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La Familia


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2014  •  2.234 Palabras (9 Páginas)  •  181 Visitas

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La familia

Pensar la familia desde la Sociología es ya una mirada distinta que nuclea a los representantes de esta Ciencia y ella se sustenta sobre el modelo de la diferencia.

Las primeras ideas sobre la entidad social que representa la familia, aparecen ya en su padre fundador: Augusto Comte, aunque su representación sobre la familia se identifica aún con la línea del pensamiento social tradicional que lo antecedió de corte moralista, y tal enfoque relativiza la posición científica que tanto reclamó para la Sociología. En su obra, sin embargo, se perfilan algunos supuestos que más tarde desarrollarían los positivistas.

El primero se refiere a que la familia es concebida como una unidad social básica de toda la estructura social, de ella nacen las otras formaciones sociales. A pesar de ser Comte un teórico del evolucionismo, sus juicios sobre la familia sólo aparecen asociados a su estática social en la cual la familia se muestra como una institución social de control que tiene la función de la satisfacción del sexo.

La preponderancia del enfoque institucional en los estudios sociológicos de la familia en el siglo XIX no sólo se debe al desarrollo propio de la especialidad, está también determinada por la creencia en algunos sociólogos de que la Sociología era la ciencia que estudiaba a las instituciones sociales.

Si nos atenemos a la característica que se infiere de una institución social y la comparamos con una estructura grupal, es necesario acotar lo distintivo de la familia frente a otras formas de organización de la vida social, es que ella es un grupo y opera también como una institución social sui géneris.

Si se intenta resumir la importancia del entorno familiar en la formación de la personalidad habría que apuntar los siguientes aspectos:

 Es el medio donde el niño recibe la primera información acerca del mundo.

 Donde se establecen las primeras relaciones afectivas.

 Donde el niño se introduce en un sistema de normas de vida elementales y se establecen las primeras regulaciones a la conducta.

 Donde se establecen los patrones éticos y estéticos elementales.

Esta influencia familiar debe ser completada y ampliada por los restantes agentes socializadores, en la medida en que el niño se incorpora a otras tantas esferas de la vida social, como miembro de una comunidad vecinal, como miembro de grupos de coetáneos, como usuario de los medios de difusión, etc.

Paralelamente a esta formación el niño inicia, a partir de los 5-6 años, su vida escolar, donde recibirá influencias intencionales que responden a objetivos bien definidos que otorgan una nueva dimensión a la educación del sujeto.

En principio todos las influencias, cualquiera sea su origen, debieran ser coincidentes en cuanto al fin propuesto. Sin embargo sabemos que esto no siempre resulta así. En todo caso debemos reconocer que si la influencia de la educación familiar es decisiva, ello no puede conducirnos a una consideración mecanicista. En efecto, el sujeto procedente de un medio familiar desfavorable no tiene necesariamente que reproducir conductas negativas, como también sobran ejemplos de sujetos procedentes de medios familiares muy favorables que asumen conductas socialmente rechazables. Podemos suponer que lo verdaderamente importante no es el medio familiar en sí mismo, sino la educación que se recibe dentro de él; es esta influencia educativa la que asume una significación valedera para el resto de la vida, aun cuando puede sufrir importantes modificaciones a lo largo de la experiencia vital del sujeto y su inserción en los diversos contextos sociales.

Durante largo tiempo se ha discutido, entre pedagogos sociólogos y psicólogos acerca de este problema. Indistintamente especialistas de cada una de estas ramas han argumentado, unos a favor de la familia, otros de la escuela, en cuanto a la mayor influencia en la educación del sujeto.

En un sentido lo más general posible pudiéramos establecer que la familia debe asumir la responsabilidad por la educación inicial del niño y continuar después apoyando afectiva, moral y materialmente el proceso de educación que continúa a través de la escuela. Por su parte la escuela debe asumir la responsabilidad de continuar la educación iniciada en el marco familiar y encauzarla hacia la asimilación de contenidos seleccionados y la adquisición de habilidades y capacidades concretas; así como contribuir a la propia educación de los padres, mediante la orientación para el adecuado cumplimiento de sus funciones. Como vemos, entre ambas instituciones deben establecerse relaciones de interdependencia y colaboración, que no significa la solución de todas las contradicciones entre ambas, pero sí permite la coordinación de las influencias educativas en una misma dirección.

La escuela y, naturalmente, el maestro pueden y deben contribuir a desarrollar los aspectos positivos de la educación familiar, reforzar los valores positivos adquiridos en su seno. En caso contrario la escuela puede contribuir a reducir e incluso erradicar los efectos de una educación familiar deficiente, la influencia de un medio familiar adverso. Ahora bien, de manera general y dejando aparte las posibles excepciones, la escuela no puede sustituir el papel de la familia, no puede suplantar las necesidades afectivas de los niños y adolescentes; aun cuando cubra todas las carencias materiales y las demandas cognoscitivas de los educandos la institución escolar no está preparada ni diseñada para ocupar el lugar de los padres, hermanos, abuelos, etc. y los efectos en la personalidad de los sujetos carentes de este vínculo afectivo son siempre perceptibles, a pesar de que el sistema escolar les haya brindado la mejor atención posible.

En esencia podemos afirmar que Escuela y Familia se complementan, pero no se substituyen, puesto que son instituciones sociales asociadas en el mismo fin (la educación y socialización de los individuos) pero diferentes en cuanto a su origen, composición y formas de cohesión interna.

La familia constituye la célula básica de la sociedad, o sea su institución más simple, basada en los lazos de parentesco conyugal y consanguíneo, que se establecen por la vía del matrimonio y la procreación de los hijos.

La vida de la familia, se caracteriza tanto por el desarrollo de procesos materiales, que incluyen las relaciones biológicas naturales, económicas y de consumo que aseguran la subsistencia de sus miembros, como por procesos espirituales, que incluyen elementos de carácter psicológico: procesos afectivos, ideas y sentimientos de cada uno de sus miembros.

Es con este último escalón del desarrollo de la familia, resultado de la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción,

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