LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE
Enviado por lisette04 • 22 de Abril de 2013 • Trabajo • 3.850 Palabras (16 Páginas) • 424 Visitas
LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE
El lenguaje no puede concebirse sólo como un fenómeno que funciona entre el hablante y el oyente. No puede ser únicamente un producto de la reacción del sistema sicofísico del que habla y un estímulo intermedio que actúa sobre el sistema sicofísico del que oye. El lenguaje debe considerarse además en una tercera relación, con el mundo perceptible, con las cosas, con la realidad como fuente de estímulos.
El acto del habla se realiza en un momento y lugar determinados y supone una persona que habla, el hablante; una persona a quien se habla, el oyente; y un estado de cosas al cual este acto concreto del habla se refiere, la realidad. Para que el oyente entienda lo que dice el hablante es indispensable que ambos pertenezcan a un mismo sistema de lenguaje. En otros términos, el lenguaje, como comunicación, requiere un locutor o emisor (sujeto hablante), un auditor o receptor (sujeto oyente). "algo" que el hablante quiere comunicar al oyente (la realidad) y un sistema de signos lingüísticos (la lengua), todo lo cual constituye el universo del discurso. En una representación gráfica de la palabra, el escritor ocupa el lugar del hablante, el lector toma el lugar del oyente y los sonidos articulados se reemplazan por los signos gráficos de la escritura. Si los interlocutores se sirven de otros medios de comunicación (gestos, señales, etc.), lo que cambia es la forma y materia de los signos empleados pero habrá siempre tres elementos esenciales en juego: emisor, receptor y realidad
FUNCIONES REPRESENTATIVA, EXPRESIVA Y APELATIVA
De aquí nacen las tres funciones del lenguaje: representación, expresión y apelación, tres funciones semánticas porque guardan relación con el significado, esto es, con el valor emocional del lenguaje considerado como signo. Cuando alguien nos habla en nuestra lengua distinguimos, allí, lo que nos dice, quién habla y la intención con que lo hace. En cualquier acto del habla hay rasgos y situaciones que nos permiten reconocer el sentido de las palabras y frases pero hay también ciertas cualidades fónicas, gramaticales V léxicas que son percibidas como síntomas manifestativos del hablante capaces de despertar determinados sentimientos en el interlocutor.
El lenguaje en virtud de su relación a objetos y estados de cosas es símbolo y cumple la función de representación, porque representa la realidad o el mundo exterior en todos sus aspectos. Esta función de representación, o significativa, como también se la llama, permite al lenguaje trasmitir una información, "contar" o "decir" algo. El lenguaje, como símbolo lingüístico, está dirigido intencionalmente hacia una realidad objetiva, hacia un acontecimiento objetivo.
El lenguaje, en virtud de su dependencia del emisor o hablante, es síntoma o indicio, porque traduce su vida interior y como tal cumple la función de expresión o sintomática. Mediante esta función el hablante manifiesta su estado anímico, expresa su propia subjetividad. Por más objetiva o lógica que sea una expresión, ella será indicio o síntoma de la intimidad de su autor.
La función sintomática supone una caracterización del hablante y todo lo que en el lenguaje atañe a este fin, cumple la función sintomática. La voz del que habla puede indicarnos su edad, sexo, estado de salud y su condición de hablante nativo o extranjero. Hay elementos en la lengua que, convencional y hasta sistemáticamente, caracterizan al hablante como perteneciente a una generación, a una clase social, a un grado de cultura y a un origen local determinado. En español, por ejemplo, la pronunciación del sufijo -ado de los participios pasivos permite reconocer el grado de cultura de los hablantes según realicen [-ado], \-áo) Una determinada preferencia lexical puede indicarnos el origen local o regional de un hablante. La función expresiva está patente en las interjecciones.
El lenguaje, en virtud de su relación al receptor u oyente, es señal y cumple la función de apelación, de llamada o señalativa, pues dirige la conducta interna o externa del que oye. En virtud de esta función el lenguaje tiene un efecto intencional y actúa sobre el oyente para dirigir su atención hacia algo o atraerla sobre sí. Los elementos generalmente fónicos como el alargamiento de una vocal tónica que en una lengua sirven para despertar en el interlocutor determinados sentimientos, tienen que ver fundamentalmente con la función apelativa. Desde luego hay que descartar en ese punto, la exteriorización natural de los sentimientos como sollozos, risas o suspiros con que el hablante matiza, muchas veces, su elocución, pues son comunicaciones extralingüísticas "Estas dos funciones dice Alarcos Llorach refiriéndose a ésta y a la sintomática cobran mayor importancia en la lengua literaria, especialmente en la poesía, donde elementos fónicos que carecen de pertinencia en la lengua normal, adquieren valor manifestativo o actuante e incluso representativo y propone que podrían reunirse ambas como función evocativa o expresiva. A esta parte reserva Troubetzkoy el derecho de llamarse estilística fonológica.
A lo dicho sobre el esquema tricotómico de Bühler y las correspondientes funciones del lenguaje, podemos agregar más, apelando a las explicaciones escolares de la Psicología. Esta ciencia nos ha enseñado a clasificar los fenómenos que ella trata, en tres grupos fundamentales fenómenos de la vida intelectual, de la vida afectiva y de la vida volitiva.
Advertimos que esta clasificación es convencional porque sabemos que la vida síquica es un todo indivisible, una estructura en la que todo se da íntimamente cohesionado sin fragmentación o separación posible; sin embargo nos atenemos a la clasificación antedicha por su utilidad para el trabajo metodológico. Con ella, en el terreno lingüístico, comprenderemos mejor las funciones del lenguaje que en perfecta armonía se dan en los distintos casos concretos del hablar real. Relacionando las tres funciones del lenguaje con las actividades síquicas del hablante diríamos con las palabras de Armando Zubizarreta en la versión escrita de sus clases de castellano- "que la razón se empeña en la representación, que la afectividad se vierte en la expresión y la voluntad juega y se cumple en la apelación".
La triple faceta de la actividad lingüística; lo representativo (intelectual), lo expresivo (afectivo) y lo apelativo (volitivo), forman un todo orgánico y estas tres funciones semánticas se dan en alguna forma, dondequiera que haya lenguaje. Ellas pertenecen a la noción misma del lenguaje y están presentes explícitas e im plícita en todas las lenguas.
La función representativa o significativa, en relación directa con la vida intelectual, permite una eficaz colaboración
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