La Literatura Fantástica Y La Lectura

La lectura y la literatura fantástica.

La Lectura

Una vez, el historiador y crítico social británico Thomas Carlyle (1795-1881) dijo que “todo cuanto la humanidad ha hecho, ha pensado, ha logrado o ha sido, per-dura mágicamente conservado en las páginas de los libros”.

Pensar la historia de la lectura implica hacerlo en función de los dife-rentes usos y apropiaciones que los textos han recibido a lo largo del tiempo

Existen evidencias escritas que permiten asegurar que los griegos practicaban la lectura silenciosa y que, en la época de la guerra del Pelopo-neso (431-404 a.C.), ya era familiar para los públicos de los poetas dramáti-cos.

Sin embargo, cabe destacar dos hechos significativos para el libro latino que estaba a punto de nacer: el surgimiento de una literatura latina basada sobre modelos griegos, y la llegada a Roma de bibliotecas completas griegas, provenientes de botines de guerra.

Hasta los siglos II y III d.C., “leer un libro” era “leer un rollo”. La práctica resultaba incómoda, por las proporciones y disposición del papiro y los atriles. Luego, los rollos de papiro fueron reemplazados por los códices, que eran más manejables, con las hojas unidas entre ellas como en los libros modernos.

Es a partir del siglo VI cuando se empieza a conceder más importan-cia a la práctica silenciosa, como una de las más importantes mutaciones de la cultura escrita, respondiendo a la necesidad de leer para uno mismo con el fin de no molestar a los demás, además de permitir una mayor comprensión del texto.

Junto con la invención del papel, la creación de la imprenta, alrededor del año 1440, representó una marca imborrable en la historia de la lectura, por ser el primer medio mecánico de reproducción de textos en serie, me-diante el empleo de tipos móviles. Este avance tecnológico simplificó la pro-ducción de libros, convirtiéndolos en objetos relativamente fáciles de confec-cionar y más accesibles a una parte considerable de la población.

No obstante, antes de la primera Revolución Industrial la gente alfabetizada representaba un pequeño porcentaje de la población, generalizándose recién después del siglo XVIII, cuando la Revolución la transformó en un instrumento de supervivencia.

En la actualidad, la mayor producción y circulación de libros se sitúa en los países más alfabetizados y los más poderosos económicamente, po-niendo en alarma al sector editorial, con una inminente crisis de la lectura.

Hoy en día, ésta ya no es el principal instrumento de culturización, sino que ha sido desbancada en la cultura de masas por la televisión e Inter-net. El libro cumple una función con un público que se alimenta de otras experiencias informativas y que ha adquirido otros medios de culturización, como los audiovisuales.

Lectura en Venezuela

En el país se leen cada vez más libros. En los últimos 10 años ha cre-cido el gusto por la lectura gracias a iniciativas tanto del ámbito público como del privado, coinciden representantes del sector. Aunque este auge se debe especialmente a la producción local.

El aumento del número de ferias tanto en Caracas como en el interior del país, apertura de librerías pertenecientes al Estado y a particulares, así como el incremento del tiraje de edición de autores nacionales (casos de hasta 25 mil ejemplares impresos) son señales evidentes del crecimiento del mercado que a su vez constituyen un estímulo para la lectura, analiza Iván Dieguez, presidente de la Cámara Venezolana del Libro (Cavelibro).

44% de los lectores venezolanos afirmó que "lee más que hace tres años", según el Estudio del comportamiento lector, acceso al libro y la lectura en Venezuela 2012, del Centro Nacional del Libro (Cenal), que se realizó el año pasado, con encuestas en hogares a 8.652 personas, en zonas urbanas y rurales bajo los criterios del Centro Regional para el Fomento del libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc).

La presidenta del Cenal, Christhian Valles, subraya también los avan-ces de la cantidad de lectores en el país. "82% de los venezolanos lee hoy algún tipo de publicación y 50% de la población lee específicamente libros. Se ha creado una infraestructura estatal que constantemente promociona la lectura", explica Valles, coordinadora también de la Feria Internacional del Libro (Filven), que cerró este año con una cifra de 175 mil asistentes. El año anterior tuvo 235 mil visitas; la merma de 26% tuvo que ver con el duelo que la redujo dos días.

Literatura fantástica

Lo fantástico, definido por varios críticos, es un género o manifesta-ción especial de la literatura que ha suscitado una gran cantidad de estudios y reflexiones. A través de importantes análisis, se ha logrado establecer la base de toda narración fantástica, los temas que trata y sus características. Desde su publicación en 1970, la Introducción a la literatura fantástica, de Tzvetan Todorov, ha servido como punto de partida para toda investigación sobre este género literario.

(Tzvetan Tódorov es un lingüista, filósofo, historiador, crítico y teórico litera-rio de expresión y nacionalidad francesa, nacido en Bulgaria en 1939.)

Los teóricos franceses Louis Vax y Roger Caillois se dedican a definir las causas de lo fantástico en el relato. Ambos concuerdan con el hecho de que la fantasía implica una transgresión del mundo real en el cual habita el personaje, un mundo real con el cual está familiarizado el lector. En su libro Arte y literatura fantásticas, Vax argumenta que “la narración fantástica [...] se deleita en presentarnos a hombres como nosotros situados súbitamente en presencia de lo inexplicable, pero dentro de nuestro mundo real”

He aquí lo que define al relato fantástico: sucede un acontecimiento en la historia que simplemente no se puede explicar con las leyes de la razón. Tanto Vax como Caillois se remiten únicamente al acontecimiento que desobedece las leyes que imperan en el mundo real. Caillois lo define como “un escándalo, una rajadura, una irrupción insólita, casi insoportable en el mundo real” (10). El evento que causa este escándalo es de carácter sobrenatural. Obviamente, la presencia de lo sobrenatural provocará una sensación específica en el personaje y en el lector, la cual constituye también una característica de lo fantástico.

No todo relato considerado por la crítica en general como fantástico contiene la vacilación que pide Todorov, a pesar de que usualmente no se tiene la seguridad de las causas del hecho acontecido. Es evidente que una sensación más afín al fenómeno fantástico es la sorpresa. Existe un acontecimiento o un elemento en el texto que “choca” al personaje

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