La Escritura.
Enviado por dianapadilla329 • 5 de Marzo de 2013 • 1.754 Palabras (8 Páginas) • 318 Visitas
“NUESTRA GRAN RIQUEZA COMUNICATIVA”
Desde tiempos remotos, los seres humanos hemos compartido información con nuestros semejantes mediante un proceso de emisión y recepción de ideas conocido comúnmente como comunicación. Este procedimiento se puede llevar a cabo mediante la oralidad, que se traduce en el habla y, mediante la escritura, que es la forma gráfica y semiótica que representa una lengua determinada. Considero que la escritura es un elemento fundamental para el desarrollo político, económico y sociocultural de todas las personas, pues sin ella, todos viviríamos en una cápsula en la cual nadie se enteraría de nada, nadie se instruiría a cerca de sus antepasados, nadie aprendería historia, en fin, todos estaríamos inmersos en una completa ignorancia que sólo podría ser desplazada por el cambio de pensamiento y actitud de todos los seres humanos que habitan el globo terráqueo.
La escritura es un factor determinante para el desarrollo de una sociedad, vivir sin escritura es vivir en la nada; ¿podrías imaginar qué hubiera sucedido si los antiguos egipcios de la época predinástica en vez de escribir los signos que conforman los jeroglíficos, hubiesen puesto su interés única y exclusivamente en la comunicación oral? El jeroglífico era una escritura compleja, sin embargo, era figurativo, simbólico y fonético, lo que le permitía a las personas transmitir con facilidad lo que quería decir y le posibilitaba al receptor entender con claridad el mensaje transmitido por dicho emisor. A medida que pasaba el tiempo, los antiguos egipcios iban perfeccionando su método de escritura; pasaron de la comunicación no verbal poco práctica pero muy estética, a una grafía más fácilmente reproducible con cálamos conocida como escritura hierática, lo que a su vez proporcionaba un evidente desarrollo al acto comunicativo oral.
Mirándola desde el punto de vista sociocultural, la escritura ha jugado un papel determinante a lo largo de la historia; en el período de las revoluciones y las guerras, se dieron muchísimos cambios socioeconómicos, políticos, culturales e ideológicos que en la gran mayoría de los casos afectaban la trabajada y mantenida infraestructura y superestructura de dicha población. Tales consecuencias negativas no sólo eran de carácter interno, pues casi siempre dejaban repercusiones en los diferentes países del mundo, incluso, si éstos no tenían nada que ver con el problema causante de la revuelta. Todos esos sucesos relacionados con guerras originadas por desacuerdos ideológicos y revueltas causadas por la violación de algunos o quizá todos los derechos de los ciudadanos, han sido consignados en diferentes líneas que mediante estructuradas investigaciones, han logrado convertirse en la historia de nuestros antepasados. Si en esa época nadie hubiese tomado la iniciativa de escribir lo que estaba pasando en ese momento, quizá hoy día no tuviésemos ni la mínima idea de lo que conocemos como historia, pues en este caso, la escritura actúa como legado no sólo histórico, sino cultural, ya que la cultura de una población, se forma con los saberes, las creencias y las pautas de conducta de dicha sociedad; en otras palabras, si en esa época la escritura no hubiese sido tomada en cuenta, la repercusión de tal suceso en la actualidad hubiese sido trágica, pues nadie estaría al tanto de las características detalladas, causas, consecuencias y otros aspectos de lo que era nuestro antepasado en general.
Entrando más en el ámbito social, tomemos como punto de partida el hecho de que en la escritura el autor podría ser cuestionado sólo si fuera posible comunicarse con él o ella, pero es imposible encontrar al escritor en un libro. Parece bastante irónico, pero al momento que una persona toma la decisión de escribir un texto a cerca de un tema específico, ésta hace todo lo posible para que su obra quede explícita, clara y que además el mensaje que quiere transmitir sea de fácil entendimiento, a menos que las preferencias del escritor sean similares a las usadas por Julio Cortázar en “Rayuela”. El hecho de que el lector tome una posición filosófica al querer cuestionar al autor de la obra que está leyendo, demuestra la actitud reflexiva que éste tiene frente al contenido del libro, sin embargo, hay que tener en cuenta que en la mayoría de las casos, las creaciones literarias no fueron escritas para satisfacer las dudas del lector, sino para comunicar historias o percepciones sobre un tema determinado, dependiendo del tipo de texto al cual nos estemos refiriendo. Entonces, no podemos hablar de la imposibilidad que existe de encontrar a un autor en su libro, pues quizá no nos choquemos físicamente con él, pero de una u otra forma, estamos interactuando con sus pensamientos y sus ideologías, las cuales, mediante un proceso estructurado, fueron plasmadas en cientos de páginas. Tomando como base lo anterior, podemos decir que si nosotros le pedimos a una persona que nos explique sus palabras, es posible obtener una explicación, en cambio, si se lo pedimos a un texto, no recibimos nada a cambio, salvo las mismas palabras. Traigo a colación un argumento similar al previamente dado: a menos que sea una obra de carácter explicativo, los textos no se encargan de hacernos comprender un acontecimiento o fenómeno determinado, por ende, no están sujetos a que los lectores les pidan explicaciones. Otro punto que no se puede
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