La Historia De Una Idea
Enviado por ceciliapalacios • 31 de Agosto de 2011 • 824 Palabras (4 Páginas) • 636 Visitas
LA HISTORIA DE UNA IDEA
PORQUE NO ME GUSTA REZAR
Yo nací dentro de un hogar católico, me enseñaron todo lo que la religión que profesan mis padres dice y asistí a una escuela católica durante 12 años.
Ahí me enseñaron a rezar, y durante años así lo hice. Es muy difícil desarraigar ideas de toda una vida, hasta hace unos cuantos años atrás yo rezaba el padre nuestro y asistía a los rosarios de la iglesia de manera regular.
No sé, si la forma de dirigir o las imposiciones que te dicta la sociedad eclesiástica me hicieron reflexionar o es solo una excusa mía para saltarme esas reglas lo que hoy me hace pensar de una manera diferente.
Hoy oigo el padre nuestro y pienso que la gente nada más repite sin analizar lo que dice, hay un párrafo donde dice: perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Cuando decimos esto estamos conscientes de lo que estamos diciendo, es verdad que nosotros perdonamos a los que nos ofenden, nos atrevemos a pedir perdón a Dios y todavía mentirle, porque nosotros no perdonamos fácilmente, tenemos que reflexionar mucho y tener mucha fuerza de voluntad para olvidarnos de una ofensa.
De igual manera mi forma de ver el rosario a cambiado, lo veo como la pataleta de un niño, cuando desea algo y le dices que no y está insistiendo a ver si logra cansarte o aburrirte y cambias de opinión. Cuantas veces no hemos escuchado a un niño repetir: ora ma si, ora ma, ora ma…….., de igual manera veo el rosario eso de repetir 50 veces el Ave María para pedirle a la Virgen que interceda por nosotros delante de dios por lo que estamos pidiendo no le veo caso.
Pienso yo, que rezar es hablarle a Dios de la misma manera en la que te dirigirías a un amigo, y no necesitas una hora o un lugar especial para hacerlo, si en lo que creemos es que Dios nos escucha y nos ve donde estemos para que sentarnos como si estuviéramos enfrente del director del colegio para hablar con él, puedo estar lavando traste y hablando con él como si tuviera una amiga ahí al lado, ahí mismo puedo contarle todos mis problemas y pedirle aquello para lo que necesito ayuda, y mi fe me dice que si te escucha, cuando termino de lavar esos trastes y termino mi platica con Dios siento un descanso en mi mente y posiblemente ya hasta tenga la solución a aquello que traía en la cabeza y me preocupaba, porque tampoco podemos ser hipócritas cuando buscamos rezar o hablar con Dios la mayoría de las veces es porque tenemos un problema, cuando estamos bien y solo necesitamos conversar algo sin importancia o que no te supone un problema buscamos un amigo de carne y hueso y lo invitamos al café a dar una vuelta o simplemente a platicar en tu casa, pero cuando estamos que no encontramos la salida a alguna situación enseguida nos refugiamos en nuestra fe y buscamos a ese ser omnipotente que todo lo puede. A él no lo invitamos a ir
...