La Liberación de la Ley
Enviado por mjsweety • 16 de Agosto de 2012 • Informe • 639 Palabras (3 Páginas) • 701 Visitas
La Liberación de la Ley
Que la ley constituye un peso para el hombre es un pensamiento espontáneo y común.
La ley actúa sobre cada uno de nosotros como un juez severo que nos recrimina
cuantas veces intentamos escapar de sus dictámenes. Con relación a las leyes civiles
hay pueblos que poseen el hábito de respetarlas. Nosotros poseemos el hábito
opuesto. Estamos tan acostumbrados a infringirlas que ya no las percibimos más que
como un obstáculo a superar. “Hecha la ley, hecha la trampa”, decimos irónicamente
para burlarnos de su debilidad. O bien, dejamos su cumplimiento para quienes por
carecer de recursos económicos no pueden librarse de ella: “La ley es para los de
ruana”. Esta actitud frente a la ley civil coincide con la actitud frente a la ley moral. Y
nuestra moralidad termina siendo dominada por el oportunismo, es decir, termina por
no ser moral, sino interés.
La culpa de esta situación la tenemos a veces nosotros mismos, por falta de
responsabilidad moral. Otras veces la tienen legisladores, que promulgan leyes
injustas, y por tanto inmorales. Y en muchos casos tienen la culpa los mismos
moralistas, o teóricos de la moral, al pretender el cumplimiento casi ciego de la ley
como si en ello residiese la clave de la perfección. No es un fenómeno raro que cuando
en algún momento de la vida, sobre todo en la juventud, nos sentimos atraídos por
algún ideal de perfección, sean las mismas leyes sociales y las normas disciplinarias de
las instituciones las que impidan la consagración práctica a dicho ideal. Sentimos
entonces la necesidad de liberarnos del peso de la ley y nos rebelamos contra todo lo
que suene a autoridad.
La ley, decíamos antes, tiene sentido en cuanto formulación de un deber general. Y el
deber es expresión de la tendencia hacia un valor a la perfección. ¿Qué sentido tiene
entonces hablar la liberación de la ley? Podemos decir que ninguno. Mientras la ley
mantenga su ser auténtico y cada uno de nosotros observe su conducta moral
responsable, la ley constituirá una garantía y un camino seguro de perfección: será
garantía de libertad y, por tanto, medio de liberación. De lo que sí debemos liberarnos
es de la ley que nos resulte opresora.
La ley natural, por esencia, tiene que ser liberadora. Está constituida por las tendencias
espontáneas que buscan el bien del hombre, su vida, mediante el desarrollo de todas
sus potencias. El desarrollo humano no puede estar en contradicción con la liberación
humana. La liberación es una dimensión del ser personal, que debe conjugarse con las
demás dimensiones. Una liberación absoluta, como si fuéramos ángeles, no tiene
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