La Invencion del Peronismo
Enviado por Calelito1982 • 19 de Marzo de 2017 • Trabajo • 2.514 Palabras (11 Páginas) • 204 Visitas
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Universidad Autónoma de Entre Ríos
Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales
Profesorado y Licenciatura en Historia
TEORÍA POLÍTICA
Trabajo Final
Profesor:
Lic. Claudio Maidana.
Estudiantes:
Iván A. Medrano Tebes;
Ricardo Ariel Albornóz.
Fecha de entrega:
11/Nov/2016.
LA INVENCIÓN DEL PERONISMO.
Antes que nada debemos aclarar que el siguiente desarrollo se vertebrara según lo encontrado en el capitulo denominado “El enigma peronista” de Dario Macor y Cesar Tcach. Tal texto es el sugerido desde la bibliografía de la cátedra y se posiciona en la construcción realizada desde la académica, específicamente la Sociología y la Historiografía, en lo referente a la conformación y forjamiento del peronismo
Si bien la política argentina se jacta de su imposibilidad de ser clasificada, el peronismo fue un movimiento único, original, extraordinario. Su presunta singularidad se refleja en los orígenes. Este mito originario repite todos los elementos fundacionales de lo que algunos denominan el Populismo.
Aclaremos que el universo intelectual argentino distó(se aparto) de acompañar el mito fundacional: Borges y Sabato le dedicaban ensayos, reflexiones contrapuestas que daban cuenta de un debate latente que debían dejar crecer. Este debate se centraba desde el interrogante sobre que hacer con el peronismo, arengado por su irreductible capacidad electoral.
En el plano historiográfico, una vez derrocado el peronismo, surgió la controversia inmediata de cómo identificar este movimiento político/social/cultural. Se plantearon 2 grandes ejes: se identifico al peronismo como una versión argentina del fascismo y aquellos que suponían que la inmadurez de las clases sociales argentinas (burguesía y clase obrera) había hecho posible la irrupción de un tipo de bonapartismo anti-imperialista encabezado por J.D. Perón.
En el campo de las ciencias sociales, la preocupación era develar los significados del peronismo. Para G. Germani[1] el peronismo es un objeto de interés singular, no solo por el enigma político que contiene, sino porque es una puerta de entrada para el análisis científico de la sociedad argentina. Este puntapié de la sociología promueve un proceso expansivo de estudios e interpretaciones , que nos permite distinguir tres fases de estudios y encuadres: interpretaciones ORTODOXAS, que las podemos ubicar una vez derrocado el peronismo, es decir, desde 1955 y prima hasta 1970; interpretaciones HETERODOXAS desarrollada a partir de los 70 por varios autores, en la que se les puede leer su impronta marxista; y la tercera de las interpretaciones denominadas EXTRA-CÉNTRICAS, que a diferencia de las anteriores devenidas de la Sociología, éstas fueron construidas por una nueva generación de historiadores. Los cuales comenzaron a trabajar a partir de mediados de los 80 en la reconstrucción del peronismo a través de diferentes estudios e investigaciones realizados en las provincias argentinas.
INTERPRETACIONES ORTODOXAS
G. Germani en “política y sociedad en una época de transición” termina de madurar una interpretación sobre los orígenes del peronismo. En esta interpretación, 1930 se presenta como un verdadero punto de inflexión. Cerraba un periodo abierto de inmigración masiva e inauguraba otro caracterizado por las migraciones internas del campo a la ciudad, que se extendía hasta el ascenso del peronismo al poder. En 1930 el migrante interno se incorporaba a la ciudad sin integrarse social y políticamente (ajenidad a causa de pertenecer a otra Argentina, la rural y tradicional). Cabe destacar que 1930 es lo que muchos estudiosos denominan el cambio del modelo de acumulación: Del modelo agro-exportador al modelo de Industrialización por sustitución de Importaciones.
El peronismo era así, el producto de una etapa del desarrollo argentino, caracterizada por el tránsito de una sociedad tradicional a una sociedad moderna. En su análisis, Germani destacaba como actor social clave en esta etapa de transición a las migraciones recientes provenientes de las aéreas rurales que pasaban a engrosar las filas del nuevo proletariado industrial de Buenos Aires. Esta población se trataba de masas sin líderes políticos, sin organizaciones propias y sin valores consolidados. Germani retoma el concepto de “Anomia” para dar cuenta de la desorientación y falta de pertenencia generada por estos cambios rápidos, tanto en su dimensión temporal como espacial.
Estas masas provenientes del mundo rural, serán denominadas como “masas en estado de disponibilidad” permeables a la oferta de un líder carismático. Su predisposición cultural a los caudillos habría facilitado al entonces Coronel Perón el uso de una combinación cuyos principales ingredientes fueron las concesiones en ventajas materiales y de cierta participación política.
Este encuadre regulo el pensamiento de la época, tanto para Peronista como para antiperonistas. Lo que cambiaba era la valoración que se hacía de esta no integración política-social. Esas nuevas masas obreras serán el polo positivo de unos procesos de nacionalización del movimiento obrero que rechazaban tradiciones del liberalismo y la izquierda.
Torcuato Di Tella[2] analiza el fenómeno peronista situándolo dentro de lo que el denomina “Coaliciones populistas”. Éstas se caracterizan por un tipo de elite, un tipo de participación política y un tipo de liderazgo. Las coaliciones estarían configuradas por una elite anti statu quo proveniente de los sectores medios o altos, participación política marcada por un alto grado de movilización y un bajo nivel de organización autónoma, y por un liderazgo de tipo carismático.
Di tella al estudiar la configuración de las elites toma dos actores que desarrollaron coincidencias: los industriales y los militares. Por un lado la nueva burguesía beneficiada por el Modelo De Sustitución De Importaciones se sentía aterrorizada ante la desaparición de la protección generada por el fin de la segunda guerra mundial, la posible reapertura de importaciones arruinaría la industria nacional. Estas preocupaciones eran compartidas por las Fuerzas Armadas que asociaban la industrialización a la defensa y al desarrollo. Sobre la base de esta confluencia se habría constituido una elite, que le fue funcional y opero como sustituta de una burguesía industrial.
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