y como fuente foliar se usó Bayfolan. La dosis por maceta (g) que se utilizó fue N/A: 1,35 a los 8 y 22 DDS, TPS: 0,33 a la siembra, KCl: 0,5 a los 8 y 22 DDS, foliar 1,5 cc cada semana en las dos primeras y luego 3 cc cada semana de la solución 4 cc/l y 2 cc/l, respectivamente,

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