La Paradoja

La Paradoja.

A medida que nos adentramos al relato de “La Paradoja” del escritor James C. Hunter, desde sus personajes variados y su estilo de dialogo por parábolas, nos muestra claramente el proceso de aprendizaje para llegar a ser un verdadero líder de nuestras vidas. Dándole una perspectiva a este libro, se sencillo, pues este verbo es el resultado de un largo y angosto camino, pero no imposible. Que en otras palabras exige una preparación a todo nivel, extraída de nuestras propias experiencias cotidianas, inicialmente nos lleva a despojarnos de vicios humanos, elemento central que permite desaprender a aprehender, el libro lo llama voluntad, en segunda instancia, hace referencia al amor, amor en todo el contexto del a palabra, que agudiza los sentidos, para identificar las necesidades de los liderados para satisfacerlas. ¿ De qué manera se satisfacen estas necesidades?, con servicio y sacrificio, haciendo una mezcla de estas ultimas, logramos llegar a la autoridad, que es esa sutil esencia para lograr influenciar a quienes lideramos, para que hagan lo que realmente deseamos, esto no quiere decir, coaccionarlos, pero nos lleva a incrementar la capacidad de que hagan lo que deben y el modelo lo expone como poder, con esto podemos llegar a la cima y lograremos el liderazgo, perfectamente definido por el autor, como “ el arte de influir sobre la gente, para que trabaje con entusiasmo en la consecución de objetivos en pro del bien común”. Ahora bien, para comenzar la carrera, es necesario empezar a adoptar y desarrollar destrezas personales, que faciliten llegar a la meta. Así pues, somos tan orgullosos y engreídos, que creemos saberlo todo, tanto así, que si nos encontramos ocupando un cargo de nivel directivo, aseguramos conocer nuestro trabajo mejor que los dueños, vivimos cegados por esa máscaras, que de no ser así, se daría un paso al estrellato, por que seriamos el termómetro de nuestras compañías, pero de todo esto, se desprende otra parte muy interesante, en la que nos detendremos un poco más, conocerse una mismo, cuanto tiempo hace que nos conocemos, en algunos casos veinte o más años, pero, ¿Realmente nos hemos tomado algún espacio para hacernos un diagnóstico propio?, no creo, pero seria bien gracioso y oportuno sacar este espacio, creería que el miedo de descubrirlo nos detiene, pero si el deseo de ser buenos líderes, nos lo exige debemos hacerlo, es la única forma de identificar fortalezas, debilidades y carencias, hacer un plan de acción personal y empezar a buscar la perfección, de manera similar ocurre en los procesos organizacionales, empezamos con el diagnóstico del entorno, hacemos cruces matriciales, sacamos objetivos, estrategias, un plan de acción, unos cuantos ajustes allí y allá y comenzamos con el proceso de la transformación para la mejora continua. Así como abarcamos el entorno laboral y nuestra persona, con toda autoridad moral, debemos conocer y cuidar el equipo

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