: LA CONDICION HUMANA ACTUAL

LECTURA: LA CONDICION HUMANA ACTUAL. Erich Fromm

Plantea que al pasar a la transformación del sistema capitalista, desarrollarse a las fuerzas productivas y construirse una ciencia nueva, creo sistemas políticos que parecieron asegurar el desarrollo libre y provechoso del individuo.

El mundo dice Fromm, no es más que un objeto para su apetito, una gran madera, un pecho opulento, el hombre se ha convertido en lactante, eternamente expectante y eternamente frustrado.

Fromm, soy un sistema de deseos y satisfacciones; debo trabajar para poder satisfacer mis deseos y son estimulados y dirigidos por la maquina económica.

Plantea el autor, que en la esfera psicológica deben vencer las actitudes pasivas y orientadas mercantilmente que dominan y elegir en cambio una senda madura y productiva. Debe ser capaz de amar y convertir su trabajo en una actividad concreta y llena de significado. Alcanzar un nivel en donde los valores- amor, verdad y justicia- se convertirían realmente en algo de importancia esencial.

LA CONDICION HUMANA ACTUAL.

Creó sistemas políticos que parecieron asegurar el desarrollo libre y provechoso del individuo. El carácter del hombre ha sido moldeado por las exigencias del mundo que él creó con sus propias manos. El hombre contemporáneo es ciertamente pasivo en gran parte de sus momentos de ocio.

Tiene libertad para para producir y para vender, el día del mercado es el día del juicio para valorar sus esfuerzos. El sistema mercantil se ha extendido hasta sobrepasar la esfera de los bienes de consumo y trabajo. Su valor reside en el precio que puede obtener por sus servicios, no en sus cualidades del amor y razón ni en su capacidad artística.

Las empresas se agrandan cada vez más; el número de personas que trabajan en ellas, sean obreros o empleados, crece incesantemente; la propiedad está separada de la dirección y de los gigantes industriales, están gobernados por una burocracia profesional más interesada en el buen funcionamiento y expansión.

Nuestra sociedad necesita hombres que cooperen dócilmente en grupos numerosos, que deseen consumir más y más, y cuyos gustos estén escandalizados y puedan ser fácilmente influidos y anticipados. Que se sientan libres e independientes.

El industrialismo ha tenido éxito en la producción de esta clase de hombre: es el autómata, el hombre enajenado. En el sentido que sus acciones y sus propias buenas se han convenido en algo ajeno. Sus fuerzas vitales se han transformado en cosas e instituciones.

El hombre proyecta sus sentimientos sociales en el estado. Sus sentimientos de poder, sabiduría y coraje los proyecta en sus líderes, a quienes reverencia como si fueran ídolos.

El obrero ha llegado a ser un átomo económico que danza al compás de la dirección automatizada. Su meta es emplear provechosamente el capital invertido por otros; el producto obtenido es, sencillamente, la encarnación del capital.

Las metas de la tradición judeocristiana; amar a Dios y a nuestro prójimo. El amor por el hombre es un fenómeno, quedaría por admitir

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