LEER Y ESCRIBIR ENTRE LA TECNICA Y EL PENSAMIENTO CREATIVO
Enviado por 9853462 • 29 de Enero de 2013 • 1.262 Palabras (6 Páginas) • 527 Visitas
Leer y escribir son actividades exclusivas de los seres humanos. El curso y desarrollo que ambas han tenido a lo largo de la historia, determina en gran manera, su valor e importancia dentro de la sociedad, ya que en tiempos pasados, estos oficios eran exclusivos de grupos de profesionales especializados, ligados al poder, quienes veían en esta actividad una vocación, o tal vez la escogencia de un oficio calificado para ganarse la vida.
De acuerdo con lo expresado por Ferreiro (2011) en su ensayo Leer y Escribir en un mundo cambiante: “En esa época no había fracaso escolar.
Seguramente algunos fracasaban, pero la noción misma de fracaso escolar no existía” (1). Quizás por la razón de que leer y escribir representaba una cuestión de escogencia personal, de exclusividad o de necesidad laboral, y en el último caso, quien lo hacía, debía esmerarse en recibir la debida preparación para ello.
Con el devenir del tiempo, leer y escribir han pasado a ser elementos de cada sociedad, y, en la mayoría de los casos, estas últimas han democratizado la lectura y la escritura, con el fin de que el ciudadano conozca sus derechos y obligaciones, imponiendo dichas actividades como marca de ciudadanía.
La escuela, desde sus inicios, ha planteado la lectura y la escritura, como adquisición de ciertas técnicas; es decir, enseña cómo trazar las letras por una parte, y por otra la repetición de dichas letras para formar palabras, sin dar, en la mayoría de los casos, herramientas para el desarrollo del pensamiento y dejando a un lado la creatividad del educando; aspecto que debería preceder a la adquisición de la técnica, por lo importante que resulta permitir a los niños entrar en contacto con los objetos del aprendizaje y expresar sus propias concepciones de lo que observan a su alrededor.
Los niños conciben siempre de manera personal una situación, un objeto, una persona... y son capaces de asignarle valores específicos y de hacer construcciones propias basadas en su observación personal.
Respetar ese proceso permite al infante el desarrollo de sus facultades de pensamiento, de percepción, entre otras, para que luego surja la necesidad de expresar por escrito esas ideas, no como por arte de magia, sino como producto de un proceso que comenzó en el cerebro del niño al estar en contacto con el medio que le rodea.
Leer y escribir deben ser reconocidos y aceptados como conocimientos posteriores al habla, sobre todo si se tiene en cuenta que el niño primero observa, se comunica verbalmente y luego asigna a los símbolos de la escritura su propio código.
En este sentido, como docentes, es muy importante reconocer que los niños, primero razonan, y luego se plantean lo que la escritura representa y cómo lo representa.
Lo ideal sería que, en todas las escuelas públicas, se considerara seriamente la importancia de una eficaz educación inicial, orientada a encontrar lectores en potencia, en la cual se respete al niño y se le reconozca como un ser capaz y pensante, que hace todos los esfuerzos para expresar su creatividad, a través de las propias vivencias y saberes.
La educación inicial debería ser capaz de lograr que se cumpla el proceso de lectura tal y como lo expresó Rosenblat (Citado por Gallegos, F.), quien lo considera como un acto dinámico en el cual, el sujeto que lee y el texto leído, se encuentran en un mismo momento y en un mismo tiempo, irrepetibles ambos, en los que se nutren y se transforman.
¿Qué es lo que sucede cuando los escolarizados, luego de ser alfabetizados mediante la técnica de la repetición del trazado de letras y la oralización, no son capaces de interactuar con el texto leído a fin de ser nutridos por este y de transformarse, hasta ser capaces de elaborar una nueva producción?
Es aquí donde surge la noción de fracaso escolar, no como resultado de un equivocado método de
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