La Karma
Enviado por yogb • 24 de Junio de 2013 • Tutorial • 15.686 Palabras (63 Páginas) • 459 Visitas
KARMA
DE ANNIE BESANT
PROLOGO DEL TRADUCTOR
Expone la doctora Annie Besant en las siguientes páginas los principios fundamentales de la ley del karma, de acción y reacción, de causa y efecto, o de causalidad, como también se la denomina, en términos claros y de sen¬cilla comprensión, de suerte que lleguen sin mayor dificultad al entendimiento de quienes no están todavía familiarizados con las ense¬ñanzas teosóficas. Sin embargo, también serán provechosas estas instrucciones para los ya algo versados en Teosofía, pero que aún no comprenden acabadamente el capital principio del karma, que con su gemelo el de la reencarnación consti¬tuyen la piedra angular de la Teosofía. Aunque ni por su título ni por el tema de que trata sea nueva esta obra, lo es por el moderno carácter de su refundición, acomoda¬da a los progresos de la metodología teosófica desde que por vez primera se publicó. Del cuidadoso estudio del texto inferirá el lector que el vulgar aforismo: "cada cual es hijo de sus obras” requiere acertada rectifica¬ción, de acuerdo con la multimilenaria sabi¬duría hermética, diciendo que "cada cual es hijo de sus pensamientos" en consonancia con el antiquísimo aforismo de que "el hombre se ¬convierte en lo que piensa". Establece la autora muy claramente la dis¬tinción entre "imagen mental" y "forma de pensamiento" que algunas veces se confunden por error en un mismo concepto, cuando psico¬lógicamente consideradas, la imagen mental es la causa y la forma de pensamiento es el efecto, de manera que no puede haber forma de pensamiento sin imagen mental que la pro¬duzca, como no es posible una prueba fotográ¬fica sin el clisé que la origine. Uno de los puntos que mayormente inquie¬tan a los principiantes en el estudio de la Teosofía es el de los planos, mundos, niveles o es¬feras de la naturaleza, pues por insuficiencia del lenguaje humano hemos de recurrir a tér¬minos cuya consuetudinaria significación su¬gieren la idea de lugar o espacio circunscrita¬mente determinado. Sin embargo, el concepto de plano o mundo no denota un lugar como cuando hablamos del mundo físico cuya materia constituyente per¬ciben en sus estados sólido, líquido y gaseoso los normales sentidos que actualmente posee el hombre. Para comprender los conceptos de mundo astral y mental, que con el físico son los necesarios y suficientes para adquirir clara idea del karma, conviene tener en cuenta que esencialmente no hay más que una sola ma¬teria, y al hablar de materia física, astral y mental no damos a entender tres diferentes clases de materia, sino una misma materia en tres distintos grados de vibración. La vibración y no la esencia distingue las¬ materias física, astral y mental. Así el plano físico está constituido por materia en determinada escala de vibración; el plano astral está constituido por la misma materia del plano físico, pero en escala más aguda de vi¬bración; y análogamente el plano mental está constituido por la misma materia del físico y del astral, pero en todavía mucho más aguda escala de vibración. Por lo tanto, los planos de la naturaleza no están superpuestos como los pisos de un rascacielos sino que mutua¬mente se compenetran sin confundirse. La analogía es un procedimiento valiosísimo en todos los métodos de investigación, y así lo aconsejaba la inolvidable maestra Blavats¬ky. Procediendo por analogía, veremos que en un aposento puede haber las vibraciones acús¬ticas de una gramola, las caloríficas de una estufa, las lumínicas de una lámpara eléctrica, las magnéticas de un acero imanado y las de una sal de radio, y todas actuarán en el mismo espacio sin confundirse ni estorbarse. De la propia suerte, en la esfera de atracción de nuestro planeta existen de continuo vibra¬ciones físicas, astrales y mentales inconfundi¬blemente compenetradas y distintas por el gra¬do de vibración y perceptibles por el ego me¬diante el cuerpo o vehículo del mismo grado de vibración. Por consiguiente, una imagen mental vi¬brará según la tónica mental, pero podrá com¬penetrarse sin confundirse con vibraciones as¬trales para constituir la forma de pensamiento o forma astro-mental. Tampoco hay definidas líneas divisorias como murallas o vallas entre estas gradacio¬nes vibratorias, pues no hay en ellas solución de continuidad ni linde que notoriamente las separe, como no hay linde entre los siete colo¬res del espectro solar. Acaso estas ligeras insinuaciones estimulen al lector para proseguir el estudio de las ense¬ñanzas teosóficas que de día en año va corro¬borando la ciencia experimental.
FEDERICO CLIMENT TERRER
PREFACIO
Pocas palabras serán necesarias para la pre¬sentación de este libro. Es el cuarto de una serie de Manuales destinados a satisfacer la pública demanda de una sencilla exposición de las enseñanzas teosóficas. Se han quejado al¬gunos de que nuestra bibliografía es a la vez demasiado abstrusa, excesivamente técnica y muy costosa para el vulgar lector, y espera¬mos que la presente serie logre satisfacer tan positiva necesidad. La Teosofía no conviene tan sólo a los eru¬ditos. Conviene a todos. Acaso entre quienes en estos Manuales perciban los primeros vis¬lumbres de las enseñanzas teosóficas, haya al¬gunos que se vean impelidos a profundizar en su filosofía, su ciencia y su religión y arros¬tren sus abstrusos problemas con el celo del estudiante y el ardor del neófito. Mas estos Manuales no están escritos para el fervoroso estudiante que no retrocede ante las dificultades iniciales. Están escritos para las gentes atareadas en los negocios de la vida cotidiana, que anhelan conocer algunas de las capitales verdades que hacen la vida menos penosa de sobrellevar y la muerte más fácil de afrontar. Escritos por servidores de los Maestros, que son los Hermanos Mayores de nuestra raza, no tienen otro objeto que ayudar a nuestros prójimos.
CAPITULO 1
KARMA
Todo desarrollado pensamiento del hombre pasa al mundo interno, y asociado o mejor diríamos entrefundido con una medio inteli¬gente fuerza de los reinos elementales, se con-vierte en una entidad activa que como engen¬drada por la mente sobrevive durante un pe-ríodo proporcional a la intensidad del impulso que la generó. Así un buen pensamiento se mantiene como ¬una fuerza activa y benéfica, y uno malo como un maléfico demonio. ¬ De esta suerte el hombre está continua¬mente poblando su ambiente con un mundo de su creación, henchido de los brotes de sus caprichos, deseos, impulsos y pasiones, que reac-cionan sobre cualquier organismo sensitivo o nervioso puesto en contacto con ellos, en proporción de su dinámica intensidad. El budista llama a este fenómeno su escan¬da;
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