LA ÉTICA Y LA ÉTICA AMBIENTAL

Ética proviene del griego ethos, que significa “modo de ser” o “carácter” en cuanto forma de vida también adquirida por los individuos, toda ética debe referirse al comportamiento individual. De acuerdo a Hegel, toda norma ética, debe tender a la liberación y perfección del individuo. Sin embargo, el individuo no actúa independiente del todo social. Ángel Maya y Felipe Ángel

La ética consiste en tomar decisiones que definan un criterio que sirva para determinar qué es lo mejor en general y en particular, lo que es mejor para una persona o grupo social en relación con otra persona o grupo. Pero en la actualidad la ética no se reduce a un concepto, se espera más bien una conducta ética poniendo énfasis en el actuar, no simplemente en pensar, hablar o escribir al respecto.

La moral se relaciona con lo correcto y lo incorrecto – con lo que debería ser más que con lo que es; define qué está bien y que está mal. La relación ética y moral de un acto ha sido juzgada dentro de un ámbito inmediato y en un tiempo actual. Nos enfrentamos hoy ante una nueva realidad con nuevos alcances de nuestras acciones, el mundo entero, y la aparición de consecuencias para el hombre y la naturaleza que exceden las barreras de nuestro tiempo.

Por ello se impone para el futuro la necesidad de encontrar una cultura que equilibre la satisfacción de las necesidades básicas de los seres humanos con una adecuada salvaguarda ética que resulte además capaz de dar una nueva dimensión a la responsabilidad ambiental ya que como señala Ángel Maya y Felipe Ángel: la naturaleza es sujeto de derecho. Por tanto cualquier especie tiene el derecho de vivir igual que la especie humana por lo tanto, la especie humana tiene el deber de respetar tal derecho de la naturaleza.

Es él deber de responder por las propias acciones que causaren daños no solamente a seres humanos actuales, sino también al medio ambiente, a los animales y a las generaciones humanas futuras.

Hoy en día, vivimos en una sociedad consumista por excelencia cuyo único objetivo es saciar sus necesidades, más las superficiales que las básicas sin importar los costos económicos, menos aún los ambientales y es que a pesar de que ya estamos sufriendo las consecuencias del abuso del medio ambiente a través de los tiempos, no asumimos la gravedad del futuro que nos espera ya que al igual que en momentos pensamos que las cosas no podrían llegar a ser tan graves.

Sin embargo, el hecho de no poder prever los daños futuros de nuestras acciones no excluye nuestra responsabilidad; por lo cual se deduce que seguimos siendo moralmente responsables también de acciones de las cuales tenemos conciencia de su potencial poder devastador, aunque no podamos o no sepamos formular las necesarias previsiones, ahora somos responsables de un deber hacer respecto a un deber ser.

Esta situación nos coloca en un papel

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