LA PIEDAD
Enviado por blackwolf1320 • 2 de Julio de 2013 • 309 Palabras (2 Páginas) • 294 Visitas
LA PIEDAD
Mi casa es rara.
Soy un ser raro.
Despierto,
por la mañana,
rezo plegarias,
me visto de persona normal,
al rato el sol
me resulta hartante.
Me disfrazo
de malhumorado,
bajo las cortinas,
las persianas,
todo cerrado.
Siempre recuerdo
con mi esposa
desayunábamos Criollitas,
miel, café, licorcitos.
Mi esposa Noemí
no murió de causas naturales,
le rompí la boca
contra una estatua de mármol
en el Rosedal
a las cuatro
de la tarde
en un verano perfecto
de sol radiante.
Desde ese día
se vive raro.
Persianas cerradas,
me gusta
el olor a moho
en la casa.
El olor a moho
viene del cadáver
que tiré en el sótano
la semana pasada,
el martes,
día del Dios de la guerra.
Le rompí la boca
justamente
porque empezó a hablar raro,
a vestirse raro,
andaba con un tipo raro
que espero que venga,
ya estuvo llamando.
- ¿Está la Noemí?
Seguro tiene granos
y es puto,
se la come doblada.
Lo espero
con el cuerpo desnudo,
barro en los pies,
maquillado
como un carapintada.
Llevo una pistola
cuarenta y cinco
atada a la cintura
con una corbata,
un revólver
con un cinturón de balas
cruzado en el pecho
y un hacha en la mano.
Se me para la pija.
Me pasa siempre.
No es lo único raro,
con el asesinato
sentí placer.
La casa la veo rara,
todo es de sal,
todo es blanco y blindado,
ni muebles ni nada,
perchas y moscones negros
que cazo a zapatillazos
y tiro en escupideras
llenas de engrudo
que como.
El que quiera
que se haga la prueba,
que se prepare
con todas las armas,
me busque en el parapeto
y si es que puede
y si es que llega
que me abra en dos
por el medio
y me saque la pulpa
que llevo roja
como un higo negro
recién arrancado.
Ya van seis noches
que espero
porque hoy es lunes,
el día de la luna
no quisiera matar,
sería mucha sangría,
puro fuego blanco.
Preferiría:
el cuerpo echado
en una hamaca
en una playa
en el Caribe
pero al primer daikiri
tendría ganas
de aniquilar y descansar.
Iría a mi habitación
del no sé cuánto resort
y trataría
de pegar alaridos,
jamás pude
...