La Dama Tapada- Entrevista

Toda leyenda tiene sus orígenes en un hecho real, aunque en la mayoría ocasiones el atractivo que presentan los mitos al desplazarse al acontecimiento de origen que lo produjo.

En el Ecuador, país especialmente rico en narraciones tradicionales, esta leyenda popular se ha transmitido a través de los tiempos gracias al relato oral transmitido de generación en generación.

Acontecimientos épicos como 'Cantuña' y dramáticos como la ‘Dama tapada' han sido la trama en la que se han tejido mitos y leyendas como ‘La caja Ronca’, ‘Mariangula’

Héctor Carvajal, 72 años, residente en Ingahurco, recuerda que mientras regresaba de dar serenata a su novia Carmela, quien vivía por la estación del tren, observó cómo una hermosa mujer que despedía suavísimo perfume muy agradable caminaba a unos cinco metros delante de él.

De repente me pregunté:- ¿De dónde salió esa dama?, lo cierto que don Héctor, al ser muy galán, quiso cerrar la noche y con guitarra en mano empezó a cantarle a la dama, mientras aceleraba el paso para alcanzarla.

Mientras ellos seguían caminando, la dama cruzaba por callejones y unas calles angostas, con el viento su vestido y velo se agitaban suavemente, dejando observar ligeramente las facciones de su rostro.

De repente dio media vuelta y levantándose el velo que cubría su rostro le dijo: 'Me va usted a ver cómo soy; ahora si quiere seguirme, siga' y el rostro se mostraba bellísimo.

Pero todo era visión de un segundo porque inmediatamente las facciones de su cara iban desapareciendo y transformándose en la de un esqueleto.

Los lindos ojos verdes quedaron reducidos a un par de hoyos que despedían fuego. Los hermosos labios eran descarnadas encías, las sonrojadas mejillas eran salientes huesos, hasta que todo su hermoso cuerpo se transformó en esqueleto andante que despedía un olor insoportable a azufre.

Sin poder pronunciar alguna palabra y con las piernas aún temblando por la impresión, tuvo la fuerza y el valor para salir en veloz carrera rumbo a su casa muy atemorizado.

Después de 53 años del suceso, don Héctor dice que de vez en cuando aún en sueños le visita esa dama para recordarle sus aventuras juveniles y a su vez una experiencia muy anormal.

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