La Diligencia

LA DILIGENCIA: UNA MUESTRA DE AMOR

INTRODUCCION

Es diligente el maestro que trae las pruebas de los alumnos corregidas y además, y su materia bien preparada. Es diligente el médico, que atiende con amor a su paciente y no le hace esperar absurdamente o con displicencia. Es diligente ese padre o madre de familia que aprovecha cualquier oportunidad para formar y animar a sus hijos. Es diligente ese líder o jefe que sabe adelantarse a las necesidades de sus subalternos y les ayuda a crecer. Es diligente ese entrenador de fútbol que sabe cuándo entrenar, dónde y cómo, mirando el bien del equipo. Es diligente ese alumno que entrega a tiempo su trabajo, y bien. Es diligente ese hijo que obedece a sus padres en todo lo que respecta a sus compromisos de hijo. Es diligente ese trabajador que llega puntual y hace su trabajo movido por el amor, y no sólo por el jornal.

QUE ES LA DILIGENCIA

Es una actitud con la que se combate la pereza, esta palabra procede del latin "Diligere" que significa en su sentido más alto el esmero y el cuidado en ejecutar algo con gran agilidad tanto interior como exterior, la diligencia está motivada por el amor.

VEAMOS LA DILIGENCIA EN TRES ASPECTOS IMPORTANTES:

1. Diligencia con uno mismo: significa no ser inactivo, no caer en la pereza, significa vivir con metas propias y no por las impuestas, la diligencia con uno mismo lleva a superarse constantemente. Estas acciones y buenos hábitos nos llevan a salir adelante y a realizarnos como persona (Proverbios 10:4)

2. Diligencia con los demás: significa poner entusiasmo en las acciones que realizamos con ellos y para ellos, ser puntual en lo que nos comprometemos. Esto hace que los demás valoren nuestra amistad y compañía (2 Corintios 8:22).

3. Diligencia con Dios: Significa cumplir con los compromisos adquiridos con Él, es cumplirle a Aquel que siempre ha cumplido con nosotros por amor y gratitud (1Cronicas 21:24).

Lo contrario a diligencia es el descuido, el “ahí se va”, el “más o menos”, la informalidad, la impuntualidad, la desidia, el desgano. Todo esto es síntoma de una persona que ama poco, que ama pálidamente, que ama a cuentagotas. Que es inmadura, en pocas palabras negligente.

APLICACIÓN TEOTERAPICA

El mundo necesita hombres y mujeres que solo tengan una palabra en sus labios: “SI LO HARÉ”, todo lo contrario a las excusas, que nunca faltan. Ser diligente es ser un hombre al estilo de Josué que siguió las instrucciones que Dios le mostró al pie de la letra, por amor a si mismo, a un pueblo y por sobre todo a quien era el motor de su diligencia y pasión por hacer las cosas, su Padre Dios.

No necesitamos robots que se muevan a la voz de una orden y hagan exactamente lo que se pide, al contrario, se necesita gente que vaya más allá de lo simple, que

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