La Letra Escarlata

LA LETRA ESCARLATA

Esta historia comienza con la desafortunada descripción de una mujer con un bebé en brazos, la cual se encuentra siendo escoltada hacia el cadalso del pueblo (tablado en donde se encontraba la picota) para ser exhibida ante éste, debido a que cometió el delito de adulterio, y por lo cual dio vida a aquella niña. Esta mujer fue condenada a llevar sobre su pecho una letra A de color escarlata. Esta letra reflejaría en aquella mujer su desgracia por el resto de su vida.

Durante el tiempo que estuvo sobre este tablado se le exigía que mencionara el nombre del hombre junto con el cual había pecado; sin embargo Hester Prynne se negaba rotundamente a confesarlo.

El pueblo reunido en torno a Hester rumoreaba que el esposo de ésta la había mandado a la Nueva Inglaterra para fijar su residencia para que después él pudiera llegar, sin embargo, esto nunca sucedió y la mujer continúo su vida sola.

Al seguir pasando el tiempo sobre el cadalso, Hester a lo lejos vio a un hombre que jamás había visto y al momento de cruzar miradas con él, su malestar se incrementó y sintió desvanecerse en ese instante, pues se dio cuenta que este hombre era su marido. A la par de este suceso escucho una voz que la llamaba, esta voz era del reverendo Juan Wilson quien le rogaba a la mujer que confesará y al no obtener respuesta de ella, se ayudó del reverendo Dimmesdale, quien tampoco logró persuadir a Hester para nombrar a su compañero en el delito.

Al terminar su exhibición en público fue conducida nuevamente a su celda, en donde se encontraba en muy mal estado emocional, debido a las situaciones que la circundaban. Minutos después recibió una visita inesperada; esta visita era de su marido, que ahora había adquirido conocimientos médicos y haciendo uso de estos solicito entrevistarse con ella. Al encontrarse frente a frente y al intercambiar una serie de palabras, el médico le exige a Hester que guarde el secreto sobre que alguna vez él fue su marido, de igual forma como estaba guardando el nombre del padre de su hija.

Al cabo de un lapso que pasó Hester Prynne en prisión, fue puesta en libertad y fue condenada a vivir fuera de sociedad en una cabaña a orillas del mar junto con su preciada hija fruto del pecado. Desde este momento la mujer fue segregada por los integrantes del pueblo. Cada vez que salía a realizar compras era vista con asombro, y como era de esperarse las miradas se focalizaban hacia la ignominiosa letra escarlata que prendía de su pecho.

Hester Prynne vivo repudiada por la sociedad de la Nueva Inglaterra, sin embargo de su desdicha salió a relucir lo bueno que tenía para con los necesitados, pues hacia actos de caridad para con las personas más desdichadas que ella. Puesto que debía mantener a su pequeña hija, realizaba trabajos de bordados para las grandes figuras de la sociedad. Con este oficio le era posible brindarle a Perla su hija

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