La Habitacion

Estaba yo ahí de pie, en una oscura y lúgubre habitación sin ventanas, de cara a uno de sus cuatro fríos, grises e imponentes muros, desconcertado. En el techo una solitaria y parpadeante lámpara proporcionaba un tenue fulgor que me separaba de la imposibilidad de ver cosa alguna. Al mirar de reojo a mí alrededor en la tenue negrura, me di cuenta que allí no había nada ni nadie más que yo, estaba solo ¿Cómo llegue aquí? Me pregunté. Las marcas de humedad en un piso de áspero concreto, junto con el barro y el moho me daban a entender que nadie vivía aquí desde hace ya mucho tiempo, ¿Una construcción abandonada quizá? ¿Un calabozo? ¿Qué es esto? ¿¡Dónde estoy!? No entendía nada. Ahora bien, de algo si estaba seguro, no podía permanecer más tiempo en tan estigio e inhóspito lugar, tenía que salir.

Al cabo de un rato, mientras examinaba la gélida pared que se imponía frente a mí, me encontré con lo que parecía ser el malogrado esbozo de un marco de rectas dispares dibujado con una especie de aerosol negro, el cual comenzaba desde el piso hasta culminar un poco más allá por sobre mi cabeza. Grande fue mi asombro cuando al levantar la mirada y retroceder un par de pasos note que por sobre este arcaico esbozo, estaba escrita con el mismo aerosol negro, en lo que parecía una macabra broma, la palabra “Salida”. Me encontraba desconcertado, por más que lo intentaba no lograba recordar cómo había llegado a tan insólito lugar. De pronto, comencé a observar que dentro del contorno del marco comenzaba a contrastarse en la oscuridad una silueta que parecía ser humana. En mi curiosidad comencé a acercarme poco a poco hacia el muro, y a medida que me aproximaba la silueta ésta se volvía cada vez más y más grande, pues claro, rápidamente note que esa silueta no era otra cosa sino mi propia sombra plasmada en el muro, pero ¿Cómo era eso posible? Inmediatamente volteé y contemple que en lo que al principio parecía un muro más, era en realidad un gran ventanal, el cual dejaba pasar la cada vez más intensa luz de una luna llena que se asomaba lentamente entre grises nubes en la oscuridad de la noche. Al acercarme al vidrio, pude contemplar que el exterior no era más alentador que el interior, no había más que un terreno baldío, sin importar dónde mirara, vidrios rotos, escombros y maleza era lo que veía. A lo lejos, grises y decadentes edificios rodeaban el lugar, algunos parecían derrumbarse en cualquier instante, otros estaban rodeados de una vegetación que trepaba sus paredes, o salía desde sus balcones, claramente no había nadie ahí.

Yo parecía encontrarme en un primer piso, ya que el terreno exterior y el piso de la habitación estaban al mismo nivel, solo eran separados por este gran ventanal que estaba frente a mí. Golpee suavemente el vidrio, parecía difícil de quebrar. Al contemplar la lejanía, entre helechos y escombros, note algo que parecía moverse de un lado

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